He sido economista “malgré moi”. Siempre he pensado que la economía oficial, o académica, adolece de lagunas inquietantes que impiden llegar a conclusiones válidas. Creo que el origen del mal es el afán de hacer de ella un imposible: una ciencia exacta con metodología rigurosa de formulación matemática y contrastación empírica.
Eso le ha hecho partir del supuesto nefasto que las cosas no cuantificables, como la política, no entraban en el campo económico. El resultado ha sido la inanidad.
Como explica Acemoglu, el historiador y economista en su obra magna, “Why Nations Fail” (que cito a continuación), el economista no debe dejar de tener en cuenta cosas como la naturaleza humana y la política. Desgraciadamente la economía ha seguido el camino equivocado del rigor matemático, en contra de la humilde metodología de Adam Smith, que no se equivocó en su enfoque.
“Defenderemos la idea de que, para comprender la desigualdad del mundo, tenemos que entender por qué algunas sociedades están organizadas de una forma muy ineficiente y socialmente indeseable. Algunos países logran adoptar instituciones eficientes y alcanzan la prosperidad, pero, por desgracia, son un número reducido de casos.
La mayoría de los economistas y los encargados de formular políticas se han centrado en «hacerlo bien», mientras que lo que se necesita realmente es una explicación de por qué los países pobres «lo hicieron mal». En general, su situación no se debe a su ignorancia ni a su cultura. Como mostraremos, los países pobres lo son porque quienes tienen el poder toman decisiones que crean pobreza. No lo hacen bien, no porque se equivoquen o por su ignorancia, sino a propósito.
Para comprenderlo, tenemos que ir más allá de la economía y el asesoramiento experto sobre lo mejor que se puede hacer y, en su lugar, debemos estudiar cómo se toman realmente las decisiones, quién las toma y por qué estas personas deciden hacer lo que hacen. Éste es el estudio de la política y los procesos políticos.
Tradicionalmente, la economía ha ignorado la política, pero la comprensión de la política resulta esencial para explicar la desigualdad del mundo. Tal y como señaló el economista Abba Lerner en la década de 1970: «La economía ha ganado el título de reina de las ciencias sociales eligiendo como campo los problemas políticos resueltos». Defenderemos la idea de que lograr la prosperidad depende de la resolución de algunos problemas políticos básicos.
Y es precisamente porque la economía ha asumido que los problemas políticos están resueltos por lo que no ha sido capaz de aportar una explicación convincente a la desigualdad mundial. Para explicar la desigualdad mundial, todavía es necesario que la economía comprenda que los distintos tipos de Estados y acuerdos sociales afectan a los incentivos y a los comportamientos económicos. Pero también es necesaria la [comprensión de] la política.”
6 comentarios:
No me resisto a compartir este artículo. Es de lo mejor que he leído en toda mi vida. Una dolorosa delicia.
https://theobjective.com/elsubjetivo/el-peor-viaje-de-mi-vida/2024-08-17/el-peor-viaje-de-mi-vida-4/
Muchas gracias. ¿Es Ud acaso economista?
Para nada.
Claro que tiene razón: la situación es cada vez más irreversible: esta frase es la verdad desnuda:
“ No hay salida posible a semejante catástrofe que no sea traumática porque cuarenta y cuatro años de Autonomías han creado una clase política cuyo modus vivendi está indisociablemente ligado a un modelo territorial disfuncional, divisivo, financieramente insostenible e ineficiente y una sociedad infectada con el virus identitario hasta el punto de que asistimos a espectáculos tan grotescos como la existencia de corrientes de opinión crecientemente agresivas que demandan una comunidad leonesa diferenciada o la resurrección del bable como lengua oficial en Asturias.”
De momento, parece que sólo Ayuso es consciente de ese peligro. Los demás van a salvar su carguito aunque sea fundando un paisito donde se habla una lengua que nadie conoce. Terrible
Terrible además de imposible. Lo lógico es que ante tal suma debilidad, alguien sacaría provecho, por ejemplo dos o tres potencias repartiéndose el solar.
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