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DECADENCIA DE OCCIDENTE

sábado, 7 de junio de 2025

La peseta y la guerra civil. La Ley de estabilización, piedra angular (actualizado)

Le he pedido a chatGPT el gráfico siguiente: la peseta entre 1923-31 (dictadura Primo de Ribera). La peseta entre 1931-36, proclamación de la “gloriosa” Republica Guerra civil.

1939-75, dictadura de Franco.

(Una cosa: los datos originales está en £ por peseta, luego cuanto más sube el valor, más cae la peseta. Para facilitar la lectura, pongo un gráfico a la inversa, £/peseta)



En esos sesenta y pico años, la peseta se mueve en constante depreciación, con más o menos intensidad. El periodo más grave de caída es de 1928-1939, una caída de un 300%, en el que se suceden: el fin de la dictadura Primo de Rivera, principio de la II República, Guerra civil. Una devaluación que indica la gravedad que afectaba a España.

Sin embargo, el fin de esa época tan nefasta no da fin a los dislates económicos. El primer franquismo, gobernado por una idea fascista como es la autarquía, supone un retraso de 20 años (1929-59) de estancamiento por la falta de materias primas, prohibida su importación. 

Del 1959 hacia adelante se normalizan las cosas por el Plan de Estabilización, que devalúa la peseta de 40 pts/£ a 60 pts/libra. España se integraba a la economía occidental, hecho crucial en la historia de España por el que, por fin, España deja de vivir de glorias imperiales, se pone a trabajar y se convierte en una economía eficaz. Desde ese momento, España empezó a crecer más que el resto de economías occidentales (7,5% anual), lo que la colocó en 1975, a la muerte de Franco, en un nivel de renta Per capita igual al 80% de los 6 países fundadores de la UE. Un salto abismal que debería ser enseñado en la escuela y ser declarado día de la fiesta civil nacional. ¿No celebra Inglaterra su “Revolución gloriosa”, que se hizo pacíficamente con un simple caso de dinastía en 1689? . Difícil parece, ¿verdad? Pues deberíamos cerrar el oprobio al franquismo, porque en él se lograron grandes pasos irrevocables. Nuestra idea de España es falsa y debeladora. Así jamás conseguiremos hacer un país si cada vez que llega la democracia empezamos a derribar hitos del pasado en pos de la Paz y la libertad. Ningún político puede jactarse de sus logros económicos sin recordar el gran avance de la “Ley de Estabilización”, un gran salto en la integración de España en la economía internacional. Es más, me temo, ay, que ahora vamos al revés.

La divisa de un país depende de una triada de valores cotizados en los mercados para los que quieran comprar pesetas o venderlas. Todos esos valores dan forma a las expectativas de los que compran y venden, que son las que deciden la demanda y la oferta.

Es verdad que todos los demás mercados influyen en el de una divisa, pues la caída del precio de un bien o servicio puede cambiar las expectativas en el mercado de divisas. Si hay expectativas de disturbios, desorden y posible guerra, casi todas las posiciones serán en contra de la peseta.

En el gráfico es evidente que a largo plazo la peseta ha sido un valor en venta. Esto quiere decir que, generalmente, España no ha sido muy valorada por los inversores extranjeros como zona de inversión segura. 

Hoy han cambiado mucho las cosas. Hay miles de veces más de capitales que entran a protegerse de cualquier perjuicio, cubriéndose de riesgo el el mercado de derivados, que son muchos más voluminosos que los perlados a contado. En realidad hoy nadie opera al contado, “en seco”. Los derivados facilitan hacer una contrapartida en derivados que cubre de imprevistos, por lo que se puede decir que se asumen riesgos a corto plazo, el largo plazo es fácilmente reversible.

Sin embargo, si la caída a plomo de la peseta en 1931-39 fue le resultado de una tragedia imposible de valorar como riesgo, hay que decir que las sucesivas devaluaciones habidas desde el 1959 fueron “detonaciones controladas” por el gobierno y sus aliados, a través del Fondo Monetario Internacional, organismo creado en la postguerra para que los países pudieran reajustarse sin perder la confianza de los mercados. 

(Se suele criticar el FMI por multitud de razones, pero la verdad, desde su creación hasta su su suspensión en 1972, se vivió una época estable sin crisis financiera generalizada, como pasó después.)

Las devaluaciones de la peseta en ese periodo fueron negociadas en el marco de ayudas del FMI, en que participaban los demás miembros que tenían un saldo positivo de liquidez. El país con problemas de Balanza de Pagos le era permitido devaluar a cambio de un compromiso de enfriar su economía, y se le prestaba a un tipo interés ventajoso una cantidad suficiente para que el tránsito a la normalidad fuera suave. La devaluación, el préstamo y el ajuste interno se calculaban coordinadamente. 

Se puede decir que no hubo crisis financieras porque había control de capitales, coordinación del FMI y voluntad de cooperar. Una vez destruido en sistema en 1972, el vacío de voluntad de evitar crisis gravosas procuró precisamente eso, crisis gravosas, mucho más fuertes porque el volumen de capitales era mucho mayor. También jugó un papel el deseo de muchos de destronar a EEUU de su trono del dólar… lo que no se ha conseguido hasta ahora.

He desarrollado este tema por una cuestión: la Economía pretende analizar la economía real de una unidad social sin consideración alguna al “contexto político”. Esto es una falacia, porque la política siempre incide en la economía para bien o para mal. Los agentes económicos no son estrechos palos de escoba con un raciocinio perfecto que les lleva a elegir la mejor opción con la información disponible. Y la información política verdadera es difícil de obtener. De ellos se espera no sólo buenas decisiones en el presente, sino expectativas de futuro consistentes; y si hay error, se espera que rectifique y que la buena senda se retome en seguida, de tal manera que es como se hubieran cometido errores importantes. Esto es especialmente importante para los agentes inversores, que se supone que hacen previsiones cuasi perfectas a futuro.

Keynes no creía esto. Creía que los inversores, sobre todo a largo plazo, estaban inmersos en una nube de incertidumbre que no les dejaba prever con alguna certeza. La incertidumbre extrema desataba el deseo de todos de recuperar liquidez, y eso afectaba a cómo veían sus carteras los inversores, repentinamente líquidas, con gran peso de activos en venta frenética por todos, una venta un posible aunque llegaras a un precio cero. La única manera de frenar la sangría sería que el banco central llevara al mercado la liquidez deseada, pues ni hay otra fuente. Hay una demanda infinita frente una oferta cero o negativa.

En resolución, muerte efectiva de la economía clásica que digne el equilibrio entre ahorro e inversión suficiente obrar llegar al pleno empleo. Muerte efectiva de los clásicos que decían que los mercados se mueven con fluidez y rápidamente cierran los eventuales desfases entre oferta y demanda. Sin embargo, la Economía clásica, luego de expectativas racionales y de equilibrio general, sigue su camino hacia la destrucción de la economía académica.

Lo cierto es que, como dice El premio Nobel Daren Acemoglu, debemos partir de que el punto inicial de una buena economía es un sistema político que busque favorecer el progreso. Es un novedoso punto de vista, en una ciencia que siempre ha buscado el prestigio de la metodología científica, cosa que nunca le ha llevado a resultados espectaculares precisamente. Si ponemos el pie en Acemoglu, junto a una buena base de datos estadísticos, seguramente nuestros modelos serán más feos pero más fructíferos.

Es verdad que todos los cambios positivos de la historia han sido gracias a la alianza de los inversores deseando explotar las nuevas tecnologías con un poder político que no tiene prejuicios idelógicos o religiosos contra el crecimiento del bienestar. Como se ve en la Revolución Gloriosa inglesa, de 1689, cuando se sustituyó al rey legítimo Eduardo III por el príncipe de la casa de Orange, Emparentado con la dinastía inglesa, que era protestante y creía en el libre comercio. Un simple cambio de testa coronada, llamada “Gloriosa” porque fue totalmente pacífica, dio el pistoletazo de salida a La Revolución Industrial.

Véase, a sensu contrario, la pobre imagen que ofrece la economía española, sobre todo a futuro.

4 comentarios:

  1. Hasta ahora. Ya veremos si los EEUU no se destronan ahora ellos solitos...

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  2. Sí, parece mentira. Hay un momento en que todo va a peor, y creo que lo hemos sobrepasado con creces.

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  3. Realmente lo del Trump y su desgobierno yo no lo vi venir. Ni nadie, creo.

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  4. Ni yo. Y mi única ilusión era la paz

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