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DECADENCIA DE OCCIDENTE

martes, 8 de enero de 2013

Señoreaje no es inflación

Señoreare (renta de) es la renta neta que gana el gobierno por el monopolio emitir dinero. Muchos creen que es fruto de la inflación, pero no es así. El señoreaje, como explica aquí un experto:
Seigniorage is the difference between the face value of a coin and its cost of production. Say a quarter costs 11 cents to produce; banks pay 25 cents for the coin and the government books 14 cents in seignorage.
No es fruto de la inflación, sino de la diferencia entre el valor facial de una moneda y su coste de fabricación. Ahora no hay monedas, sino billetes, principalmente. El Banco Central emite billetes a un tipo de interés. Lo recompra a otro tipo de interés. La diferencia entre uno y otro es el señoreaje, o renta del gobierno por el monopolio de emisión. Esa renta se concreta en lo beneficios del banco central, del que es propietario el Gobierno.
Sin embargo, los austéricos (al menos uno que yo conozco) creen que el señoreaje es la renta que obtiene el gobierno por engañar a la gente con los precios. El gobierno anuncia que emitirá X cantidad de dinero, pero emite el doble, 2X. Eso producirá inflación, lo que disminuye el valor real del dinero emitido. El gobierno ha emitido dinero que se deprecia. Entre el momento inicial y final ha ganado en términos reales, pues sus deudas se han reducido a la mitad. La gente ha pedido la mitad del poder adquisitivo, que es lo que ha transferido al gobierno sin enterarse.
Eso es latrocinio, pero no señoreaje. Es decir, no hay falta inflación para que haya renta de señoreaje. Cuando se habla de que la inflación es un impuesto, no se refiere al señoreaje.
Antes, cuando los bancos centrales gestionaban el oro y el dinero estaba ligado a la cantidad de oro poseída, el gobierno exigía al Banco Central que maximizara los beneficios: su señoreaje. El Banco se movía entre dos mandatos; maximizar beneficios (prestar caro y tomar a préstamo barato) y mantener las reservas de oro. Prestaba a los bancos en la ventanilla de descuento y tomaba prestado en los depósitos de los bancos en el Banco Central. El gobierno era accionista habiendo aportado y dejado en depósito el oro propiedad suya, aunque los bancos podían tener reservas de oro.
Mientras las cosas iban bien, el Banco obtenía ganancias (señoreaje) tomando depósitos de los bancos al 3% y prestando a descuento efectos a 6%. No había incompatibilidad de objetivos múltiples.
Pero si las cosas no iban bien, los bancos se encontraban con que los objetivos del gobierno eran opuestos a los generales de la economía. Si se producía una mala cosecha, y aumentaban las importaciones de trigo, el descuadre de la balanza comercial generaba salidas de oro el país, que era la moneda internacional. Si eso azuzaba la desconfianza, esas salidas de oro se aceleraban. Para frenarlas, el Banco tendría que subir los tipos de interés del descuento, pero eso podría producir una crisis de liquidez de la banca, que lo que exigiría sería bajar los tipos de interés para que la banca no suspendiera pagos. Esto no era del gusto del gobierno, pues bajar los tipos aceleraba la salida de oro.
En esos momentos el Banco (y el gobierno) tendría que haber renunciado a uno de sus objetivos incompatibles.
A la viceversa: si una mala cosecha de otro país aumentara las exportaciones de trigo y la entrada de oro... Si el Banco siguiera sus intereses, la entrada de oro se traduciría en inflación, pues el Banco emitiría más moneda para ganar su señoreaje. Sin embargo, esto sería incompatible con la estabilidad de precios, algo que afectaba al poder adquisitivo de la gente, lo que podría traer revueltas y violencia social. De nuevo incompatibilidad de objetivos.
Además, el sistema del patrón-oro exigía que se dejara libre curso a los movimientos de oro y precios. Las reglas decían que los precios debería bajar en el país que pierde oro, y subir en el país que gana oro, para nivelar la competitividad y reequilibrar la Balanza de Pagos.
Pero nunca se dejaba llegar esos extremos. Ni el patrón oro era un mecanismo suave y eficiente, ni los Bancos Centrales deseaban correr el riesgo de dejarlo llegar hasta el final. En realidad, los bancos centrales de Inglaterra, Alemania, Francia y EEUU se ayudaban mutuamente cuando uno de ellos pasaba por dificultades graves. El mecanismo de ajuste "Prices-specie flow mechanism" (Hume), por el que los movimientos de oro y de precios devolvían al equilibrio la balanza de pagos, nunca funcionó del todo bien. Y cuando lo hizo, como describe Hume en sus ensayos, no era raro que un país se quedará sin oro, lo que suponía la imposibilidad se importar, la deflación y la ruina.

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