"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 5 de junio de 2013

Clasificando tendencias. La paradoja del ahorro

En Social Democracy for 21 Century, el autor expone una clasificación muy acertada y práctica de las escuelas de economía en relación a su mayor o menor grado de adhesión al liberalismo. Es una buena síntesis de síntesis histórica, un breve who is who de andar por casa.

Empieza poniendo a la cabeza el liberalismo de Rothbard, o Rothbariano, que a mí particularmente me parece una invitación siniestra al fascismo, aunque de ello no son conscientes sus seguidores. En efecto, no es que sean fascistas, es que sus propuestas de cero autoridad estatal lleva directamente a un estado fascista. Es un craso error fáctico respeto a la historia.

En todo caso, el autor dice que en realidad no es una teoría taaan liberal, desde el momento que propone suprimir la reserva fragmentaria sobre los depósitos bancarios. Y eso es un contradios, porque conculca toda la defensa a ultranza que los liberales conceden a la libertad de contratación y de propiedad privada.

Los demás escuelas liberales, como hayekiana and so on, han demostrado su fracaso en la crisis, pues ésta ha demostrado que la causa principal fue la desregulación financiera comenzada en los ochenta y en su apogeo depurante la burbuja inmobiliaria. En general, en la tendencia dominante desde los setenta, el imperio de los Nuevos Clasicos, se han ido perdiendo retales de keynesianismo que la crisis ha venido a resucitar. La crisis ha demostrado que el núcleo de Keynes, que el ahorro no se equilibra con la inversión necesariamente en pleno empleo, y que por lo menos hay periodos en que el aumento masivo del ahorro ha traído contracción del PIB y del empleo.

La Zona Euro ha sido, desgraciadamente, el laboratorio en que se ha contrastado eso. Ya no se puede reír uno de la paradoja el ahorro como de un chiste viejo y resabido. En la zona euro estalló la crisis y aumentó masivamente el ahorro privado para hacer frente a las deudas acumuladas. Pero ese ahorro no fue -naturalmente que no-, a financiar inversión. Así que la demanda cayó estrepitosamente y el paro aumentó no menos estrepitosamente. Como las autoridades europeas se empeñaron en incentivar ese ahorro, el estancamiento o la recesión incesante se adueñaron de todos menos de un país. Por lo tanto, hay circunstancias en que Keynes tenía razón. Circunstancias para los que diseñó su modelo, como fue la Gran Depresión.

Y ahora se entiende su propuesta de una política fiscal expansiva cuando la desconfianza de los inversores lleva el tipo de interés de equilibrio por debajo de cero. Es decir, cuando el multiplicador del gasto es muy alto. No quiere decir esto que mecánicamente haya que aumentar el gasto, sino dejar jugar plenamente los estabilizadores automáticos y taponar las fugas bancarias, cosa que se puede hacer porque el tipo de interés de los bonos esta muy bajo, lo que permite endeudarse a bajo precio... Menos en los países del euro. El futuro escribirá la historia del euro que, a lo mejor, al cabo de los años resulta ser un éxito. Como decía Nietzsche, "todo lo que perdura, poco a poco se va cargando de razón".

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