Zabalita se hace una pregunta de gran calado, de talla histórica: lo que le inquieta es cómo la caída de su País ha afectado a su vida, la de lo suyos, los peruanos en general. Perú se ha desviado de una trayectoria, y nada de lo que hacen los responsables parece servir más que para acentuar la caída. Estos malvados, como el ministro Cayo Bermúdez, son malos y corruptos, claro, pero no son los culpables de la deriva: hay como un designio fatal de otros poderes inhumanos que es el que ha puesto a Cayo Bermúdez en el poder. Éste no es más que un títere manejado por el destino.
¿Tienen los paises su destino, una vida propia inasequible a los planes de los hombres? Enric González tiene una brillante columna sobre la deriva de España de su esplendoroso futuro que le esperaba cuando instituyó la democracia y se enroló en la Comunidad Europea. Enric sugiere que España lleva una historia de desencuentros con la modernidad y con la historia de los países de enrededor.
Haré un inciso: diría que no sólo los Carlistas jodieron a España. La invasión napoleonica fue arrasadora (también para Napoleón). Lo que vino después es una consecuencia de ese hecho. Es cierto, España no supo mantener el desafío de la modernidad. Se perdió en guerras internas - en las que incluyo (olvido imperdonable de"Han oído hablar, seguramente, de esa gente que jamás pierde la oportunidad de perder una oportunidad. La frase suele aplicarse a los palestinos, pero sirve también para muchas otras sociedades. La española, por ejemplo. España ha vivido más de dos siglos perdiendo, una y otra vez, el tren de la Historia. Estaba ocupada en cosas de curas, carlistas y tronos mientras otros, durante el siglo XIX, se afanaban en construir sus naciones. Estaba reventándose con su propia guerra mientras las otras naciones europeas preparaban la guerra mundial, segunda parte. Se envileció, luego, con una dictadura autárquica mientras la Europa occidental se beneficiaba del Plan Marshall y daba los primeros pasos hacia la unión.La cosa de las oportunidades perdidas y los trenes que pasaban de largo pareció acabarse con las elecciones de 1977, la Constitución de 1978 y, sobre todo, el ingreso, en 1985, en la Comunidad Europea. Sin embargo, la estabilidad política y el dinero que llovía desde Bruselas no se aprovecharon bien. España se hizo más rica, no más inteligente. Decayeron la educación, la cohesión, la industria, las instituciones, la moral pública y hasta el sentido común. Un día nos despertamos y descubrimos que estaba todo podrido, que debíamos hasta la camisa y que necesitábamos reformar el país de arriba abajo. En esas seguimos."
No son más que algunas acotaciones a
¿No es el pueblo en gran parte responsable del caos catalán? ¿O es la ley electoral, que no permite reunir mayorías efectivas? Pero, ¿no ha influido también la estulticia patente de nuestros políticos? ¿O eso no es más que un reflejo de la falta de preparación del pueblo para defender la democracia?
Balzac decía: "Il faut avoir fouillé toute la vie sociale pour être un vrai romancier, vu que le roman est l’histoire privée des nations (BALZAC, Petites misères de la vie conjugale. No es casual que encabece la novela de Vargas Llosa, como si quisiera declarar sus intenciones). Unamuno, por su parte, decía que los verdaderamente importante es la intra-historia, la historia privada de los pueblos. A juzgar por la historia de lao países, no se puede eludir que hay un fondo de verdad en eso, aunque no pase de ser conjetural, no contrastable.
La tragedia de los exiliados sirios debería hacernos reflexionar sobre las consecuencias de un estado fallido, porque España podría llegar a serlo. Debería incitarnos a temer ciertas propuestas utópicas, alocadas. Pero, de ahí la inquietud por la historia de España: cuando se desvía, se ha empecinado en ir hasta el fondo, cada vez más esquinada de Europa.
Creo que España empezará a mejorar cuando los españoles empiecen a tener mejor opinión de su país, de su historia y por tanto de sí mismos. En el resto de países europeos también han pasado cosas muy malas, y no por ello sus habitantes se auto-desprecian.
ResponderEliminarPor ejemplo en los cincuenta y sesenta España se desarrolló a gran velocidad, y el mérito fue de los propios españoles.
Un saludo
Sayo he sido partidario de esa visión. Es la visión que llamaría de Julián Marías en su libro "España en su historia". En ciertas cosas tiene razón. Pero España ha teñido peculiaridade sobre. Otros países. Yo no digo que no sea normal; es más, es uno de los mejores países del mundo para vivir.
ResponderEliminarPero el mismo escepticismo o incluso odio de los españoles contra sí mismos, no es un signo de particularidad? Es lo que más deploró, y lo achacó a la iquierdq de que nos hemos dotado, muy anti española.
Hay cosas que no son normales: los carlistas. La Iglesia española. Los curas etarras. El vacuo pero peligroso nacionalismo catalán. El no menos vacuo vasco. Yo soy medio francés. Conozco mucho la viga íntima de los franceses. No tiene nada que ver. Por ejemplo, el vatioicismo francés con el español. El español es un catolicismo superficial y de festival. El francés es serio, devoto, el que va a misa va a misa, no va a cumplir con la mujer para ir luego a las cañas. Nocturno, vaya a una misa el domingo en París, la ciudad más atea del mundo, y vera que no, que la más atea es Madrid.