Supongo que no se traducirá del francés porque no es políticamente correcta. Va contra la tesis o gubernamental de que los ialmistas son una pequeña minoría dentro del mundo musulmán.
Bien dicen, Rèmi, ¡afortunadamente! pero eso no quita que es una anacronía, una religión que intenta insertar como ley humana un libro "escrito por Dios" hace unos miles de años. Unos 1300 años, aproximadamente. El islam es, viene a decir, Brague, el caldo de cultivo necesario, aunque no suficiente, para fabricar débiles mentales que se convierten en terroristas.
La segunda parte está escrita después de la conquista de Medina. Mahoma ya tiene un ejército, y su mensaje es belicoso, un mensaje de pasar por las armas a todos los que se oponen a él. Su moral es la de la guerra: es lícito engañar, mentir, incluso hacerse pasar por hereje, bebiendo y simulando, si en tu corazón sigues siendo fiel, con tal de que actuando así estás confundiendo al enemigo.
Leer el Coran para un profano es confuso porque se encuentran sentencias melifluas después de otras complementamente belicosas y despiadadas. El problema es que desde la ortodoxia se considera a estas últimas las definitivas que anulan todas las demás, pero como están en el Libro la gente sigue leyendo el batiburrillo.
No es una religión como las demás, sobre todo el cristianismo, que se hace mucho se desligó de la legislación civil. No hay que confundir que exprese su opinión sobre una ley en relación a sus feligreses, pero no puede imponer esa opinión. Podía en la Edad Media, pero ya no. El Coran es al Evangelio, como dice Brague, como "mi rostro visto en el espejo. Es la representación más fiel, pero está todo de revés".
El islamismo es teísmo, es un intento exitoso de dictar la ley civil directamente de un libro escrito "por Alla" hace mil y pico años. La civilización, nuestra civilización, es evolución y adaptación, pese a que parte de unos principios que están entroncados con el evangelio. La Carta de loos derechas del Hombre de la ONU, de 1937, tienen resonancias evangélicas, como no podía se ese otro modo, pues viene de de la Declaración de Los Derechos del Hombre de EEUU, hasta entonces el país más religioso de la historia.
Dice Brague: quizás la única ventaja de esta historia es que gracias a la agresión del Islam aprendamos a conocer nuestra propia historia y lo que le debemos al cristianismo.
Atentos, progres de España: eso va por vosotros.
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