Zaparero ha venido de Doñana en chancletas, y se ha ido por la puerta de atrás tirando la corbata, como alma que lleva al diablo. Ha chapurreado vergonzosamente unas medidas -24- que son como quitarle el cola-cao a los niños para dárselos a los promotores inmobiliarios. Es una pena que no se aproveche la ocasión para laminar este país de ese sector "empresarial" que es la vergüenza de España (una más).
Si el PIB apena crece, o decrece, si todo se hunde, si el paro aumenta, no es porque no haya oferta y el estado deba ponerse a producir, sino porque no hay dinero. Que no hay dinero quere decir que no entra un duro en España, salvo lo que a bien tiene concedernos el BCE a la banca. Pero eso es insuficiente, pues los bancos, como expliqué en el último artículo, están secos: los depósitos decrecen, lo que quiere decir que la gente los retira. Lo hace, o porque necesita el dinero para sus gastos, y/o porque no se fía del estado de solvencia de sus bancos.
A todo esto, España necesita mantener el servicio de la deuda exterior, la más alta de su historia, pues la locura de los pisos se ha financiado con dinero del exterior.
Un país soberano podría pedir ayuda del tipo que concede el FMI, para así ganar tiempo devaluando su divisa y alargando los plazos de devolución de la deuda. La primera medida, devaluar, le vendría muy bien para abaratar los pisos que los dueños y las inmobiliarias no quieren hacer por sí mismos. Eso permitiría reiniciar antes los flujos de capital del exterior, atraídos por unos precios de los bienes de capital abaratados de golpe un 30%-40%. Además, esto supondría un impulso a las exportaciones y un freno a las importaciones.
Pero España no puede. No puede devaluar, lo que alargará el pago de la deuda exterior, y no tiene a quien acudir a pedir ayuda, Pues es un país acreedor tradicional del FMI. Es decir, es un país que tradicionalmente ayuda a los demás.
Zapatero se ha ido corriendo a Doñana a compartir con los patitos -y espero que con los mosquitos- lo que sea que se le esté pasando por la cabeza. Yo creo que está empezando a barruntar que él no está hecho para gobernar con firmeza en tiempos duros, en que los compinches quieren cada uno robarte a ti y a los demás.
De todas maneras no es el único culpable, pues hay que ver y oír las gilipolleces que han dicho también los economistas (¿?) de la oposición, que hace un año pedían a gritos subir los tipos de interés. Bueno, ya les han hecho caso, Trichet los ha subido. ¿Y ahora qué?
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