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DECADENCIA DE OCCIDENTE

domingo, 3 de agosto de 2008

Ruano, o Pla, o Gide, u otro. El caso es...

Decir cosas cotidianas, con gracia y como el que no quiere tenerla, es lo que hace González Ruano en sus "Diarios íntimos". Eso es lo normal; luego, como el que tampoco quiere hacerlo adrede, se le escapa una obsevación realmente notable, de vez en cuando, como de pasada, y dicha sin pedantería. Tiene el mérito que cada uno le dé. Yo, simplemente, el de disfrutar varias horas leyéndolo, evadido de la dura realidad, en una tarde de Domingo en la que cae fuego del cielo. Es verano, 3 de agosto, y hace el calor de esta época del año...
Hay trozos del diario realmente divertidos; no sé si es casual, o por lo que está cayendo, pero el diario del verano del 52 en Sigüenza es uno de ellos. ¿Por qué se va a tan decadente ciudad, y no a Cuenca, donde tiene más amigos? (esto, no por no preguntar lo obvio: por qué veranear en una ciudad de la provincia interior, dónde ni siquiera hacía fresco?
En todo caso, es un rasgo ingenuo de la época, que queda así retratada: entonces uno huía donde podía: a Alicante, a Benidorm -entonces empezaba su primer boom-, a Segovia, Sigüenza (entonces, se tardaban como 3-4 horas en llegar desde Madrid. Cancún, menos aún Indonesia, estaban en el mapa)... Era un rasgo de candor que hace más simpáticos a los personajes que circulan por el diario. Aparte de que tiene gracia sumergirnos en un antaño no muy lejano.
Creo que Ruano era, o había sido, un Calavera de cuidado, con una leyenda negra, ya cerrada, según él nos quiere hacer creer en su -intencionadamente- cotidiano y gris diario: ¿Mentira? En todo caso, mentira literaria, pero creíble y amena, tal como la escribe, lo cual cae sin duda entre sus méritos. Ahí es nada, hacer ameno, incluso interesante, rozando lo apasionante, su aburrimiento estival en Sigüenza. Dice, como calavera que fue, que ya no siente estímulos para escribir, que está físicamente acabado, que vive gracias a miles de inyecciones que su cuerpo huesudo recibe mortificadamente cada día... Seguro que es verdad; entonces, por cualquier tontería, te ponían inyecciones hasta en el DNI. Recuerdo que en mi casa, entonces yo un crío,uno de los habituales era el "practicante" Emilio, representante muy digno -incluso por su dipsomanía, llevada con gran dignidad, sin apenas notarse- de esas profesiones que la suave brisa del progreso se llevó, sin apenas sentirlo.
Me apasiona ese tipo de escritura, lo reconozco. Es un género difícil, pero que cuando está cuajado, releo, y releeré, con fruición. Me he topado con los diarios de muchos autores, pues me dejo embestir -o: me dejo retirar de la vida al sillón-, sin problemas, eso sí, por quien sabe hacerlo con maestría (no creo en la casualidad; seguro que el maestro sabe cuándo le ha salido una gran faena, y, si es sensato, se lo agradece a las musas del más allá).
Recuerdo, como momento feliz, haber comprado los diarios de Gide (cuidado que no me cae mal, el personaje), en lo libreros del Sena, y haber pasado un par de horas descubriéndolos en un bar, como puesto ahí aposta, justo cuando empezaba a diluviar. Será que uno se conforma con poco.
Eso también lo aprendí de esos grandes, o no grandes, escritores: que la vida, si no hay otra cosa, se rellena con pequeños placeres; o eso creo. Pero si no, lo enseña la vida, pasando rauda, o pasando lenta, que es cuando hay que recurrir a algo así como un Ruano. O lo que uno tenga más a mano. Quizás, Estos inmortales, en sus tumbas, podrían molestarse por ser usados como una aspirina. No creo; seguro que en esas tumbas han tenido tiempo de aprender que es mejor ser útil que famoso.

5 comentarios:

  1. Muy bonita tu entrada de hoy, Luis.
    ¿Sabes lo casi "único" que yo he leído de González Ruano? Pues su columnita diaria en ABC, allá por cuando yo tendría unos catorce-dieciocho años.
    Desde mi situación de aquellos años, vividos en un muy humilde barrio de una humilde ciudad provinciana, yo también conseguía sentir cada día que aquellas breves líneas me comunicaban con un mundo de alta calidad espiritual, y me confortaban frente a tantas insatisfacciones como sentía mi adolescencia.

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  2. Gracias, aboibo. Cada uno se defiende del calor como puede. Precisamente estoy busscando reediciones de sus artículos y libros, pewro es difícil.

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  3. aquí a 42 en el curro, puagh

    Perilo

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  4. Sí? Pues verás cuando nos quiten el Fresh air, esos jodíos sociatas.

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  5. No hay stocks de frigorías para especular...

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Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.