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DECADENCIA DE OCCIDENTE

domingo, 30 de mayo de 2010

¿Se puede ser liberal no austriaco?

O: ¿se puede ser de derechas y no austriaco? Para responder, traduzco un párrafo del blog The Money Illusion:

"He argumentado que la política monetaria es la fatal debilidad de la derecha. En 1929 los EE.UU. tenían un modelo extraordinariamente eficiente. Los bancos fueron manejados de forma conservadora (aunque las leyes de ramificación significaba que había demasiados de ellos). Había excedentes presupuestarios,  excedentes comerciales, cero inflación y desempleo, bajos impuestos, etc, las tarifas exteriores eran un poco altas, pero "nadie es perfecto" (como le dijo Jack Lemmon a su rico enamorado). Y este régimen fue destruido por la misma gente que lo había construido: los conservadores. Luego, la izquierda culpó de la depresión al modelo económico, no a la deflación. Se procedió a desmantelar el modelo, lo que retrasó la recuperación durante seis años más de lo necesario."

Respuesta: Sí, coño, se puede ser de derechas y no ser austriaco. Fueron los principales responsables de la gran depresión, así que es fácil sospechar de sus absurdas teorías. Pero, claro, algunos se empeñan en no mirar los hechos.

... Ahora estamos ante una contracción brutal en Europa. Se exige que los países reduzcan su deuda (con razón). Pero, qué hay de la política monetaria? ha de ser el BCE impasible ante la contración (deflacionaria probablemente) contagiada a EEUU? ¿qué dicen los dogmáticos austris? dirán: Dureza, dureza, que nadie se mueva, aunque el paro llegue al 40%... Bueno todo esto es absurdo, un chiste, si no fuera por las consecuencias que se pueden esperar.

2 comentarios:

  1. No se que decir!!!. Tan burda es la trampa? Para ser de derechas o anti socialista hay que ser 'austriaco'?. Sera que la gente no puede vivir sin un dogma. Si es que...'el que no cree en Dios cree en cualquier cosa'. Charlete

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Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.