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DECADENCIA DE OCCIDENTE

jueves, 23 de septiembre de 2010

Alina

Alina, la asistenta que viene a casa es Rumana (con papeles). Me cuenta los problemas de su país, recién entrado en la UE y candidato a entrar en el euro. Si quieres algo de la administración (incluye aquí médicos y policía) tienes que llevar euros en los bolsillo. Todo, me dice, está corrompido. Si haces regalos, te curan, te operan, y te salvan. Encima te tratan con cariños. Si no, ponte a rezar. Según me dice, la vida es más cara allí que aquí, lo que no podía imaginarme. El pan, la leche, la alimentación, lo básico, es más barato aquí, lo que rompe la regla de que cuánto más pobre es un país, más barato es el coste de la vida. Para eso ella manda los euros que gana en casa a su familia: con unos euros, eres alguien todavía. Empieza a notarse nostalgia de Cecescu...
Naturalmente, los rumanos pensarán que será una buena jugada entrar en el euro. Pero sabemos por experiencia que el euro no hace mejor a un país, ni moralmente, ni productivamente. No creo que entren, nada más porque el pobre euro no está muy boyante ahora. No he querido mirar ni una cifra de la economía rumana, sólo quería dar la visión de alguien que lo ve desde la calle. Para ella esto es un país decente; o bastante. Recemos para que lo siga siendo aún en manos zapateriles...

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