"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 15 de febrero de 2025

La lógica elemental versus la historia

En un artículo compuesto de fragmentos, en 20 minutos se nos explica muy bien lo que unos y otros, la mayoría a contrapié, opinan sobre lo que dijo Vance, subsecretario de Estado USA, ayer en Múnich. 
Es lo que se podía esperar de unos y otros involucrados: Zelenski claro, el sumamente idiota e incompetente canciller alemán, y cómo no, la más incompetente aún Úrsula, presidenta de la Comisión europea, y cómo no, Macron, el responsable de la caída de Francia en la irrelevancia, que quiere como sea salir en una foto, cuando ha quedado en evidencia que el camelo de la Grandeur (de Franciano existe desde hace al menos siglo; debemos esperar más reacciones en otras capitales europeas, que intentarán meter la cuchara en la sopa americana. 
Porque esto es una sopa americana, con garantía de exclusividad; resulta que en poco tiempo ha cambiado el poder en EEUU, que antes apoyaba a Zelenski como un “luchador por la libertad”, y demandaba de Europa su apoyo militar. Nos han vendido esta guerra como justa - y lo es en el sentido que el agresor ha sido Putin, pero… -. 
Pero se ha minizado hasta la insignificancia las razones de Putin de invadir Ucrania, país que ha existido más tiempo como estado perteneciente a Rusia, y luego Estado federado com Lenin-Stalin, un estatus menos envidiable aún que ser una pertenencia del Zar. 
Los motivos de Putin son el intento suicida del EEUU demócrata y la corrupta UE para cercar cada vez más el espacio vital de Rusia, metiendo países del antiguo pacto de Varsovia en la UE y el la OTAN, algo que solo podía leerse desde Rusia con creciente ansiedad de supervivencia, y  así lo manifestaron reiteradamente. Una maniobra de grandes pretensiones basada en el dictamen aquel de “la Historia se ha acabado”, del intelectual  americano de nombre japonés (ahora no lo recuerdo, un tal Fuji Mori, creo), que se descalabró con su predicción, “la democracia y el capitalismo han vencido en la  guerra fría y no queda otros camino para el futuro”. Ahí radica el insensato plan de acorralar a Rusia cuando más debilitada estaba, cercenándole su espacio de seguridad, lo que no hizo más que aumentar el sentimiento nacionalista extremo, que siempre ha estado vigente en Rusia. No hay más que leer a los famosos escritores rusos del XIX, triunfadores en la Europa occidental, para darse cuenta del rechazo producido por los “occidentalistas”, como Turgenev, siempre derrotados por la mayoría de eslavófilos. Rusia siempre ha fracasado en los intentos de occidentalizadión, siempre han preferido quedarse en su edad media, pasar hambre, que modernizarse, al menos desde el zar Pedro I, el primero que lo intentó en el XVIII.
Decía Joan Puig, un historiador de los cincuenta, “cuando se rasca un poco en la piel de un ruso, siempre encuentras un paranoico”. En esos tiempos los historiadores se permitían estas licencias que la corrección hoy vigente no permitiría. Lo que es verdad es que Rusia se modernizará, o no, pero si acaso muy lentamente y en su propio camino. Es un país de religión ortodoxa, que no sé por qué razón, es una fe que fomenta los sentimientos nacionalistas sobre otras cosas. Eso lleva a que los verdaderos representantes de una modernización sean una minoría siempre cuestionada. 
Al igual que otros sentimientos humanos, el factor religioso se ha impuesto en la historia de los hechos frente a la explicaciones racionalistas, que como sabía muy buen Isaías Berlín (ruso de nacimiento), es uno de los sedimentos más importantes de la historia de los hechos. Y eso es un pecado de los racionalistas: haber asumido que la metodología científica (o peor, la dialéctica marxista) es aplicable sin más problemas a las ciencias morales. Pero es un método que se estrella una y otra vez contra los hechos, difíciles de encajar en un esquema lógico que siempre deja fuera la realidad, traicionada sistemáticamente en por de la simplicidad. Como en Economía por cierto, que empezó siendo una ciencia del comportamiento humano en sociedad, y luego la convirtieron en innúmeros modelos matemáticos que dejaban la realidad fuera. 
Y en esto llega Trump y decide acabar con la guerra, como ha hecho exitosamente con la de Israel-Hamas. No metiéndose en disquisiciones morales exquisitas, sino sentar una base para una paz duradera. Que es lo que ha venido a decir Vance, enviado de Trump en Múnich: si seguimos el esquema europeo, en dos años volvemos a estar en guerra. Condición sine qua non para la Paz duradera: Zelenski y la UE deben renunciar a meter a Ucrania en la OTAN, que fue el origen de la guerra, sea justificable o no. 
Aceptemos la crítica a Putin por la violenta forma de manifestar su malestar, pero aceptemos también que los rusos no tienen por qué razonar y sentir como nosotros, que en un momento nos creímos los vencedores absolutos de la Historia, un desliz catastrófico que debemos enterrar ya, y aceptar con humildad que no somos la sal de la tierra…
¿Qué somos? Unos viajantes de la historia que alguna vez fuimos amos del mundo, de la vida en lejanas tierra que luego perdimos, como siempre pasa. Hemos dilapidado ese espíritu que hemos trocado por valores de dudosa vigencia, como los valores de bienestar que no tienen futuro. Ensimismados, Trump nos ha hecho despertar y asomarnos a la realidad. Estamos en una guerra a nuestras puertas, y lo peor es hacer lo que hemos hecho por razones supuestamente “morales”. Yo creo que Trump nos ha salvado de nosotros mismos. Esa guerra iba a acabar mal para nosotros. Ahora, si Trump consigue la paz, tendremos una segunda oportunidad. Aunque habrá decisiones difíciles, quizás una desescalada de decisiones erróneas anteriores, basadas en un triunfalismo falaz que ha sido desenmascarado. 

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