La demanda no existe en la academia actual. Es un hecho: que no se hable -conspiración de silencio- de la Demanda. Sólo importa la oferta y las "políticas de oferta".
Cuando cae la demanda de un sector, o una industria, no pasa nada: un cambio tecnológico ha hecho que el producto que hacen ya no sea deseado. La demanda de ese producto se desplaza a otro producto nuevo y de mejor calidad. Los trabajadores expulsados del sector "viejo" son compensados por los nuevos trabajadores contratados en el nuevo sector en auge. La demanda global no se ha inmutado: ha sido un cambio a nivel microeconómico que supone una mejora para el futuro. Esto es un "shock" de oferta positivo, que mejora la oferta, que ahora se obtiene con más productividad. Es lo que vivimos en 1995-2000, un shock d la informática que aumentó la productividad, mejoró la calidad, y en términos netos aumentó el empleo.
Según los partidarios del modelo SRBCM (Stochastic Real Business Real Cycle Model), eso es lo único que pasa en la realidad. No hay shocks de demanda: todo lo importante sucede en la oferta. Por ende, no hay que preocuparse del ciclo, que es un subproducto de un shock tecnológico, que se absorbe por sí mismo. Krugman se queja de que en las universidades ya sólo se enseñe esto, y se desdeñe explicar una visión de conjunto más realista. Dice que él es el único en empezar sus cursos explicando el modelo más simple IS_LM, con shocks de demanda y oferta. Robert Solow, premio Nobel y uno de los más egregios keynesianos vivos, no se recata en mostrar su indignación por la inanidad de esos modelos matemáticamente sofisticados, pero de los que no se puede sacar una directriz clara sobre decisiones de política económica.
Cuando una perturbación afecta a todas las líneas de producción, como veíamos ayer (en La Demanda (I)), la demanda es el problema. Si las previsiones para el año son que el PIB va a crecer un 3%, y súbitamente se produce un "Lehman Brothers", la conmoción se transmite a todos los rincones dela economía, empezando por el financiero. Las fuentes habituales del dinero y el crédito se secan. La primera reacción es que los bancos desconfíen de los demás bancos, lo que atasca completamente el mercado interbancario. La segunda reacción es dudar del precio de los activos, que empiezan a venderse en masa lo que hunde un precios. Rápidamente se ha pasado de un problema de liquidez a uno de solvencia: los activos de máxima calidad que eran garantía de la solvencia de un banco, pierden un porcentaje significativo de su valor. El efecto de bola de nieve amenaza con hundirlo todo. Si el Banco Central no sale a ofrecer toda la liquidez que la desconfianza ha retirado de los mercados, y si no compra los activos más seguros, como los nos del Tesoro, cuando se están cayendo, la huida de capitales -o la huida hacia el dinero- o ambos, pueden arruinar el país o el mundo.
Esto es lo que pasó en 2008, y lo que hicieron la mayoría de los bancos centrales fue bajar los tipos y comprar grandes cantidades de activos, algunos selectivamente por su relevancia en mercados clave.
El restablecimiento de canales esenciales del dinero taponó las vías de escape, y la normalidad volvió, pero a un nivel menor de producción y de crecimiento, al menos en EEUU, y en los demás países menos en la zona del euro. Y en EEUU quedan evidencias de grandes bolsas de liquidez atesorada, signo de desconfianza.
La demanda es lo que los productores (los que hacen el PIB) creen que van a vender. A finales de 2008, el terremoto de Lehman cambió radicalmente sus expectativas de demanda, y cortaron la inversión y el empleo. El paro aumentó, y los desempleados aumentaron su tenencia de dinero, recortando sus compras.
Eso es una contracción de demanda.
Según unos, esto se arregla mediante políticas de oferta. Soy escéptico sobre eso: si los productores no suben sus previsiones de venta, lo que harán es aprovechar esas políticas de oferta para sanear la empresa, pero no para producir y emplear más. no creo que aumente el empleo sino que unos trabajadores caros serán sustituidos por otros más baratos. La oferta será mejor, pero no más abundante. Y es posible que la sustitución de trabajadores por las nuevas leyes acabe en un paro aún mayor.
¿Qué hacen los políticos de cumbre en cumbre? todo lo contrario de lo que hay que hacer. Exigen ajustes sin ofrecer el desatasco del sistema monetario/financiero. Exigen que cambiemos la oferta -cosa que está bien- sin financiación ni liquidez para mantener un nivel de gasto que eleve las expectativas de crecimiento. El paro, ineluctablemente, seguirá aumentando.
Lo que se logra con esto es un encono y una fragmentación social que, sin duda, será aprovechada por los grupos de oposición para crear tensión y dificultar la acción de gobernar, en un país que ye es una olla a presión.
En situaciones así, antaño, el FMI daba financiación condicionada a reformas; más importante, aconsejaba una devaluación. En poco tiempo el país estaba creciendo. Pero las autoridades del euro se han empeñao en seguir su propia vía, que es que no aumente la inflación. Están mirando el retrovisor, porque la implosión que se puede producir traerá una deflación mundial, como en 2009.
Cuando cae la demanda de un sector, o una industria, no pasa nada: un cambio tecnológico ha hecho que el producto que hacen ya no sea deseado. La demanda de ese producto se desplaza a otro producto nuevo y de mejor calidad. Los trabajadores expulsados del sector "viejo" son compensados por los nuevos trabajadores contratados en el nuevo sector en auge. La demanda global no se ha inmutado: ha sido un cambio a nivel microeconómico que supone una mejora para el futuro. Esto es un "shock" de oferta positivo, que mejora la oferta, que ahora se obtiene con más productividad. Es lo que vivimos en 1995-2000, un shock d la informática que aumentó la productividad, mejoró la calidad, y en términos netos aumentó el empleo.
Según los partidarios del modelo SRBCM (Stochastic Real Business Real Cycle Model), eso es lo único que pasa en la realidad. No hay shocks de demanda: todo lo importante sucede en la oferta. Por ende, no hay que preocuparse del ciclo, que es un subproducto de un shock tecnológico, que se absorbe por sí mismo. Krugman se queja de que en las universidades ya sólo se enseñe esto, y se desdeñe explicar una visión de conjunto más realista. Dice que él es el único en empezar sus cursos explicando el modelo más simple IS_LM, con shocks de demanda y oferta. Robert Solow, premio Nobel y uno de los más egregios keynesianos vivos, no se recata en mostrar su indignación por la inanidad de esos modelos matemáticamente sofisticados, pero de los que no se puede sacar una directriz clara sobre decisiones de política económica.
Cuando una perturbación afecta a todas las líneas de producción, como veíamos ayer (en La Demanda (I)), la demanda es el problema. Si las previsiones para el año son que el PIB va a crecer un 3%, y súbitamente se produce un "Lehman Brothers", la conmoción se transmite a todos los rincones dela economía, empezando por el financiero. Las fuentes habituales del dinero y el crédito se secan. La primera reacción es que los bancos desconfíen de los demás bancos, lo que atasca completamente el mercado interbancario. La segunda reacción es dudar del precio de los activos, que empiezan a venderse en masa lo que hunde un precios. Rápidamente se ha pasado de un problema de liquidez a uno de solvencia: los activos de máxima calidad que eran garantía de la solvencia de un banco, pierden un porcentaje significativo de su valor. El efecto de bola de nieve amenaza con hundirlo todo. Si el Banco Central no sale a ofrecer toda la liquidez que la desconfianza ha retirado de los mercados, y si no compra los activos más seguros, como los nos del Tesoro, cuando se están cayendo, la huida de capitales -o la huida hacia el dinero- o ambos, pueden arruinar el país o el mundo.
Esto es lo que pasó en 2008, y lo que hicieron la mayoría de los bancos centrales fue bajar los tipos y comprar grandes cantidades de activos, algunos selectivamente por su relevancia en mercados clave.
El restablecimiento de canales esenciales del dinero taponó las vías de escape, y la normalidad volvió, pero a un nivel menor de producción y de crecimiento, al menos en EEUU, y en los demás países menos en la zona del euro. Y en EEUU quedan evidencias de grandes bolsas de liquidez atesorada, signo de desconfianza.
La demanda es lo que los productores (los que hacen el PIB) creen que van a vender. A finales de 2008, el terremoto de Lehman cambió radicalmente sus expectativas de demanda, y cortaron la inversión y el empleo. El paro aumentó, y los desempleados aumentaron su tenencia de dinero, recortando sus compras.
Eso es una contracción de demanda.
Según unos, esto se arregla mediante políticas de oferta. Soy escéptico sobre eso: si los productores no suben sus previsiones de venta, lo que harán es aprovechar esas políticas de oferta para sanear la empresa, pero no para producir y emplear más. no creo que aumente el empleo sino que unos trabajadores caros serán sustituidos por otros más baratos. La oferta será mejor, pero no más abundante. Y es posible que la sustitución de trabajadores por las nuevas leyes acabe en un paro aún mayor.
¿Qué hacen los políticos de cumbre en cumbre? todo lo contrario de lo que hay que hacer. Exigen ajustes sin ofrecer el desatasco del sistema monetario/financiero. Exigen que cambiemos la oferta -cosa que está bien- sin financiación ni liquidez para mantener un nivel de gasto que eleve las expectativas de crecimiento. El paro, ineluctablemente, seguirá aumentando.
Lo que se logra con esto es un encono y una fragmentación social que, sin duda, será aprovechada por los grupos de oposición para crear tensión y dificultar la acción de gobernar, en un país que ye es una olla a presión.
En situaciones así, antaño, el FMI daba financiación condicionada a reformas; más importante, aconsejaba una devaluación. En poco tiempo el país estaba creciendo. Pero las autoridades del euro se han empeñao en seguir su propia vía, que es que no aumente la inflación. Están mirando el retrovisor, porque la implosión que se puede producir traerá una deflación mundial, como en 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.