"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 8 de junio de 2013

Bueno, qué somos entonces?

La economía ortodoxa, si es que eso existe, está dividida en dos o tres pequeñas ortodoxias. Eso es posible porque la crisis del 2008 y el fracaso del euro, han desbaratado el monopolio que tenían los conservadores del ciclo real y el equilibrio general y los no menos conservadores de los neokeynesianos, que son en realidad monetaristas con rigidez de salarios y precios.

Esos dos bandos eran los grandes dominadores de la opinión económica: al mrgen quedaban, totalmente destronados, los keynesianos en su covachuela y los austericos en su torre de marfil, inasequibles éstos a la realidad.

La crisis ha roto el monopolio, y han entrado en la liza todos los olvidados.

Si alguien ha contribuido a revivificar a Keynes ha sido Krugman, con su pasión y su alta capacidad de polemista. Ese es su mérito, haber devuelto al centro del escenario el nombre de Keynes, aunque muchos keynesianos le critican por que no lo es de verdad, "a pies juntillas", mientras otros le critican sus cambios de postulados, como los Market Monetarist, unos monetaristas cuya obsesión es que el Banco Central sólo tenga como objetivo el PIBN, y todo lo demás se nos dará por añadidura. (Lars Cristensen le dedica una crítica a Krugman por eso).

A mí me gusta Krugman precisamente por eso. Porque no es un purista.

Krugman no es purista, ¿y qué? Ha sido valiente para decir que "el rey está desnudo": es decir, que los millones de modelos matemáticos que se han hecho durante los últimos cuarenta años no sirven para nada, que la crisis es un crisis Keynesiana (o Minskyana), que "esperar y ver" es contraproducente, que las cosas no tienden a arreglarse por sí solas. Es decir, ha sacado a la luz lo mejor de Keynes, que es su crítica a la creencia de los "clásicos" de que la ley de Say era verdad, que el dinero no se atesoraba por definición, y que dos magnitudes fundamentales de la economía, el ahorro y la inversión, se equilibraban siempre al pleno empleo de los recursos.

Krugman ha cometido pecado mortal según los guardianes de la ortodoxia Keynesiana, que es usar el modelo IS-LM, considerado una traición a Keynes. Bueno, ¿y qué? Tal como lo usa Krugman, lo ha hecho más realista además de añadirle comprensión intuitiva, y no veo ruptura total con lo esencial de Keynes. Le acusan también de usar la "Trampa de la Liquidez" tergiversada. ¿Bueno, y qué?, si lo único que ha hecho ha sido adaptarla al mundo financiero actual.

En realidad Keynes criticaba lo que Krugman crítica a sus oponentes. Cuando les invitaba a bajar a la calle y mirar cómo la gente toma sus decisiones de verdad, rodeada de incertidumbre, y no cómo suponen los modelos:

Perhaps the reader feels that this general, philosophical disquisition on the behavior of mankind is somewhat remote from the economic theory under discussion. But I think not.Tho this is how we behave in the marketplace, the theory we devise in the study of how we behave in the market place should not itself submit to market-place idols. I accuse the classical economic theory of being itself one of these pretty, polite techniques which tries to deal with the present by abstracting from the fact that we know very little about the future.

The orthodox theory assumes that we have a knowledge of the future of a kind quite different from that which we actually possess. This false rationalization follows the lines of the Benthamite calculus. The hypothesis of a calculable future leads to a wrong interpretation of the principles of behavior which the need for action compels us to adopt, and to an underestimation of the concealed factors of utter doubt, precariousness, hope and fear. The result has been a mistaken theory of the rate of interest. It is true that the necessity of equalizing the advantages of the choice between owning loans and assets requires that the rate of interest should be equal to the marginal efficiency of capital. But this does not tell us at what level the equality will be effective.
(THE GENERAL THEORY OF EMPLOYMENT, By John Maynard Keynes, 1927. Articulo en que rebate las criticas a su libro)
Estas breves palabras de un artículo en el que Keynes rebatía a sus críticos dicen algo breve pero esencial: en economía, antes y después de Keynes, se enseña teoría del Equilibrio, que en el fondo se basa en la creencia que todo tiende a equilibrarse después de un choque.
Keynes lo dice muy claro: que bajen a los mercados y vean cómo realmente la gente no conoce el futuro, se apoya para estimarlo en factores subjetivos, y esos factores son muy inestables. Los animals spirits pueden racionalizarse, pero siempre hay un margen más o menos ancho para "la duda, la precariedad, la esperanza y el miedo". Y eso deja en el aire el tipo de interés que equilibraría la inversión con el ahorro en el pleno empleo.Aquí es cuando Keynes rompe con el modelo del sueco Knut Wicksell, el del tipo de interés "natural" que es el que iguala al ahorro con la inversión justo donde el pleno empleo, y toda desviación de ese tipo lleva a la depresión o a la inflación. Keynes destroza esa teoría del tipo de interés natural, pues los empresarios basan la inversión en la previsió n de sus ventas futuras, y no invertirán ni emplearán, por muy bajo que se el tipo de interés de mercado, por muy por debajo que esté del tipo natural, si sus precisiones de ventas son pesimistas. Y otro ruptura es que las fuerzas que se desencadena en un choque, como el estallido de la burbuja, no son pendulares: no vuelven las cosas a la situación de partida, sino que son acumulativas, como es palmario en la crisis actual. Sobre todo si las respuestas de los podes públicos tienen a acelerar el motor acumulativo.

Eso es lo que vemos ahora por lo que, en estos momentos, me considero keynesiano. Cuando las cosas cambien ya veré. ¡Si es que cambian! Se ha demostrado que la política de consolidación fiscal ha sido nefasta (sobre todo porque ha castigado a las clases más necesitadas y más productivas), que las bajadas de los tipos de interés en el mundo no ha sido suficiente para impedir que la inversión se hundiera y el ahorro subiera, por la simple razón de que había que hacer frente al pago de las deudas, y había que gastar menos de la renta disponible que, por otras parte, estaba cayendo por el aumento del paro y la congelación o caída de salarios. Pero eso no debe llevar a pensar que Keynes desdeñaba la política monetaria: era necesaria, pero en situaciones críticas, insuficiente.

Y eso es lo que defiende Krugman en su blog y su libro "Acabad con esta crisis ya", el mejor y más claro que se ha escrito sobre la crisis, aunque los puretas le acusen de tergiversar a Keynes. Al fin y al cabo, la lucha es siempre la misma, entre los escolásticos de la academia y los heterodoxos, que la final tiene la razón, aunque la economía es circular y siempre vuelven a dominar los mismos, con sus adheridos analfabetos de siempre.

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