Los que, creyendo en hadas, alaban lo del 15-M (como he visto en Tv, periodistas de izquierdas claro, literalmente en-tu-sias-ma-dos - Raul del Pozo por ejemplo, que luego defendía a Rubalcaba y a Bildu), deben saber que no hay "tercera vía". El manifiesto que ha salido de ahí es la típica "tercera vía", omnipresente fantasma que, reiteradamente, desde que el mundo es mundo, pretende redescubrir sistemas puros para acabar con el presente "sistema podrido". El sistema puede que esté podrido, pero menos que cualquier alternativa. En realidad lo que es podre -o tiende a - es el corazón del hombre (o mujer), y todo sistema está toxificado de antemano. Pero si algo se puede decir es que, éste, es el menos malo de los conocidos; y también que todo intento de cambiarlo conduce al descarrilamiento y a la persecución de los débiles.
El otro día me decía una soñadora de éstas, obnubilada con la Puerta del Sol, que ella creía que el verdadero espíritu cristiano estaba en la Revolución Francesa. Toma ya. A los 70 y pico años se había dado cuenta de tamaña insensatez. No sé cual es el verdadero espíritu cristiano, porque a lo largo de mi vida me han espetado cientos -aunque reconozco que éste último es el más chocante.
Yo sé muy poco; solo aprendo de lo confirmado por la historia. La historia me dice que las crisis económicas profundas sacan de su sueño eterno a los Zoombies iluminetas, que "se hacen carne", al principio, en movimientos tipo Puerta del Sol. Primero son un mero síntoma del malestar. Luego, esos iluminetas se seleccionan entre sí, rudamente y sin miramientos, y queda de ellos el grupo que es el más fuerte por despiadado, y que, un día, por desesperación, es votado por el sistema. Luego vienen cosas tremendas. De movidas así salió Mussolini; Hitler; etc, etc. Los idiotas que se emocionan con movimientos de descubierta de mediterráneos, pobres, no saben el daño que hacen aplaudiendo su emotividad pueril es crispante. No saben lo cerquita que están de un escalofrío de terror. Del de verdad, no de sala de cine.
No hay cosa peor que la desmemoria. Siempre tenemos que luchar por esa gran creadora de tragedias, la desmemoria. Cuando va disfrazada de (seudo)cultura, es la peor especie, la más insidiosa.
Es una debilidad de la izquierda española, siempre con el palacio de invierno en la lontananza. Se dicen demócratas, pero no tiene ni idea de lo que eso significa. Democracia no es soñar, sino un sistema político contrastado. Imperfecto, pero que se adecua a las deficiencias innumerables de nuestros genes. En democracia casi todo es reversible, sobre todo el error, pero es un sistema que funciona sólo si los soñadores se aguantan y no se agrupan para derribarlo. Y en España, desgraciadamente, soñadores y portadores de sueños, inmaduros e irresponsables, tenemos para dar y tomar.
El otro día me decía una soñadora de éstas, obnubilada con la Puerta del Sol, que ella creía que el verdadero espíritu cristiano estaba en la Revolución Francesa. Toma ya. A los 70 y pico años se había dado cuenta de tamaña insensatez. No sé cual es el verdadero espíritu cristiano, porque a lo largo de mi vida me han espetado cientos -aunque reconozco que éste último es el más chocante.
Yo sé muy poco; solo aprendo de lo confirmado por la historia. La historia me dice que las crisis económicas profundas sacan de su sueño eterno a los Zoombies iluminetas, que "se hacen carne", al principio, en movimientos tipo Puerta del Sol. Primero son un mero síntoma del malestar. Luego, esos iluminetas se seleccionan entre sí, rudamente y sin miramientos, y queda de ellos el grupo que es el más fuerte por despiadado, y que, un día, por desesperación, es votado por el sistema. Luego vienen cosas tremendas. De movidas así salió Mussolini; Hitler; etc, etc. Los idiotas que se emocionan con movimientos de descubierta de mediterráneos, pobres, no saben el daño que hacen aplaudiendo su emotividad pueril es crispante. No saben lo cerquita que están de un escalofrío de terror. Del de verdad, no de sala de cine.
No hay cosa peor que la desmemoria. Siempre tenemos que luchar por esa gran creadora de tragedias, la desmemoria. Cuando va disfrazada de (seudo)cultura, es la peor especie, la más insidiosa.
Es una debilidad de la izquierda española, siempre con el palacio de invierno en la lontananza. Se dicen demócratas, pero no tiene ni idea de lo que eso significa. Democracia no es soñar, sino un sistema político contrastado. Imperfecto, pero que se adecua a las deficiencias innumerables de nuestros genes. En democracia casi todo es reversible, sobre todo el error, pero es un sistema que funciona sólo si los soñadores se aguantan y no se agrupan para derribarlo. Y en España, desgraciadamente, soñadores y portadores de sueños, inmaduros e irresponsables, tenemos para dar y tomar.
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