"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 10 de septiembre de 2024

El informe Draghi

Draghi, el hombre que salvó al euro cuando estuvo a punto de implosionar gracias a Trichet - su predecesor como presidente del Banco Central Europeo -, es un hombre con  tan merecido prestigio que le han encargado un diagnóstico del estado catatónico de la Unión. Su diagnosis no ha podido ser más acertada, a la vez que triste. Europa ya no es productiva. Su economía se ha distanciado y ya no es más que el 65% de la de EEUU (nace 25 años se pensaba que les desbordaríamos). Por decisiones erróneas, ligadas al pomposo programa “ecológico” llamado la Agenda 2030 - además del espíritu reglamentista de siempre -, se han cancelado industrias enteras que antes fueron el orgullo de Europa. Entre las industrias más básicas, se han cerrado centrales nucleares (cuando los ecologistas sensatos reconocen que producen una energía limpia). Todo esto se intentó suplir con el gas ruso; mira tú por donde, Putin, cuasimonopolista de ese gas, invadió Ucrania y hubo que renunciar a esa fuente, lo que encareció todos los mercados energéticos. Alemania, con una industria claudicante - ahora el enfermo de Europa -, se vio obligada a quemar carbón. 


A todo esto, la UE ha caído visiblemente en iniciativa, en innovación, y no solo recientemente. Leemos en Ambrose Evans-Pritchard (AEP, Telegraph):

“Draghi afirmó que la renta disponible per cápita en la UE ha crecido a la mitad del ritmo de Estados Unidos desde el año 2000. El culpable es el sector tecnológico. “La principal razón por la que la productividad de la UE se desvió de la de Estados Unidos a mediados de los años 90 fue el fracaso de Europa a la hora de aprovechar la primera revolución digital”.


Por eso tiene razón cuando pide una esfuerzo inversor centralizado - es decir, financiado por bonos de la UE -, y le pone un cifra que es un mínimo necesario: 800.000 millones de euros anuales, con decisiones centralizadas en un poder realmente de la UE.

 En realidad Europa perdió el tren de la modernidad tecnológica antes de aquellos engañosos años del Tratado de Maastricht. Europa parece haber aspirado siempre a redactar el reglamento de mundo (180 mil páginas de legislación propia lo corroboran), y ahora nos estamos enterando de las consecuencias del espíritu acomodaticio y la falta de inversión, en un momento crítico en el que se desarrolla la IA, con EEUU y China a la cabeza y ya muy distantes, mientras Europa sólo ha hecho un ley preventiva sobre la AI para evitar males imaginarios, que según Evans-Pritchard es un verdadero festín para abogados, que son los que se van a enriquecer con los inevitables litigios antes de saborear los frutos prohibidos. 


Hay una vieja y una nueva UE. La vieja, liderada por Alemania y Francia, está en decadencia; la nueva, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Irlanda, crecen más que aceptablemente. (Por cierto, España no va como un tren: va directa al abismo.)

Lo cierto es que la UE es cada vez más una zona económica mediocre, reglamentada, sin iniciativas, a merced de las grandes potencias mundiales, EEUU y China. Son potencias además enfrentadas, y nosotros deberíamos elegir estratégicamente en un mundo conflictivo y duro, sin compasión para los tibios. Para poder tomar decisiones correctas necesitamos una economía solvente, con futuro, cada vez más alejada de nosotros. En todo caso, deberíamos unirnos más para que EEUU no haga algo que está tentado de hacer, que es dejarnos caer en la ignorancia porque ya no somos un aliado fiable. Estoy convencido que de no seguir la propuesta de Draghi, seremos colonia de una de las dos potencias, probablemente China, a la que hacemos grandes reverencias. 


¿Cuándo se torció todo? Los costos exorbitantes de la energía son parte de la historia, como lo son también la escasez de capital-riesgo y el fracaso en crear un auténtico mercado de capitales de la UE. Pero el daño se remonta a más atrás y tiene mucho que ver con la silente protección a los intereses creados, como siempre ha sido con las normas de Bruselas.

 

Pero eso es difícilmente realizable. Razón: la Europa como Alemania y Holanda se niegan. De nuevo AEP:


“Los alemanes y los holandeses se están apretando el cinturón en casa y están decididos a no compartir sus tarjetas de crédito con Bruselas y el cártel de los deudores del sur. El veredicto inmediato de Christian Lindner, el ministro de Finanzas alemán, fue lapidario: "Alemania no aceptará esto. No debe haber más confusión sobre la responsabilidad de los estados miembros respecto de sus propios presupuestos". Los fabricantes de automóviles chinos están “una generación por delante de los europeos en términos de tecnología en prácticamente todos los dominios, incluido el rendimiento de los vehículos eléctricos (autonomía, tiempo de carga e infraestructura), el software (niveles de conducción autónoma dos, tres y cuatro), la experiencia del usuario (por ejemplo, las mejores interfaces hombre-máquina y sistemas de navegación de su clase) y el tiempo de desarrollo (de 1,5 a dos años, en comparación con los tres a cinco años en Europa)”. (AEP)


Se me antoja imposible que los principales países, ya en decadencia, emprendan una ruta de mayor unión política y económica, cuando se han negado rotundamente en momentos más eufóricos. Alemania, concretamente, no quiere convertirse en la donante neta de fondos; pero eso además ya no es posible, pues está en recesión, su productividad ya no existe, y está pensando que ella se salvará gracias a su capacidad de ahorro. 

Ahorro no es inversión. Alemania ya no está interesada en levantar su industria, que ha claudicado ineluctablemente con los recortes obligados por la agenda 2030, un dislate que sin tener resuelto el problema de la energía limpia, no ha sabido graduar la transición hacia fuentes no productoras de CO2. 

En realidad, todos los países antaño líderes de la UE están ensimismados en sí mismos, atenazados por un oposición de extrema derecha que adquiera cada vez más votos, pero, que siguen proponiendo sus antiguas recetas que ya son vacías de contenido. En Francia, un país en tiempos orgulloso de sus servicios públicos, y merecidamente, ya no funciona nada mientras su deuda crece sin obrar. Como en los demás países, por cierto (menos Alemania, ensimismada en ahorrar. Por no hablar del imposible aumento de gasto en defensa que exigiría la geopolítica actual: los líderes europeos todavía se enredan los pies en algo que no va a suceder.


Draghi tiene razón en que solo nos salvaría  más estrecha unión política, más proyectos de futuro, que levanten la productividad, única solución en una economía en caída demográfica. Pero me temo que no será fácil sacar de su ensimismamiento a los países fundadores de la UE, que recuerdan cada vez más al viejo Hindenburg en 1933, intentando frenar al imparable Hitler hacia su dictadura total en Alemania.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Los paísitos

Quien quiera entender, o ver, abra bien los ojos y oídos.
“Sánchez… anuncia que permitirá a todas las CCAA gestionar su fiscalidad”, titulaba ayer tarde este diario, tras el Comité Federal. Y si todas las CC.AA. van a poder gestionar la totalidad de sus impuestos, como Cataluña, entonces decae el Estado, sobra el Estado, se derrumba por innecesario como un castillo de naipes. Sobra el Estado y sobra también la nación, sustituida por 17 estaditos y sus nacioncitas respectivas.
Si cae el Estado, cae con él el Estado de bienestar, puesto que caerá su capacidad impositiva. Indefectiblemente. Todos los gastos públicos esenciales (policía, seguridad, defensa, educación…) deberán caer masivamente, pues los 17 paísitos no podrán tener capacidad para sostener el nivel actual. Aumentarán las diferencias de renta media entre los 17 paísitos. Posiblemente el malestar generará conflictos de envergadura entre los paísitos, de los que algunos,quizás, entren en la UE, pero no la mayoría. Se erigirán 17 fronteras, con sus defensas y pasaportes. Ya solo eso aumentará los costes de transacción, hoy invisibles. 
Seremos mucho más pobres y pagaremos más impuestos de nuestra renta. Tenemos un precedente: la I República Española, tan insensata que los cantones se declaraban la guerra entre ellos. 
Esa es la lógica infernal que Sánchez va a pactar con los independentistas catalanes. Vean la cara de satisfacción de los fautores de este crimen. La gente piensa: no pasará. Pues en 1873 pasó.

viernes, 6 de septiembre de 2024

La PSOE

Al hilo con los comentarios del post anterior, España está destruyéndose por una causa principal y otra secundaria: la principal, me temo, es la indiferencia del pueblo español a la democracia. Eso es histórico. España ha tenido dos períodos democráticos: la Restauración, de 1876 a 1923; la Transición, de 1978 al presente. Ninguna llega a los 40 años. En esos dos períodos, España se acercó lo que era normal en Europa, pero la oposición interna a esos regímenes por jabalís de tinto diverso, como socialistas, republicanos, y separatistas - incluso unidos a los sindicatos militares en 1917 -
Pero no menos culpa tiene la forma madiosa de operar de “la PSOE” desde sus principios. Desde las amenazas de muerte de su fundador y seguidores, con tal de alcanzar el poder, hasta la edificación de las siniestras chekas en la república y la guerra incivil. ¿Como ha podido sobrevivir el orgullo del partido “socialdemócrata”, si nunca han sido demócratas ni socialistas, más bien leninistas, empezando por Largo Caballero y siguiendo hasta el último mono, pasando por el asesino de Calvo Sotelo, y un golpe de estado en 1934 contra su propia república ? 
Es acoxonante: el primer libro de historia de España moderna que me llegó a las manos, cuando empezó la transición, era del comunista Tuñón De Lara, para el que la infame república fue la Arcadia feliz. Tuvieron que ser Stanley Paine, Pio Moya, y otros pocos los primeros que rompieran las barreras de la documentación que había pero que la historia académica no quería saber más que para ocultara. :y donde está ahora Pio Moya? Proscrito por todos, cuando la brecha que abrió en la historia oficial fue enorme. Por no hablar de la historia del bachillerato, corrompida por la PSOE y no enmendada por el PP, derrotado una y otra vez cuando quiso reformar la infame LOGSE. 
Ahora la cosa se ha enfangado unos metros más, porque todo eso ha dado lugar a una generación de jóvenes totalmente analfabeta y pueril, que se quejan que “no les llega”. ¿Cómo te va a llegar, si no tienes nada que ofrecer? El escaso capital humano válido, huye pavoroso a donde sea. No tengo ninguna esperanza de que se enmiende el rumbo a la catástrofe que preveo.

jueves, 5 de septiembre de 2024

La intuición

Vienen tiempos farragosos, en los que querrán convencernos, más o menos a hostias acompañadas de intrincados y espesos argumentos, de que es factible que Cataluña tenga un concierto fiscal singular sin que las demás autonómicas pierdan.
Déjese llevar por la intuición y no intente desencriptar los obscenos argumentos de los malhechores que nos gobiernan: la intuición dice que es imposible que todos mejoren cuando a Cataluña se le de un trato prioritario. 
Si quieren cargarse de razón y vacunarse contra la batería de drones y misiles trufados de mentiras, léase el artículo-entrevista de El Mundo de hoy con Angel de la Fuente, un experto mundial en economía de la hacienda. Al final reforzará su intuición básica: que si una región, digamos Cataluña, se beneficia de un concierto especial, las demás sufrirán un recorte económico muy importante, especialmente las más pobres y de población más envejecida. Es decir, habrá una separación más grande de riqueza que la de ahora. 
Además, de pasada aprenderá Ud que lo que hace Madrid bajando lo máximo sus impuestos, no atañe al resto, pues Madrid sigue contribuyendo exactamente igual a la caja común. Una cosa es tener un saldo con el Estado que se debe a la normal imposición en Madrid y su aportación a Hacienda, y otra cosa es como se gestione internamente el resultado neto: o bajando los impuestos para atraer más inversión, o subiendo la recaudación para ofrecer más servicios públicos. Lo que no se puede es las dos cosas a la vez, y como dice Angel de la Fuente, la elección la deciden los votantes. Y parece que a los votantes de Madrid les complace el sistema de Ayuso en favor de las empresas, el avance y el empleo. 
Claro que todo esto es más o menos provisional, pues Sánchez está dándole vueltas a ver cómo se carga este molesto chiringuito totalmente contrario a su ideología de asfixiar a las clases productivas con impuestos alzados una y otra vez, recurrentemente, y ofrecer servicios públicos a discreción para los que votan a la PSOE. Aparte de que si no le basta, vuelve a subir la deuda nacional, que está por las nubes. 
Lean el artículo, por favor. 

martes, 3 de septiembre de 2024

La firma de Stalin

Transcribo aquí unos párrafos de “El fin de la inocencia”, de Stephen Koch. La razón es muy sencilla. En unas líneas nos resume cómo el comunismo cambiaba la historia matando, cuando le venía en gana, a sus mejores servidores. Stalin fue el más virtuoso… en seguir las enseñanzas de Lenin.

La gratitud de Stalin era mortífera. Sólo su indiferencia dejaba vivir a la gente. Otto Katz fue arrestado y ejecutado en Praga como una de las víctimas de las purgas Rajk-Slánský, la serie de procesos políticos que se llevaron a cabo en todos los países del Este europeo entre 1948 y 1952 y que formaban parte de una vasta y demencial aunque significativa operación por la cual Stalin consolidó su paranoico poder en los recién conquistados territorios. 
Las purgas Rajk-Slánský fueron el detonante para el inicio de la guerra fría. En 1948, mucha gente como Otto Katz, grandes figuras entre los dirigentes veteranos «antifascistas», muchos de los que habían sentado las bases en Europa para la expansión del poder comunista a lo largo de los años treinta y la propia guerra, salían a la palestra esperando la merecida recompensa. El autócrata los consideró sirvientes comprometedores y jubilados. Muchos de ellos, además, eran judíos. Había llegado la hora de deshacerse de ellos. 
A cientos, incluso a miles, se les arrestó, condenó y ejecutó. Los políticamente invisibles o inutilizables simplemente fueron ejecutados sin más. A las figuras más conspicuas se las llevó al juicio político, acusadas generalmente de una lista de delitos inventados que sirvieran de propaganda y dejaran al descubierto la doble vida del desertor. De ese modo, décadas de servicio secreto se convertían en vidas sospechosas de traición, a la manera socialista. En todas las capitales de Europa Oriental dio comienzo un grotesco circo de confesiones y muertes; fue una gira circense de terror político que no se detuvo durante cinco años. Muchas de las «confesiones» que se producían de ciudad en ciudad eran extravagantes contorsiones precisamente del tipo de historia que aquí estamos indagando; de hecho, una parte esencial del fenómeno fue el esfuerzo sistemático por reescribir la historia desde cero.

lunes, 26 de agosto de 2024

Gerard Brenan y España

Ya hace muchas décadas que no leo a Gerard Brenan, y solo recuerdo de él una portentosa capacidad para calar muy hondo en el alma española. Creo que no lo he vuelto a sentir con nadie más, aunque haya leído muchos otros ensayistas e historiadores veraces. Pero la ventaja de Brenan es que no estaba sometido a ninguna ideología, ni política ni de cualquier otro tipo. Fue un miembro, un poco arrinconado y escéptico, del Grupo Bloomsbury, en mi opinión muy sobrevaluado: creo que el único miembro con peso histórico real fue Keynes, quien además era el que se hacía cargo de mantener y financiar a esos hijos de papá hipersensibles que se creían venir de un ángel caído. Ni las pinturas dejadas por Vanessa Bell, ni los escritos de su hermana Virginia Wolf, ni otros intentos de iniciar una nueva ética y estética, han pasado el filtro de la historia, si bien algunos se recuerdan con agrado. 
A cambio, Keynes encontró ahí desahogo contra la frustración de la rigidez social británica, cobertura y alivio a sus deseos homosexuales perseguidos, y un ámbito donde respirar aires de libertad inencontrables en aquella pacata sociedad.
Porque, eso sí; si algo no abrazado por sus miembros era el marxismo, que es que lo hace interesante a esta isla de intelectuales quizás absurdos, quizás un pelín esteticistas, pero liberales en el amplio sentido de la palabra.
Brenan venía de ser el amante de de Dora Carrington, una de las musas más importantes del grupo; pero él tenía demasiado carácter como para vivir de la nada en ese ambiente estéril. Por efectos de la I Guerra Mundial, desengañado de casi todo, decidió buscarse la vida en un país que no estaba entre los países devastados, regañando estos por las migajas que quedaban tiradas por el solar europeo: España, que además tenía la virtud de que la vida allí era muy barata. Y Brenan tenía pocos recursos y no pensaba ganarlos en mucho tiempo, siendo su proyecto un largo periodo de estudio y lectura de libros que no había podido leer. Un proyecto autodidacta, por definición, y ese fue casi su único bagaje: libros y libros, aislamiento, soledad en la naturaleza, en fin, empezar de cero en un país ignoto para él, España. Y acabo echando raíces en la sierra de Granada. 
Este tan improbable personaje se afincó en lo más arrisco de España y le debemos una libros que retratan, con gran objetividad, los acontecimientos de ese convulso periodo que desembocó en la II Guerra Mundial; sin la participación de España en ninguno de los dos conflictos, sino convirtiendo el conflicto europeo en nuestra visión particular de la historia. Leyendo a Brenan se entiende algo de esa diferencia - y gran indiferencia - de nosotros hacia los demás. Quiero decir que la no participación de España en los conflictos donde participaron todos los demás es harto elocuente de un gen nuestro particular, y Brenan arroja mucha luz sobre esas zonas de sombras. 
En ese artículo de Ricardo Cayuela, El hilo de Brenan, encontramos una valiosa remembranza de Brenan y su forma de vernos, bajo su óptica personal, única e irrepetible. Como se dice ahí, 

“Está lleno de relámpagos iluminadores. Por ejemplo, la trasmutación del carlismo en el nacionalismo conservador vasco del PNV y en el catalán de la Lliga, la relación entre la represión de Severiano Martínez Anido y los crímenes en la retaguardia barcelonesa o lo que significó para el sindicalismo español el asesinato del moderado Salvador Seguí y la marginación de Ángel Pestaña. También, el impacto que tuvo la independencia cubana dentro del empresariado catalán como impulso nunca reconocido del nacionalismo: «La pérdida de Cuba, en la que los industriales tenían cuantiosos intereses, provocó un sentimiento de irritación con Madrid, a cuya intransigencia se atribuía tal pérdida. Lo cual no era completamente justo, pues la oposición de los propietarios de fábricas catalanas a la autonomía de Cuba había sido uno de los factores que contribuyeron al desastre».”
Dos iluminaciones fugaces que yo no recuerdo haber visto en otras obras. Efectivamente, la madre del separatismo fue el carlismo fracasado, y en Cataluña este separatismo se hizo adulto cuando su burguesía perdió la riqueza de Cuba. 
Es decir, estamos perdiendo una batalla contra unos sujetos que devienen de una locura religiosa ultramontana que provocó tres guerras civiles, y que se irritó con Madrid cuando éste perdió, en 1898, nuestras últimas posesiones coloniales, y decidió echarse al monte e irritarse continuamente con Madrid.
Y continúan irritados, esta vez por la falacia que ellos pagan más impuestos que nadie a ese Madrid sucio y pendenciero
Les invito a que lean el buen artículo de Cayuela y les llegue el aroma de este hispanista de raza, original y único. 

domingo, 25 de agosto de 2024

La “respuesta” al desafío catalán

Vomitivo. La respuesta del resto de España al latrocinio catalán, basada en nacionalismos regionales que NO existen. Ya solo falta sacar en procesión al islamista Blas Infante. Si esta va a ser la “respuesta” del PP, bye bye, Feijoo.
Fracaso seguro. Como tender una alfombra roja al paso de la comitiva catalana triunfante…


lunes, 19 de agosto de 2024

La inevitable desintegración de España

“Si el diagnóstico es incorrecto, el paciente no se cura. Es desolador escuchar a altos responsables del principal grupo de oposición insistir en que el Estado de las Autonomías es un “modelo de éxito”. Por desgracia, son una exigua minoría en España a estas alturas de la película de terror en la que estamos atrapados los que perciben con claridad la naturaleza y alcance de este error fundamental y se atreven a denunciarlo.“ Alejo Vidal Cuadras en Voz Populi, domingo 18 de agosto

A continuación reproduzco el artículo de Vidal Cuadras que expresa mejor que nadie el panorama que se vislumbra tras el órdago de Cataluña a Sánchez, que éste ha aceptado frotándose las manos. Un panorama de pesadilla diseñado por un loco con una tiza. 
Ya he dicho otras veces que la fragmentación de España en 17 comunidades crearían intereses centrífugos. Ya está sucediendo. Menos Madrid, las demás comunidades, ante el regalo a Cataluña, sólo les preocupa “que hay de lo suyo”. Imbécil: Lo tuyo NO existirá si deja de existir España. Y España dejaría de existir, y se convertiría en un pieza de caza muy apetitosa. Lo lógico es que ante tan suma debilidad, alguien sacaría provecho, por ejemplo dos o tres potencias repartiéndose el solar. 

Las fuerzas políticas y las instancias sociales que en estos días tormentosos claman justamente contra el último y tremendo golpe de Pedro Sánchez contra la unidad nacional, el orden constitucional y la solidaridad interterritorial esgrimen argumentos sin duda válidos cuando señalan que el acuerdo de investidura de Salvador Illa con los separatistas dañará gravemente el principio de igualdad de los españoles y desbaratará la Hacienda estatal al privarla del control fiscal del 20% de nuestro PIB. Sin embargo, lo que no advierten ni comprenden es el origen de la postrera fase, iniciada tras el fallecimiento de Franco, de este alarmante fenómeno que Julián Marías llamó en su imprescindible libro La España inteligible un “proceso de desagregaciones”. Tampoco las decadentes elites políticas que en el arranque del siglo XIX dirigían un imperio transatlántico tricentenario supieron reaccionar ante el ataque avasallador de un poder tiránico extranjero y actuaron con una mezcla lamentable de cobardía, bajeza y completa ausencia de visión estratégica, dejando al pueblo abandonado a su suerte y obligado a combatir heroicamente para salvar por lo menos el solar peninsular. Y ¿qué decir del Desastre de 1898, resultado asimismo de una flagrante ceguera que impidió ver que la marcha de la Historia requería medidas reformadoras de la relación entre el Reino y sus provincias de ultramar que evitasen la explosión de pulsiones secesionistas tan bien aprovechadas por potencias hostiles?

Ahora, la pesadilla conocida como “sanchismo” revela de nuevo que las hipótesis erróneas conducen a soluciones inadecuadas. Ya he señalado en otras ocasiones que la Transición, que alumbró sin traumas destacables la Constitución de 1978, apaciguó con aceptable éxito cuatro de nuestros viejos demonios familiares, la cuestión social, la militar, la religiosa y la de la tensión monarquía-república. El Estado social de Derecho, la supeditación de los ejércitos a la autoridad civil, la aconfesionalidad del Estado y una Corona democrática y parlamentaria sentaron las bases de un sistema institucional, jurídico y político homologable a los imperantes en los demás países de la Europa occidental. Ahora bien, el quinto elemento de discordia, el territorial, no fue abordado de manera correcta. El intento fue innegablemente bien intencionado, impregnado de la mejor voluntad de arreglo, generoso hasta límites arriesgados y no exento de nobleza, pero es sabido que el infierno está empedrado de los más loables propósitos.

El planteamiento, tan ingenuo como desprovisto de conocimiento del nacionalismo identitario como doctrina política y del pasado de estos movimientos supremacistas y racistas en Cataluña y en el País Vasco, consistió en transformar un Estado centralista en uno de los más descentralizados política y administrativamente del mundo. Los padres constituyentes y los demás actores principales del diseño de la nueva estructura creyeron que la aceptación de una parte sustancial de las reivindicaciones nacionalistas atribuyendo a todas las Comunidades Autónomas amplias facultades legislativas y ejecutivas, lengua cooficial allí donde la hubiere, reconocimiento de sus símbolos y el control de la educación, calmaría sus exigencias y el conjunto de los ciudadanos de estos territorios podría vivir en armonía interna y con el resto de los españoles. Nada más lejos de la realidad. No sólo las concesiones sucesivas no disminuyeron las pretensiones desaforadas de los particularistas, sino que las exacerbaron, y fueron interpretadas por sus líderes como debilidad del Estado, al que siempre presentan, en contra de toda evidencia, como opresor y abusivo, incrementando sus desafíos y su deslealtad al pacto establecido en el tránsito de la dictadura a la democracia.

La persistencia por parte de los dos grandes partidos en la técnica de las cesiones a pesar de la reiterada constatación de que a mayor autonomía otorgada más intensa ofensiva separatista desatada, ha desembocado en la desastrosa situación actual, en la que un ególatra carente de moral y patológicamente obsesionado por mantenerse en La Moncloa a toda costa está dispuesto a desguazar la Nación y desmontar el Estado.

No hay salida posible a semejante catástrofe que no sea traumática porque cuarenta y cuatro años de Autonomías han creado una clase política cuyo modus vivendi está indisociablemente ligado a un modelo territorial disfuncional, divisivo, financieramente insostenible e ineficiente y una sociedad infectada con el virus identitario hasta el punto de que asistimos a espectáculos tan grotescos como la existencia de corrientes de opinión crecientemente agresivas que demandan una comunidad leonesa diferenciada o la resurrección del bable como lengua oficial en Asturias. El hecho de que a raíz de la decisión del Gobierno de imponer una financiación “singular” para Cataluña análoga al cupo vasco, los presidentes autonómicos de las restantes Comunidades únicamente afirman enojadamente que no tolerarán ningún perjuicio resultante para “la suya” con absoluta pérdida de la perspectiva nacional, nos da la medida del nivel de confusión conceptual en el que nos hallamos.

Si el diagnóstico es incorrecto, el paciente no se cura. Es desolador escuchar a altos responsables del principal grupo de oposición insistir en que el Estado de las Autonomías es un “modelo de éxito”. Por desgracia, son una exigua minoría en España a estas alturas de la película de terror en la que estamos atrapados los que perciben con claridad la naturaleza y alcance de este error fundamental y se atreven a denunciarlo.



viernes, 16 de agosto de 2024

Política, preeminente de la economía

He sido economista “malgré moi”. Siempre he pensado que la economía oficial, o académica, adolece de lagunas inquietantes que impiden llegar a conclusiones válidas. Creo que el origen del mal es el afán de hacer de ella un imposible: una ciencia exacta con metodología rigurosa de formulación matemática y contrastación empírica. 
Eso le ha hecho partir del supuesto nefasto que las cosas no cuantificables, como la política, no entraban en el campo económico. El resultado ha sido la inanidad. 
Como explica Acemoglu, el historiador y economista en su obra magna, “Why Nations Fail” (que cito a continuación), el economista no debe dejar de tener en cuenta cosas como la naturaleza humana y la política. Desgraciadamente la economía ha seguido el camino equivocado del rigor matemático, en contra de la humilde metodología de Adam Smith, que no se equivocó en su enfoque.



“Defenderemos la idea de que, para comprender la desigualdad del mundo, tenemos que entender por qué algunas sociedades están organizadas de una forma muy ineficiente y socialmente indeseable. Algunos países logran adoptar instituciones eficientes y alcanzan la prosperidad, pero, por desgracia, son un número reducido de casos. 
La mayoría de los economistas y los encargados de formular políticas se han centrado en «hacerlo bien», mientras que lo que se necesita realmente es una explicación de por qué los países pobres «lo hicieron mal». En general, su situación no se debe a su ignorancia ni a su cultura. Como mostraremos, los países pobres lo son porque quienes tienen el poder toman decisiones que crean pobreza. No lo hacen bien, no porque se equivoquen o por su ignorancia, sino a propósito. 
Para comprenderlo, tenemos que ir más allá de la economía y el asesoramiento experto sobre lo mejor que se puede hacer y, en su lugar, debemos estudiar cómo se toman realmente las decisiones, quién las toma y por qué estas personas deciden hacer lo que hacen. Éste es el estudio de la política y los procesos políticos. 
Tradicionalmente, la economía ha ignorado la política, pero la comprensión de la política resulta esencial para explicar la desigualdad del mundo. Tal y como señaló el economista Abba Lerner en la década de 1970: «La economía ha ganado el título de reina de las ciencias sociales eligiendo como campo los problemas políticos resueltos». Defenderemos la idea de que lograr la prosperidad depende de la resolución de algunos problemas políticos básicos. 
Y es precisamente porque la economía ha asumido que los problemas políticos están resueltos por lo que no ha sido capaz de aportar una explicación convincente a la desigualdad mundial. Para explicar la desigualdad mundial, todavía es necesario que la economía comprenda que los distintos tipos de Estados y acuerdos sociales afectan a los incentivos y a los comportamientos económicos. Pero también es necesaria la [comprensión de] la política.”

jueves, 15 de agosto de 2024

Independentistas asfixiados

Me alegro infinito saber por este artículo de Joan López de que el veneno del nacionalismo catalán está en extinción. Lo hubiera estado hace tiempo si los políticos de Madrid no se hubieran dedicado a darles oxígeno en las ocasiones anteriores que estuvieron asfixiados. Pero eso sucedió, empezando especialmente con Zapatero (ese oscuro y tenebroso lacayo de Maduro), que les regaló un estatuto que fue el principio del process y del fallido golpe de estado de 2017. 
Toda la vida, desde el régimen de la Restauración (1876) dándoles oxígeno en vez meterlos en la cárcel, dándoles ventajas económicas como el arancel Cánovas, para que pudieran vender en España sus tejidos, mucho más caros que lo ingleses. ¿Nos lo han agradecido alguna vez? NO. Los hemos mantenido sanos y fuertes para que siguieran amenazando, eso sí, poniendo la mano “egipciana” donde siempre caía algo. La olimpiada de Barcelona, por ejemplo. 
Así que me temo que ahora será igual, o peor. Porque es Sánchez, mediante su peón Illa, quien los ha sofocado. Si es listo, no apretará del todo pero los mantendrá ahí, jadeando, mientras presume de su “pacificación” de Cataluña. Y me parecería muy bien, pero es Sánchez, el golpista, que de una tacada se ha apoderado de las “provincias” y ha dado un gigantesco paso hacia el poder absoluto. ¿Y la oposición? Ni se la ve ni se la espera. Seguro que está maquinando estrategias para atraerse a Puigdemont, que es su máxima esperanza, porque considera que “es de derechas” y se pueden entender. Todavía no distinguen bien un partido burgués de unos alucinados carlistas que un día bajaron del monte. Sánchez tiene mucho que hacer todavía, pero la senda hacia el poder absoluto se le ha ensanchado mucho.