"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 9 de julio de 2025

Au revoir les enfants! Duras palabras de Allister Heath a Macron y Stamer

Adiós Gran Bretaña, tierra de Churchill, la libertad individual, la Revolución Industrial y la abolición de la esclavitud; adiós Francia, cuna de De Gaulle, la meritocracia, el racionalismo y 365 tipos de queso. Dos países gloriosos, divididos por una historia común.
Bonjour, en cambio, a la pesadilla distópica de Frangletterre, un par de estados fallidos por el precio de uno, ambos sumidos en una espiral de ruina económica, cultural y social.

Tras divergir en las décadas de 1980 y 1990, Francia y Gran Bretaña vuelven a converger, a pesar del Brexit, copiando mutuamente sus peores patologías, desde los altos impuestos hasta el wokismo, desde la incontinencia fiscal hasta la mala alimentación: la única pregunta es cuál implosionará primero.

Defensa de la Defensa

Schopenhauer decía que las funciones básicas del Estado son:
“La Defensa externa, la Defensa externa, y la Defensa de la Defensa.”
No hace falta mucho caletre para saber a qué se refiere. La defensa externa es más vieja que el mundo. La sociedad humana ha necesitado siempre, desde la tribu hasta la sociedad de hoy, guardar una parte de la renta nacional en el pertrecho de un ejército defensivo frente a agresiones exteriores, tanto viejas amenazas  en el pasado como cercanas geográficamente. Nuestro ejemplo obvio es África, y no sólo Marruecos. 
La OTAN no tendría inconveniente en incluir en el ejemplo a Rusia como amenaza más exigente - aunque yo me lo pensaría dos veces; me parece que en este punto España no es Polonia, pese a quien pese.
Y es que lo malo de Europa es que no ha alcanzado un quórum, como en todo lo demás, y se ve difícil que puedan constituir un ejército liberal frente a la amenaza comunista. Un proyecto utópico teniendo en cuenta las diferentes sensibilidades encastadas en nuestros genes, cuando además estos genes europeos se criaron a los pechos de nuestra cruzada contra islam; no contra el comunismo, un enemigo más al que no supimos hacer frente, salvo bajo la confusión del fascismo.
La Defensa de la Defensa de Schopenhauer tiene más interés y más hilos de los que tirar. Pocos filósofos se han dedicado a explicar la necesidad de defenderse del poder oficial que conspira contra sus propios ciudadanos que le pagan. Para algunos lo prioritario es defender al Poder, como si fuera un ente etéreo siempre al borde de caer ante un enemigo más fuerte, cuando la verdad es que los que han defendido la libertad individual han estado siempre más indefensos. 
(Continuará).

Defensa de la Defensa IIª parte

La Defensa de la Defensa vendría a ser el conjunto de las instituciones designadas para luchar contra el abuso de poder. Un tema plenamente liberal y desarrollado por los primeros liberales, más concretamente, los ilustrados liberales, ingleses, que se alejaron de Rousseau y el grupo de los ilustrados franceses. Pues estos tomaron su propia ruta hacia el poder iliberal, mientras los ilustrados ingleses (Adam Smith, Hume, etc.) siempre se mantuvieron cercanos al poder limitado y con instituciones defensoras de la libertad. 
La Defensa de la Defensa es, pues, la defensa de la libertad desde las propias instituciones estatales
Aquí deben Ud andar con cuidado, porque a poco que se dejen llevar les endilgan que John Locke fue seguido por Rousseau y Voltaire, por lo cual éstos meros niños de cuna, cuando decían sus ferocidades contra el cristianismo (Hayek lo llamó real and false individualism)
Los ilustrados franceses siempre fueron anticatólicos furibundos, y proponían empezar la “revolución” con una buena carnicería de clérigos, como así hizo la revolución francesa fidedignamente. Para ellos la raíz de la corrupción de la humanidad era la religión. El buen salvaje se ha corrompido en su inocencia original en la sociedad estamental y su derecho de propiedad. De ahí al marxismo y el estalinismo hay, decía Bertram Russell, “un camino recto”. También los republicanos españoles, sobre todo los de la República, intercambian cromos de Stalin con los de Rousseau, para justificar sus amplios e indecorosos abusos de fuerza. 
Eso me lleva a decir tentativamente que los liberales fiables eran los anglosajones. En donde fructificaron, hicieron sociedades abiertas y además productivas. 


sábado, 5 de julio de 2025

Divinas palabras

Por delante vayan estas serenas palabras de Fray Luis de León:
“El escritor, de las palabras que todos hablan, elige las que convienen y mira el sonido de ellas, y aun cuenta a veces las letras y las pesa y las mide y las compone para que no solamente digan con claridad lo que pretenden decir, sino también con armonía y dulzura.”

En esta torrentera en que vivimos, lo más rechinante es la cantidad de palabras nuevas que nacen y mueren todos los días. El motivo, claro, es mentir, correr un tupido velo sobre la realidad acuciante, que tan bien manejan los sicofantes que cantan desafinando - ¡pero berreando! - cualquier cosa que distorsione la única verdad.
Y esto, a uno y otro lado del llamado “espectro político”. 
Así vemos que Feijóo - ¡vaya resultado del transplante de Galicia al “Estado español”!-, no se entera que está usando metáforas viejas y polvorientas para marcar la ruta de renovación del PP con la brújula que le ha prestado Rajoy. Pobriños; dan pena. Ya con esto vemos por dónde van las intenciones: engañar sin misericordia a su militancia repartiendo unos cargos sin más contenido, por lo que, de momento, se ve más inflación de carguillos, que habrá que dotar de euros, siguiendo el modelo Sánchez: deuda española y patada a seguir. 
Aquí podemos hacer una apuesta limpia: cuánto van a durar las intenciones de Feijóo de recortar la deuda sin tocar las pensiones ( se lo puedo adelantar: unos minutitos). 
Porque aquí nos jugamos en sentido de la lengua española, cuando se trata de hablar de ducados y maravedís. Y miren Uds por donde, de lo único que no se hablar, por no disponer de un seudónimo ajustado a verdad, Sánchez ya se habrá gastado toda nuestra herencia sanitaria, pensionaria, y educacional, por no hablar de carreteras, puentes, muelles… De esas cosas debería saber mucho el señor Cerdán, que se ha definido como el “arquitecto de todo esto”…
Es lo que me lleva a decir que nos esperan dos cosas opuestas: o un gran ajuste que nos deje temblando a todos, o una coqueta inflación que se trague la deuda mediante la ruina de unos y otros. (Esta solución es más fácil y airosa, y por ende, más dolorosa). 
Mientras, los puteros seguirán inventado palabras para describir lo que son, puteros, pero sin ofender a sus damiselas feministas, que se ha dejado empitonar por el “stock of coque” sin ver lo que venía detrás. Y ahora es que están literalmente descolocadas. No saben su ponerse al lado de las de subgénero, o seguir desdeñando a las de oficio más viejo de mundo.
Nos han robado el juicio, la cosa más sutil y evasiva en una sociedad que no valora lo sutil.
El lunes nos encontraremos con una vieja/nueva España, eterna y cambiante según enhebran y desenhebran su historia. Y para terminar, una cancioncilla de decadencia, sin rencor.


Ah, y otra muy apropiada sobre palabras y silencios…


viernes, 27 de junio de 2025

La penúltima jugada

La faena de Sánchez en la OTAN  es de dos orejas, rabo y diez vueltas al ruedo. Hombre, como Calígula ya había mostrado maneras. O por lo que piensa de nosotros, imborrable aquel helador “si quieren ayuda, que la pidan”. Sánchez puede con nosotros porque nosotros no le entendemos. Y él a nosotros sí. 
No es una persona normal; es satánico. Un tipo que firma un papel con sus socios de la OTAN, y a continuación muestra que los DESPRECIA malévolamente, que le importa un dídime la reacción  de todos a la vez, o Trump o no Trump…
Es que Sánchez está buscando una buena puerta de salida. No una puerta cualquiera, sino de gran farfolla y muchos trémolos, espectáculo en vena. Hay que ver cómo ha hinchado su personaje, ahora nosotros no somos nada, y encima ¡lo tomamos en serio, le hacemos admoniciones cejijuntas. No me extraña que se ría de nosotros, los sesudos. 
Hablando de la falta de lógica - o la falta de ella -, magistral Arcadi Espada:
 De Arcadi Espada, pillado en la madrugá.
“Al respecto, el PP, como siempre, reaccionó mal, con esa indignación impostada propia del falto de ideas. Ha pasado también al votar la propuesta del PSOE de penar con cárcel cualquier intento de lo que llaman «terapias de conversión», psicólogos incluidos. ¿Acaso está prohibida la homeopatía, el tarot, los horóscopos? Basta. Es urgente un partido que devuelva el laicismo a la vida pública.”

miércoles, 18 de junio de 2025

El Equilibrio

Una economía está en equilibrio cuando no existe motivo para que alguien cambie su posición, alterando las pociones de los demás, que reaccionarán para recuperar su posición anterior u otra más satisfactoria, desatando una cadena de acciones que pueden volver a una nueva posición de equilibrio. Para ello se ha de suponer que los agentes son clarividentes, y que sabían cuáles van a ser las reacciones de los demás; todo se movería en armonía; sí se cometen errores, estos se compensan unos otros, o bien en el proceso se aprende a rectificar u acercarse más al óptimo.
No hay incertidumbre, siempre hay para cada riesgo una probabilidad, y puedes elegir siempre tu combinación óptima acorde con la de los demás.
(Wilfredo Pareto formuló elegantemente su concepto de óptimo paretiano: todo aquel en el el movimiento de un agente empero la composición de conjunto.)
Este es una puerilidad total. En realidad cada agente no sabe casi nada de lo que deciden los demás, ni tiene conocimiento inmediato. La economía está siempre en desequilibrio, cada uno buscándose la vida a base de intuición inciertas, y los sectores teóricamente más fiables porque tienen más información, como son los mercados financieros, siempre reaccionan por exceso, siendo muy difícil dar en un óptimo satisfactorio para todos.
El desequilibro natural no ayuda a la visión “grid-rock” que a veces se ha creído al fin alcanzada. Por ejemplo, poco antes de las gran crisis de 1929, se creía que la economía había alcanzado una situación sólida. El gran economista Fisher decía que la bolsa de Nueva York “había alcanzado y plateau inamovible” lo que a los pocos días se vio que era una ruborizada afirmación digan de una damisela, que de un veterano economista. 
Otro ejemplo similar fue el de la crisis del 2008. Se pensaba que se había encontrado el equilibrio perfecto entre el volumen de producción, una inflación sostenible y una tasa de paro la más baja posible. 
Y vino la crisis financiera. Cuando viene una crisis financiera - y casi todos lo son - es porque se ha metido debajo de la alfombra bancaria demasiadas posiciones tenidas por sólidas y que en realidad están sobrevaloradas. Cuando empiezan los rumores sobre la fiabilidad de las posiciones bancarias es que se puede sospechar de casi todo. 
El banco central es reacio a ser el primero en hacer algo útil. Lo único útil en una situación de pánico de liquidez es que el banco emisor - como decía Bagehot en su “Lombart Street” -, salga a comprar todo lo que ponen a la venta los bancos. Sólo cuando la liquidez emitida se iguale a la oferta se recuperará la velocidad óptima de dinero, y entonces los precios de activos y bienes dejarán de caer y se podrá establecer la confianza 
necesaria. Eso sí, es el momento para revisar las reglas incumplidas de solidez bancaria y detectar por qué no han funcionado.
La verdad es que uno se pregunta por qué hay un momento de total confianza, seguido de una desbandada general.
Todos estos elegantes conceptos son de la economía marginal, que se inventó por encima de la realidad , y estando allí tan a gusto, ya no les atraía volver a tierra. Solo lo hicieron cuando Keynes les barrió con una escoba. Su nuevo libro no pronunciaba ya la palabra equilibrio.

lunes, 16 de junio de 2025

El peso de las ideas

No pongan tanta fe en los intereses crematísticos como fuerza motriz para hacer el mal. Por el contrario, es más común  que los ricos se hacen ricos para poder hacer el mal, siguiendo una idea que ya no recuerda a quién debe. 

Dice Keynes:

“Las ideas de economistas y filósofos políticos, tanto cuando aciertan como cuando se equivocan, son más poderosas de lo que comúnmente se cree. De hecho, el mundo se rige por pocas cosas más. Los hombres prácticos, que se creen completamente exentos de cualquier influencia intelectual, suelen ser esclavos de algún economista difunto. Los locos con autoridad, que oyen voces en el aire, destilan su frenesí de algún escritorzuelo académico de hace unos años.” (Keynes, “La teoría del empleo, el interés y el dinero”)

“Estoy seguro de que el poder de los intereses creados es enormemente exagerado en comparación con la invasión gradual de las ideas. No, de hecho, inmediatamente, sino después de cierto intervalo (…) tarde o temprano, son las ideas, no los intereses creados, las que son peligrosas para bien o para mal.”John Maynard Keynes, “La teoría general del empleo, el interés y el dinero”.

Hay muchos ejemplos. Keynes conoció uno en la Conferencia de Paz en París: el presidente americano Woodrow Wilson, en 1919. W.W. era un hombre puritano, soberbio, de esos que están siempre soñando en hacer el bien para la humanidad. 
Llevó consigo a París una idea central para arreglar las tendencias bélicas de Europa. Era la idea del “derecho de autodeterminación”, que si se aplicara universalmente, resolvería el problema de las guerras. Pero la idea fructificó en unas reuniones inacabables, cada uno queriendo mover sus fronteras a costa de vecino. Cuando acabó la conferencia, había más problemas que cuando empezó.

Del presidente de Estados Unidos, Thomas W. Wilson, Keynes opina que era persona generosa pero simplona y carente de formación intelectual y de agilidad suficiente para evitar las trampas que le tendían sus colegas. Pretendía defender los catorce puntos del armisticio acordado con Alemania y que él mismo había sometido al Congreso –y que podía haber impuesto en la Conferencia de París sin mayores problemas– pero debido a su falta de criterio, desconocimiento de la realidad europea y el pésimo asesoramiento que tuvo, se vio desbordado por las tretas de franceses y británicos. “Pocas veces –escribe Keynes– habrá asistido un hombre de Estado de primera fila más incompetente que el presidente a las habilidades de la discusión de un Consejo”

jueves, 12 de junio de 2025

La endeble democracia en España

“Aquel país rural —tan brutal a veces— y aquella otra sociedad marginal urbana…”
“Yo siempre me he inhibido de la política porque me ha parecido un caso sucio de compadres”.
“No hay más que ver las caras de los políticos españoles. No hay nadie que tenga aire de algo, ninguno; todos, militares y paisanos, no tienen aspecto de nada. No se ven más que caras mediocres. ¿Qué van a hacer estas gentes? Fracasar en todo”.

(Pio Baroja. “Los caprichos de la suerte”. Cap I)

España ha tenido más o menos suerte que otros países: ha disfrutado de dos regímenes democráticos: la Restauración 1875-1923, y la Transición, 1975-20??). Apenas cien años entre las dos. Curioso: dos períodos de 50 años en paz y orden seguidos ambos de convulsiones y guerra civiles (la guerra cantonal de la primera república y nuestra guerra civil). No pongo el entrecomillado en barbecho; lo pongo por la incertidumbre creciente del golpe de estado en marcha, cada vez más avanzado - aunque hayamos conseguido un breve fruncimiento de cejas en la vieja y alcahueta Europa, por el espectáculo que damos al mundo. Europa, a la que más importa que no se pierdan los tapones de plástico de Coca-cola que la desvaída economía europea.
Quiero recordar que algunos lo vieron venir. 
Y la historia se puede ocultar, pero no cambiar. Los pasos cronológicos que  definen un periodo (que podemos llamar era), están escritos en piedra. Aunque la misma Europa lo quiera ocultar. Y el “Magno Periodo” vivido entre 1975 y 2008, merece todos los aplausos por los logros recolectados. 
Si los dos intentos de que en España cristalizase un régimen liberal con separación de poderes, un rey constitucional con diputados electos, jueces independientes, y elecciones periódicas, fue por una causa común en las dos: desde el origen hubo un rechazo total al régimen de la izquierda, la ultraderecha carlistas, predecesores de los nacionalismos venideros. En la Restauración, que dio esperanzas a acabar con las guerra carlistas, fue porque cuando estas pasaron de carlismo al nacionalismo separatistas - con su mismo integrismo catolicón -, fue por la amistad sin fisuras que siempre mostraron los derechistas ultras con los partidos revolucionarios, principalmente el PSOE, partido definido como federal-separatista desde su fundación. 
Por ejemplo, el buen entendimiento entre el separatista Cambó y y la izquierda para aniquilar el régimen de la Restauración, algo que tuvieron a su alcance en 1917¡ en olema revolución bolchevique y una guerra mundial.
Así no es extraño que en la confrontación por la conquista de poder fue una confrontación “a por todas”, es decir a por un régimen enemigo de la lucha de clases y que no valía la pena salvar, sino derribarlo cuanto antes para conquistar el poder por la fuerza, lo que decía la doctrina marxista. Si el PSOE participaba de ese sistema era para recobrar fuerzas, como lo hicieron en la dictadura de Primo de Rivera, entre 1923-31. Al final de esa dictadura se habían conseguido logros importantes en el establecimiento de orden en una sociedad con el pistolerismo desatado en las ciudades, sobre todo Barcelona. Mientras el PSOE pactaba con Primo de Rivera un pacto de no agresión, que permitió al PSOE rehacerse de sus heridas, estabilidad económica com buenos cargos, y prepararse el siguiente asalto a la República.
No, el PSOE no hacía ascos a asociarse a unos u otros si estratégicamente le convenía- lo demostraba fehacientemente su indiferencia a la Nación, cuestión de paquete en una negociación. (La Nación nunca ha tenido para estos desampresivos más que valor de transacción comercial.
La monarquía estaba muy desgastada. Había permitido la dictadura bajo el manto de la corona, lo que le había dejado sin argumentos que lo justificara. El rey propuso seguir con la Restauración como si nada hubiera pasado, pero las fuerzas, los partidos moderados que antes le apoyaron le dejaron caer. Llegó un momento que se se dilucidaba qué partidos podrían sacar “eso” adelante, si valía la pena, o no, quitarse al rey de encima. Tan endebles y desvalidos se sentían los del “antiguo régimen”, que no se les ocurrió otra que montar unas elecciones municipales, a ver por dónde salía el pueblo. 
Al salir victorioso el grupo republicano en las grandes ciudades - pero no en España- el miedo paralizante de los antiguos partidos enardeció a los republicanos, que se lanzaron a la calles a proclamar la república y tomar por el amedantramiento las casas civiles del Estado. El rey fue despachado a Valencia,con destino a Francia, donde se encontraría con su familia. 
Y así, de manera convulsa, España cambió en dos días de una monarquía parlamentaria a una República que estaba por hacer.
Esto, por sí mismo, demuestra la otra gran fuerza que quiero destacar aquí, porque su presencia se ha repetido en todas la convulsiones:
1- invasión napoleónica: mientras la corte huía a Francia a entregarse a la voluntad de Napoleón, el pueblo de Madrid, a pecho descubierto, arreciaba contra la soldadesca francesa. 
2- la cesión vergonzosa a la izquierda republicana de el Estado de la Restauración, perfectamente reformable, pero bajo las prisas y el miedo no se podía esperar una resistencia mínimamente organizada. 
3- mentira sobre mentira, bajo el espíritu de la “historia democrática” (en realidad espíritu marxista/Zapatero), hasta hace poco no sabíamos qué había sucedido durante la República y la Guerra Civil, un episodio negro que hasta salió Pío Moa del arcón - lo que le mereció el ostracismo menos merecido por parte de la historiografía oficial y académica -, que siempre ha aceptado el camino marcado los los que mandan en la academia, los marxistas y neomarxistas.
No hay otro secreto para convulsión de la política en España que el no saber estar ni cumplir con su deber de la élite de uno y otro signo. A ello ha de añadirse la distopía de los partidos de la izquierda, en especial el PSOE, que nunca fue socialdemócrata y siempre prefirió la ruta de la violencia y guerra civil, como sus propios dirigentes decían.  El PSOE nunca aceptó reglas constitucionales más que por razones táctica, para dar mejor el golpe en otro momento. 
4 - Y, finalmente el presente. El presente es una recopilación de las situaciones convulsas analizadas antes. Tenemos un régimen constitucional incapaz de defenderse a sí mismo. Estamos asistiendo a un golpe de estado “blanco” sin que nada ni nadie sepa cómo frenarlo. Tenemos una Constitución tan democrática que cualquier mindundi, véase Pumpido, es capaz de trastocar la existencia de la Nación española para dar cabida al separatismo. Tenemos un sistema electoral tan pulcro que nos apañamos bien para tener una representación sobredimensionada de diputados antiespañoles. Tenemos unas reglas de juego exquisitas, pero sin un hilo para que una autoridad moral como el rey pudiera, en caso excepcional, convocar elecciones anticipadas bajo determinados supuestos de gravedad para la Nación. La cosa da para que los grupos catalanes estén preparando el process 3.O. U todos los demás mirando a las estrellas. Sin con estos mimbres no se puede hacer un cesto, con estos políticos no podemos hacer nada positivo. 
Esto nos lleva a las frecuentes y crueles convulsiones en España, lo que quiere decir lo que quiere decir, ni más ni menos.

lunes, 9 de junio de 2025

Es marxista el PSOE?

Como explica Pio Moa* sobre el partido socialista español, fundado por Pablo Iglesias en 1888:

“La teoría de Marx y su amigo Engels es muy elaborada y con numerosas complicaciones, que han originado incontables polémicas e interpretaciones entre sus seguidores; pero en sus concepciones de fondo se entiende fácilmente. Tal como expresaba Iglesias, es la doctrina de la lucha de clases permanente, violenta y no violenta, que en su desarrollo debería abocar al derrocamiento de la denominada sociedad burguesa o capitalista, mediante una guerra civil o una revolución (se consideraba una posibilidad, más bien remota, que el poder burgués se rindiera pacíficamente). Por consiguiente, la lucha de clases puede, en realidad debe, entenderse en sí misma como política de guerra civil permanente abierta o larvada hasta desembocar en revolución decisiva. Como señaló Lenin, la guerra civil puede tener carácter progresista, y es reaccionario e hipócrita negarlo. Ese fue precisamente el modo como se instaló el primer régimen marxista de la historia en Rusia, en 1917; y en España se intentaría, aunque sin éxito, en 1934 y durante la guerra civil del 36. Pero la idea de la lucha de clases va mucho más allá de una simple táctica o estrategia política: supone una concepción general de la historia, y más allá, del hombre y el mundo. La historia humana, al fondo de sus mil sucesos superficiales, se condensaría en una lucha entre clases explotadoras y explotadas, que habría caracterizado a todas las sociedades humanas a partir de una (imaginaria) comuna igualitaria primitiva. La causa, inevitable durante milenios, de la división social en clases radicaría en la escasez de bienes para todos, debido a la débil capacidad técnica alcanzada por el hombre, de modo que minorías fuertes y organizadas vivirían del trabajo de la vasta mayoría oprimida. Según el desarrollo económico, el trabajo explotado sería la esclavitud en la Antigüedad, la servidumbre en el feudalismo medieval y el proletariado en el capitalismo. Visión del pasado sumamente oscura, pues la precariedad económica impediría el triunfo de las rebeliones de los explotados, bien porque fueran aplastadas o porque, si lograban derrocar a los explotadores, crearían a su vez una nueva minoría explotadora. 
No obstante, esta lúgubre historia tocaba a su fin: el capitalismo habría impulsado los medios de producción hasta un extremo que haría innecesaria la explotación del hombre por el hombre; en otras palabras, por primera vez habría abundancia suficiente para todos y la consiguiente emancipación de las cadenas del poder e ilusiones ideológicas de la explotación. Solo lo impedía el propio sistema capitalista, sus relaciones de propiedad y de producción en beneficio de una minoría burguesa guiada por un afán insaciable de ganancia. Pero ese afán, precisamente, creaba las condiciones para su derrocamiento: por una parte proletarizaba más y más a la población, privándola de propiedad propia y haciéndola depender de un salario, y por otra iba hundiendo en la miseria y en crisis periódicas a la masa proletaria, hasta provocar su rebelión. Esta rebelión sería muy distinta de todas las anteriores: el proletariado se apropiaría de los medios de producción usurpados por los capitalistas y los pondría al servicio de toda la sociedad, una sociedad igualitaria, sin clases, que haría innecesarios el estado, el poder y la religión, armas de los explotadores. El proceso requeriría que la espontánea rebeldía de los oprimidos contase con una estrategia «científica» —el propio marxismo— de luchas políticas y sindicales hasta llegar a una revolución, violenta con la mayor probabilidad, acompañada de lo que Marx llamaba terror plebeyo. Una vez derrocado políticamente el poder burgués, sería preciso un período de «dictadura proletaria» para erradicar los residuos ideológicos, la religión, la moral y las costumbres burguesas, asentadas durante siglos o milenios y que se resistirían a desaparecer. Como diría Largo Caballero, líder principal del PSOE entre 1933 y 1937, la revolución «exige hechos que repugnan, pero que luego justifica la historia». El marxismo, pues, tiene algo de elaboración mesiánica con promesa de liberación completa del ser humano después de una historia milenaria de brutal explotación de la mayoría. Por ello se lo ha equiparado a menudo a una religión. No muy adecuadamente, pues la «religión» marxista prometía traer el paraíso tras «hacer añicos el pasado», como rezaba su himno, «La Internacional». El conjunto teórico se apoyaría en una visión «materialista», autoestimada científica, del hombre y su destino, en ruptura radical con las ideas religiosas, filosóficas y morales tradicionales, cuya función en el pasado habría sido siempre justificar el dominio de los privilegiados y adormecer a sus víctimas para soportarlo. El funcionamiento del cosmos respondería a fuerzas materiales estudiables en sus relaciones, pero sin objetivo o sentido inteligible; no obstante, la sociedad humana movida también por la determinante fuerza «material» de la economía, sí encontraría un sentido al abocar a una sociedad «plenamente humana», sin las taras del pasado. De acuerdo con su doctrina, el PSOE se entendía a sí mismo como el representante natural o científico de la clase obrera.” (Pio Moa, “El PSOE en la historia de España”.)

Yo creo que es una buena definición de las pretensiones del marxismo. El marxismo es un constructo arbitrario, con pretensiones de “ciencia” totalmente injustificadas”. Muy determinista en su proyección hacia el futuro: el marxismo es la realidad que necesariamente se cumplirá en el futuro, dado que explica las leyes férreas de la historia, ésta ya no tiene secretos: vendrá lo que tiene que venir y cada uno hará su papel que Dios le ha dado... una religión atea, sin Dios, pero más determinista que cualquier religión.
Cuando se sabe cómo funciona una ciencia como la física, su formulación de hipótesis que ha de ser contrastables. Solo un cierto nivel de contrastadas experiencias se puede considerar la hipótesis como valida temporalmente, pues el el futuro habrá más conocimiento y saldrá otra hipótesis más satisfactoria.
Como ejemplo véase la teoría de Newton, valida durante tres siglos hasta que llegó Einstein, cuya teoría más completa de la relatividad sustituyó a la de Newton.
Marx no tenía ningún derecho a llamar científico a su indigesto e incomprensible convoluto, que no era más que un expresión de su afán de justificar la violencia como medio de llegar a su estado ideal de beatitud, donde, una vez eliminados físicamente los burgueses y sus artificios legales para defender sus privilegios - especialmente la propiedad -, “a cada uno se le dará según sus necesidades, de cada uno se le exigirá según sus capacidades. La disolución de la propiedad de los burgueses hará innecesario la acumulación.
En suma, el marxismo justifica la violencia aseverando que el fin justifica los medios, juicio que se deduce fácilmente de que es totalmente virtuoso que se maten burgueses (y quien pase por allí, o sea trabajador suyo, o siempre quién esté a tiro: Lenin incitaba a “matar, matar, que luego ya dilucidaremos”). El burgués es malo porque le roba su plusvalía al trabajador, ser superior que no se ha enterado de su papel principal en la Historia, hasta que llega don Carlos Marx, quien ha descubierta, gracias a su dialéctica, lógica revolucionaria, que explica toda la historia como si fuera un modelo matemático (carácter científico de su método). De ahí se deduce que la historia es dialéctica y su proceso, férreo, será: 
Tesis- los obreros están explotados porque se les roba su plusvalía.
Antítesis- los trabajadores toman conciencia de clase.
Síntesis- los proletarios toman el poder liderados por los auténticos liberadores, quienes una vez acabada la conquista del poder establecerán una “dictadura del proletariado” necesaria para limpiar la sociedad restante de contaminación burguesa, lo que significa exactamente disparar con licencia a todo lo que es burgués y todo lo que lo justifica.
Exactamente lo que hizo Lenin en su revolución. 
Y es claro que el PSOE es marxista, aunque lo oculte bajo un tupido velo que echó Felipe González en 1978 - lo que no le sirvió para ganar las elecciones del año siguiente. 
Que el PSOE fuera marxista en el XIX es comprensible. Era la ideología de moda entonces, y lo sería aún más cuando en 1917 Lenin fundó la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Y cabe pensar que Rusia lo sigue siendo, pues parece creer más aún en la violencia).
El PSOE ha dejado una larga huella de sangre en la corta historia de España que les ha tocado. Ahora parece conformarse con robar el dinero público a mansalva, con indicios de perseguir información privada de los que le pueden molestar. 

(*) Aprovecho la ocasión para pedir para este autor un reconocimiento oficial de sus méritos, puesto que fue el primero en abrir la puerta - muy vigilada por los historiadores académicos -, a la verdad de nuestra Guerra Civil.  Mas resulta que en nuestro malhadado país, hasta los últimos rincones como puede ser la historiografía, está contaminada de pensamiento progresista-podrido. Al igual que en Francia, se han cerrado filas académicas en favor de una versión de la historia simpatizante con la Revolución francesa sangrienta, los españoles con la república sangrienta. Todo ello basado en una visión marxista de la historia (que fue la primera a la que tuve acceso).

sábado, 7 de junio de 2025

La peseta y la guerra civil. La Ley de estabilización, piedra angular (actualizado)

Le he pedido a chatGPT el gráfico siguiente: la peseta entre 1923-31 (dictadura Primo de Ribera). La peseta entre 1931-36, proclamación de la “gloriosa” Republica Guerra civil.

1939-75, dictadura de Franco.

(Una cosa: los datos originales está en £ por peseta, luego cuanto más sube el valor, más cae la peseta. Para facilitar la lectura, pongo un gráfico a la inversa, £/peseta)



En esos sesenta y pico años, la peseta se mueve en constante depreciación, con más o menos intensidad. El periodo más grave de caída es de 1928-1939, una caída de un 300%, en el que se suceden: el fin de la dictadura Primo de Rivera, principio de la II República, Guerra civil. Una devaluación que indica la gravedad que afectaba a España.

Sin embargo, el fin de esa época tan nefasta no da fin a los dislates económicos. El primer franquismo, gobernado por una idea fascista como es la autarquía, supone un retraso de 20 años (1939-59) de estancamiento por la falta de materias primas, prohibida su importación. 

Del 1959 hacia adelante se normalizan las cosas por el Plan de Estabilización, que devalúa la peseta de 40 pts/£ a 60 pts/libra. España se integraba a la economía occidental, hecho crucial en la historia de España por el que, por fin, España deja de vivir de glorias imperiales, se pone a trabajar y se convierte en una economía eficaz. Desde ese momento, España empezó a crecer más que el resto de economías occidentales (7,5% anual), lo que la colocó en 1975, a la muerte de Franco, en un nivel de renta Per capita igual al 80% de los 6 países fundadores de la UE. Un salto abismal que debería ser enseñado en la escuela y ser declarado día de la fiesta civil nacional. ¿No celebra Inglaterra su “Revolución gloriosa”, que se hizo pacíficamente con un simple caso de dinastía en 1689? . Difícil parece, ¿verdad? Pues deberíamos cerrar el oprobio al franquismo, porque en él se lograron grandes pasos irrevocables. Nuestra idea de España es falsa y debeladora. Así jamás conseguiremos hacer un país si cada vez que llega la democracia empezamos a derribar hitos del pasado en pos de la Paz y la libertad. Ningún político puede jactarse de sus logros económicos sin recordar el gran avance de la “Ley de Estabilización”, un gran salto en la integración de España en la economía internacional. Es más, me temo, ay, que ahora vamos al revés.

La divisa de un país depende de una innumerable serie de agentes que desean comprar o vender algo denominado en la divisa. Todos esos valores dan forma a las expectativas de los que compran y venden, que son las que deciden la demanda y la oferta.

Es verdad que todos los demás mercados influyen en el de una divisa, pues la caída del precio de un bien o servicio puede cambiar las expectativas en el mercado de divisas. Si hay expectativas de disturbios, desorden y posible guerra, casi todas las posiciones serán en contra de la peseta.

En el gráfico es evidente que a largo plazo la peseta ha sido, en el último siglo, un valor en venta. Esto quiere decir que, generalmente, España no ha sido muy valorada por los inversores extranjeros como zona de inversión segura. 

Hoy han cambiado mucho las cosas. Hay miles de veces más de capitales que entran a protegerse de cualquier perjuicio, cubriéndose de riesgo en el mercado de derivados, que son muchos más voluminosos que los mercados a contado. En realidad hoy nadie opera al contado, “en seco”.

Sin embargo, si la caída a plomo de la peseta en 1931-39 fue le resultado de una tragedia imposible de valorar como riesgo, hay que decir que las sucesivas devaluaciones habidas desde el 1959 fueron “detonaciones controladas” por el gobierno y sus aliados, a través del Fondo Monetario Internacional, organismo creado en la postguerra para que los países pudieran reajustarse sin perder la confianza de los mercados. 

(Se suele criticar el FMI por multitud de razones, pero la verdad, desde su creación hasta su su suspensión en 1972, se vivió una época estable sin crisis financiera generalizada, como pasó después.)

Las devaluaciones de la peseta en ese periodo fueron negociadas en el marco de ayudas del FMI, en que participaban los demás miembros que tenían un saldo positivo de liquidez. El país con problemas de Balanza de Pagos le era permitido devaluar a cambio de un compromiso de enfriar su economía, y se le prestaba a un tipo interés ventajoso una cantidad suficiente para que el tránsito a la normalidad fuera suave. La devaluación, el préstamo y el ajuste interno se calculaban coordinadamente. 

Se puede decir que no hubo crisis financieras porque había control de capitales, coordinación del FMI y voluntad de cooperar. Una vez destruido en sistema en 1972, el vacío de voluntad de evitar crisis gravosas procuró precisamente eso, crisis gravosas, mucho más fuertes porque el volumen de capitales era mucho mayor. También jugó un papel el deseo de muchos de destronar a EEUU de su trono del dólar… lo que no se ha conseguido hasta ahora.

He desarrollado este tema por una cuestión: la Economía pretende analizar la economía real de una unidad social sin consideración alguna al “contexto político”. Esto es una falacia, porque la política siempre incide en la economía para bien o para mal. Los agentes económicos no son estrechos palos de escoba con un raciocinio perfecto que les lleva a elegir la mejor opción con la información disponible. Y la información política verdadera es difícil de obtener. De ellos se espera no sólo buenas decisiones en el presente, sino expectativas de futuro consistentes; y si hay error, se espera que rectifique y que la buena senda se retome en seguida, de tal manera que es como se hubieran cometido errores importantes. Esto es especialmente importante para los agentes inversores, que se supone que hacen previsiones cuasi perfectas a futuro.

Keynes no creía esto. Creía que los inversores, sobre todo a largo plazo, estaban inmersos en una nube de incertidumbre que no les dejaba prever con alguna certeza. La incertidumbre extrema desataba el deseo de todos de recuperar liquidez, y eso afectaba a cómo veían sus carteras los inversores, repentinamente líquidas, con gran peso de activos en venta frenética por todos, una venta un posible aunque llegaras a un precio cero. La única manera de frenar la sangría sería que el banco central llevara al mercado la liquidez deseada, pues ni hay otra fuente. Hay una demanda infinita frente una oferta cero o negativa.

En resolución, muerte efectiva de la economía clásica que digne el equilibrio entre ahorro e inversión suficiente obrar llegar al pleno empleo. Muerte efectiva de los clásicos que decían que los mercados se mueven con fluidez y rápidamente cierran los eventuales desfases entre oferta y demanda. Sin embargo, la Economía clásica, luego de expectativas racionales y de equilibrio general, sigue su camino hacia la destrucción de la economía académica.

Lo cierto es que, como dice El premio Nobel Daren Acemoglu, debemos partir de que el punto inicial de una buena economía es un sistema político que articule un buen sistema de instituciones dirigidas al progreso. Es un novedoso punto de vista, en una ciencia que siempre ha buscado el prestigio de la metodología científica, cosa que nunca le ha llevado a resultados espectaculares precisamente. Si ponemos el pie en Acemoglu, junto a una buena base de datos estadísticos, seguramente nuestros modelos serán más feos pero más fructíferos.

Es verdad que todos los cambios positivos de la historia han sido gracias a la alianza de los inversores deseando explotar las nuevas tecnologías con un poder político que no tiene prejuicios idelógicos o religiosos contra el crecimiento del bienestar. Como se ve en la Revolución Gloriosa inglesa, de 1689, cuando se sustituyó al rey legítimo Eduardo III por el príncipe de la casa de Orange, Emparentado con la dinastía inglesa, que era protestante y creía en el libre comercio. Un simple cambio de testa coronada, llamada “Gloriosa” porque fue totalmente pacífica, dio el pistoletazo de salida a La Revolución Industrial.

Véase, a sensu contrario, la pobre imagen que ofrece la economía española, sobre todo a futuro.

viernes, 6 de junio de 2025

Frustración

El abate Pierre fue, en Francia, un gran personaje, muy famoso en torno a los años 50 del XX. Una vez le preguntaron a qué conclusión había llegado en las innumerables confesiones que había hecho a todo tipo de personas, fueran mujeres, hombres, niños…
Se quedó reflexionando un momento y contestó: “no hay adultos”.
Es una evidencia empírica que podemos deducir de nuestro propio caletre, si no fuera que es un poco desagradable. Somos sumisos a la ley de que el individuo nace, se cría, tiene una infancia, una época tumultuosa llamada adolescencia, y a partir de los 20, un adulto responsable. 
Todo esto es una falsedad dirigida a hacerte creer que a los 18 años tienes el juicio necesario para votar. De ahí nacen muchos desastres sociales de una sociedad como ésta. Nos hace inconscientes de nuestra debilidad básica, que es las limitaciones intrínsecas de nuestro sistema cognitivo. Sistema que no sólo tiene limitaciones de naturaleza, sino que está además adobado con unas ideas adquiridas de esta sociedad que nos fomenta el infantilismo. 
Podríamos decir, entonces, que bastaría con elevar de nuevo la edad mínima con derecho al voto. Esto es imposible cuando hay presiones para reducirla a 16 años - y no se crean que ahí se pararía la historia-. Además, no sería desde luego un empeoramiento, pero sería insuficiente.
El ser humano, decía Camus, “es la única criatura que está descontenta con ser lo que es”. No está contento porque aspira siempre a un mundo mejor, que para unos sería la vida después de la muerte, para otros la llegada a la Tierra de nuestro paraíso de la infancia, de una u otra forma, sea el buen salvaje de Rousseau -al que la civilización ha corrompido con el derecho de propiedad; o el sueño que don Quijote le cuenta a los cabreros, bellísimo, ilusionador, pero falso. 

“Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían.”

Si el gran Cervantes pone en boca de Quijote tan bellas como locas palabras es porque su personaje está loco, enloquecido, como sabemos, por la lectura de libros de caballerías tan felices como insensatos. Sin embargo, Cervantes lo escribe con tan bellas palabras que nos invita a leerlo varias veces y, casi, convencernos que realmente ha existido esa edad de oro en la que “a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían.” Para empezar, las encinas dan bellotas, y queda un poco demasiado poético hacernos pensar que son dulces y sazonados.
Nunca ha existido una época de feliz abundancia porque la naturaleza humana no es así. El ser humano quiere cosas, como comer, dormir, jugar, para ahora y mañana, para sus hijos y los descendientes. Tiene una noción del futuro que no puede obviar, y un instinto paterno que le hace pensar en sus hijos. Cuando caza, pesca y labura no tiene más remedio de colectar lo máximo posible, y si tiene suerte y le sobra, guardarlo con las artes que existan para no tener que cazar mañana. El hombre es un ser previsor; el animal más previsor. Como tiene inteligencia superior a los demás, no tiene más remedio que hacer conjeturas, establecer prioridades… los pueblos que más avanzan el conocimiento y despliegan más artes son los que más prosperan. Pero claro, eso no da la felicidad, lo que es frustrante porque cuanto mejor vivimos más felicidad queremos. 
Y de ahí nace la enorme frustración que sentimos ante la abundancia. La abundancia produce aburrimiento. El hombre ha creado miles de puntos de fuga para creer en la inmortalidad, de la que se espera que incluso acabe con el aburrimiento. Sin embargo, algunas de las ofertas hacen sospechar que habrá algo de aburrimiento, por el ingrediente de eternidad. La eternidad da que pensar, sobre todo si te das cuenta que la eternidad no puede ofrecer diversión. La diversión es un escape de la Eternidad, al menos para nuestra limitada mente. Unamuno (quizás el cristiano perfecto, pies era el cristiano con dudas) decía que él quería la vida eterna, esencia para él del Cristianismo; lo deseaba con todas sus fuerzas, pero por favor, que hubiera cambios y paso del tiempo; para él la eternidad sin cambios era muy aburridaº.
Ernst Jünger estaba fascinado también por el más allá. Pero de sus cuitas sacaba consuelo, pues para él “el sentido de la vida es adquirir una idea de lo que es la vida”. 
No hay encaje perfecto. Del misticismo a la fría lógica de Descartes, hay un largo trecho.
Por volver al abate Pierre, efecto, nunca maduramos, y a veces, si no rechazamos nuestras obligaciones, nos sienta bien.

(0) Del sentimiento trágico de la vida.

España, Luces de bohemia

“En la Escena XII de Luces de Bohemia, dice Max Estrella: «¡Latino de Hispalis, grotesco personaje, te inmortalizaré en una novela!». «Una tragedia, Max», aclara Latino. «La tragedia nuestra no es tragedia», replica Max. Y Latino, desolado: «¡Pues algo será!». «El esperpento», dice Max, «el esperpentismo lo ha inventado Goya, los héroes clásicos han ido a pasearse al callejón del Gato» (...). «El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada». Y remata: «España es una deformación grotesca de la civilización europea». Latino, abrumado, se rinde: «¡Pudiera, yo me inhibo!”.

miércoles, 4 de junio de 2025

Keynes y el ahorro. El testamento traicionado (reeditado)

La economía que Keynes llamaba "clásica", fundaba su teoría del tipo de interés en la oferta de ahorro y la demanda de inversión. Los ahorradores eran las personas y empresas que no gastaban todo lo que ingresaban. El ahorro era un sacrificio, un no consumo, o un consumo diferido al futuro, que, por la ley de "la desestimación de las necesidades futuras" (o ley de la miopía del futuro), exigía una recompensa. Que era el tipo de interés devengado por el intermediario financiero. Digamos, para simplificar, el banco.