"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 25 de julio de 2024

La confusa (y politizada) economía de hoy

En “Project Syndicate” me encuentro con un artículo de Jeffrey Frankel. Intenta explicar el insólito movimiento alcista a la vez del dólar, la bolsa americana y el oro. Esos tres elementos, muy sensibles a las expectativas de todo tipo, no suelen moverse en la misma dirección.

“CAMBRIDGE – The US stock market has been on a tear over the past two years. The S&P 500 has increased by roughly 40% since President Joe Biden assumed office in January 2021 and, along with the Dow Jones and NASDAQ, is repeatedly setting new records. Moreover, the dollar has strengthened sharply against every major currency, while the price of gold surged to an all-time record of $2,470 an ounce earlier this month.”

La subida del oro denotaría una desconfianza hacia el futuro de la economía y/o la inflación. Una notable incertidumbre sobre estos indicadores básicos levantarían sospechas que se convertirían en una carrera hacia el oro, como de hecho ha sucedido. 
Pero esto es incompatible con la subida del dólar, que en tres años se ha apreciado un 14% frente a las monedas más importantes. Este alza del dólar desde luego es perfectamente compatible con la subida de la bolsa: una gran confianza en la economía americana atraería flujos de capital que apreciarían al dólar y se volcarían en acciones, haciendo subir las bolsas. 
Desde los años ochenta del pasado siglo, lo que mueven las divisas son los movimientos financieros a través del mundo. Es lógico porque en un solo día se mueven muchos más capitales que pagos por exportaciones e importaciones. Además, las materias primas son hoy activos tan especulativos como cualquier valor puramente financiero. 
Por eso choca que el oro, el dólar y la bolsa se muevan en paralelo. Porque el alza del oro señala un foco de desconfianza que casaría mejor con una caída de las acciones. 
La economía americana, contra todo pronóstico de principios de 2023, se ha portado excepcionalmente bien. La FED ha conseguido la proeza de controlar la inflación sin causar una recesión, que todo el mundo anunciaba, y además es lo que ha pasado siempre. Ésta vez, la inflación ha caído a cifras cercanas al 2%, mientras el paro ha seguido por debajo del 4%. Nadie se lo esperaba. La economía ha crecido por encima de su media de los últimos 24 años. 
Digamos que la política fiscal expansiva - y endeudadora - de Biden ha contribuido a mantener una demanda de consumo fuerte. Por su parte, los tipos de interés altos de la FED han contenido la inflación. Esto desde luego no explica la explosión del oro, valor muy solicitado cuando las cosas van lúgubres o peor…
Quizás esta turbiedad se aclare algo con las elecciones y lo que resulte de ellas. Porque por ese lado sí hay nubarrones que podrían estimular las compras de oro - sea quien sea el vencedor-: Trump quizás sea bueno para los negocios, pero para Europa y su economía podría ser la ruptura de la Alianza Atlántica que ha funcionado bien… hasta 1990, cuando cayó el Muro de Berlín y emergió en el horizonte China. Por cierto, este país ha estado maniobrando con sus aliados comunistas para quitar al dólar su privilegio en los mercados, la moneda más demandada. Para ello se han confabulado para comprar oro y revalorizarlo frente al dólar, pero les ha salido el tiro por la culata. La estimación de oro, cuya muerte se viene anunciando desde los años 1960, sigue teniendo muy buena salud, en mi opinión por una razón muy sencilla: en comparación con los demás países, EEUU siguen siendo una marca de confianza para el dinero del mundo, aunque desde luego muestre debilidades. Pero sabes que allí la propiedad privada se respeta, mientras que en China el gobierno no hace ascos a la expropiación. El dólar tiene el mercado más amplio del mundo, y es la divisa que se usa como referencia entre otras monedas: si quieres cambiar libras por coronas suecas, el precio es el que resulta de comparar el dólar/libra con el dólar/corona. Eso es así porque para muchas monedas no hay mercados entre ellas… lo que hace al dólar la más líquida del mundo. Y la marca EEUU, en comparación, las más valorada moneda. 
También habría que tener en cuenta que China ya no brilla como hace 20 años en el panorama económico. Ha tenido una burbuja inmobiliaria inmensa, todavía ni digerida, que quiere hacer tragar a su pueblo con un ajuste salarial por decreto. Por primera vez, la clase media china sufre una baja salarial y una abrupta caída del su patrimonio inmobiliario, y se sospecha que sus bancos están trufados de activos chungos. Un colapso que quieren sofocar con métodos marxistas, es decir, por las bravas. Eso podría explicar una parte de la riada hacia el dólar y el oro a la vez. 

miércoles, 24 de julio de 2024

El estado real de la España económica (II)

En un sencillo artículo de Rotellar, éste nos demuestra que España, aparte de su grave problema de incontinencia de deuda, del que hablé hace unos días, está a la cabeza de Europa en dos estadísticas sumamente importantes (y relacionadas negativamente con la solución de la deuda): una renta per capita que todavía no ha recuperado su nivel prepandemia, y la tasa de paro más alta de Europa. 




Esto tiene un enorme gravedad para nuestro futuro. El anémico crecimiento del PIB per capita denota una muy baja productividad del trabajo. La enorme tasa de paro quiere decir que no se emplea el recurso más importante, y por ende el PIB es mucho más bajo que el potencial. 
Esto no es un problema coyuntural que vaya a disolverse en unos trimestres. Es un problema estructural que condiciona el potencial del PIB futuro. Esto, a su vez, implica que en ese futuro la renta (o PIB) será regularmente inferior a la óptima para hacer frente al problema futuro de la deuda. Porque el problema de la deuda no se resuelve solo con parar el endeudamiento desbocado: es más, a largo plazo la mejor solución es crecer sólidamente y en capacidad de renta para cumplir con los plazos de devolución e intereses, de manera que la ratio Deuda/PIB decrezca.
Esto es aún más grave: en el artículo anterior yo hablaba sólo de la deuda presente, cifrada en 141,9% del PIB. Pero es que hay, aparte de otras partidas escondidas allí y allá (ejemplo: la deuda de las empresas públicas), unos pasivos futuros que son los crecientes déficits de la Sanidad y de Pensiones, con un gasto desmadrado y cada vez más necesario políticamente para retener los votos cautivos de los interesados, inconscientes de la insostenibilidad para sus hijos y aún sus nietos. Esto garantiza dos alternativas: o un tajo brutal en el gasto de estas partidas, o una quiebra del país… con el inevitable recorte, no menos brutal, exigido por los acreedores. 
No es el único país en estas condiciones, con un futuro oscuro en sus rentas pasivas y funcionariales, que habrán de ser segadas tarde o temprano. Pero España está empeñada en llevar el liderazgo hacia el tortazo. 


martes, 23 de julio de 2024

Los dioses se impacientan

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-07-23/mundo-ayer/
Invitación al olvido. Los dioses se están cansando de nosotros. Los hemos sustituido por idolillos con camiseta que cuesta un riñón porque las rediseñan cada temporada para que los padres se rasquen el bolsillo. Ya no hay Trascendencia con mayúscula; declaramos trascendentes a unos fugaces dioses del estadio. Ellos llenan esa sed de transcendencia que siempre ha mostrado el hombre (los animales también juegan, pero inocentemente). Son ídolos fugaces, rápidamente sustituidos por otros nuevos, a los que se les enfrenta aunque ellos no se odien. Se les estabula en marcas, equipos y colores que cuando hay un evento vemos vestir a todo el mundo. 
Decía George Steiner que no hay  verdadero arte sin “Presencias reales”: sin anhelo de trascendencia. 
Tantos siglos de avances científicos, y conocemos apenas la naturaleza humana, una idea de la que todo el mundo habla pero nadie conoce. Ésta expresión se refiere hoy a que hay un componente indefinible, quizás turbio, a veces místico, en el alma humana, imposible hoy de acotar y definir (Freud fracasó en su empeño de descifrarlo). Esa faceta se vuelca, como siempre ha sido, en el “pan y circus” romano, necesario para la paz social (por eso lo odian las izquierdas revolucionarias)… 
Lo que falla hoy es el vacío de Trascendencia. Cuando esto ha pasado, los dioses se han enfadado y han dado grandes sacudidas a la tierra para que les recordemos. Hace tiempo que los dioses tienen sed.

lunes, 22 de julio de 2024

La sociedad civil invisible

Antes de volver a la sesuda cuestión de la deuda pública, me gustaría hacer un comentario sobre este excelente artículo de García Domínguez sobre el mito de la “sociedad civil” catalana. Efectivamente, no existe esa mito que nos vendieron en la senilidad de Franco: la sociedad catalana era superior al resto de España porque tenía una sociedad civil inexistente en las demás provincias. 
Esto último era y sigue siendo verdad: en España hemos adolecido de una falta de vertebración social. Franco presumió ante Kissinger, cuando vino a verle en sus postrimerías para ver cómo veía Franco su posterioridad, y éste le contestó: “ya, ustedes quieren saber lo que va a pasar cuando yo me muera y, como le dije a su colega Vernon Walters, me ufano de haber legado al futuro algo que no existía antes: una clase media amplia y numerosa, que forjará una sociedad estable”.
Pobre: no le faltaba razón, pero él, como todo el mundo, no veía lo que iba a acontecer después de la agonía y muerte del comunismo en el mayor oprobio: su reconversión en una filosofía Woke que era mucho más potente que el comunismo ortodoxo, que no ponía cachondeo a nadie. La prueba es que todos los regímenes comunistas llegaron al poder mediante cruentos conflictos y exterminios. El modelo fetén lo implantó Lenin.
Lenin también inventó (no era tonto, pese a ser un psicopata) la propaganda indirecta , consistente no en hablar bien del comunismo, sino de utilizar a los intelectuales occidentales para contar horrores de la sociedad democrática, especialmente la americana. Y le salió muy bien, aunque se le fueron todos los recursos en eso, porque requería mucha gente en nómina…
Y perdieron en la oprobiosa caída del muro de Berlín, pero solo fue una batalla; han ganado la guerra cultural. Ahora somos una sociedad de lerdos que se debate entre si apoyar a Kamala Harris, o votar directamente al niño viejo llamado Trump. 
Aquí en España estamos en nuestras cuitas particulares, como no menos que Inglaterra, que se hundirá en el mar, Alemania que ha destrozado su orgullosa industria, la mejor del mundo o Francia, a dos pasos de tirara por la borda la V República tras 70 años de buenos servicios. Somos sociedades en extinción. 
El problema de hoy no es que ya no haya estadistas como De Gaulle, Adenauer, Churchill, etc. es que la batalla social para frenar la memez y la vulgaridad es irreversible. La bastedad se ve por la calle. Antes venían 40 millones de turistas al años medio decentes y gastaban dinero. Ahora vienen ¡100 millones! Y son unos zarapastrosos mal vestidos que no sé cómo, da igual que suba el petróleo a las nubes, siempre consiguen embutirlos en un avión o en un megabarco de pisos y llegar al fin del mundo haciendo selfies, que lo único que importa.

jueves, 18 de julio de 2024

Sobre el estado real de la España económica (I)

En el cuadro adjunto, tomado del Boletín estadístico del Banco de España, 


Podemos ver el estado más reciente de la deuda pública española, es decir, a deuda que pagaremos nosotros y nuestros sucesores a través de los impuestos. Aclaremos que para mayor sencillez representamos los valores en relación al PIB, que no es más que nuestra renta anual que nos permite afrontar los pagos periódicos cuando vencen. Cuanto más alto es el PIB, mayor capacidad de renta hay para saldar los devengos periódicos.
En la primera columna, que recoge el saldo vivo de deuda en circulación (es decir, emitido y no saldado), vemos que el volumen de Deuda/PIB ha alcanzado una gran velocidad de crecimiento. A final de 2007 la Deuda/PIB tan sólo era un 47,7%, es decir, menos de la mitad del PIB. El último dato conocido, primer trimestre de 2024, estamos en un 141,3% del PIB, un valor más preocupante. Es verdad que la Deuda ha pasado por momentos más graves, pero se debió a la Pandemia, que obturó los canales básicos de la producción y, por otra parte, obligó al Estado a afrontar gastos extraordinarios en atención a los más necesitados. Eso siempre pasa en situaciones catastróficas, y se asume una emisión extraordinaria de deuda que luego se espera ir consolidando a media que la normalidad vuelve. 
Pero el problema es que la normalidad ha vuelto, nos han abierto otras fuentes de financiación, como los Fondos de la UE, y pese a ello, el gobierno ha seguido emitiendo deuda con voracidad. Voracidad que no se ha traducido en grandes inversiones públicas o privadas (concertadas), todo lo contrario: la inversión no ha vuelto todavía al nivel de 2019 precio a la Pandemia, algo bastante chocante, porque la mayoría de los demás países europeos sí lo han hecho. Esto, además, ha repercutido en un estancamiento de la productividad, medida esencial para saber si la economía cumple con los mínimos requisitos para el presente y el futuro. España lleva una trayectoria nada brillante en productividad, que es la última garantía de crecimiento futuro. 
Desde que llegó este gobierno en 2018, se han emitido un total de 350 mil millones de deuda. A un ritmo de unos 60 mil millones por año. A esto, repito, a de añadirse los fondos teóricamente allegados y fiscalizados por la UE como ayuda a salir de la crisis de la pandemia, que son un misterio en cuanto a su canalización y destino final. Pero sí sabemos que en definitiva, las AAPP han dispuesto de una cantidad excepcional de fondos disponibles que, a falta de un rastreo contable pertinente de origen y gasto, el gobierno ha dispuesto libérrimamente de ellos sin distinción de sus consecuencias futuras en términos de cumplir con los devengos de lo que sea deuda y no menos con el destino marcado a priori por la UE para sus ayudas. 
Como verán el el cuadro, hay una columna, la 11, llamada Deuda según PDE (protocolo de déficit excesivo) que es la cifra oficial de deuda reconocida por la UE. De esos ajustes resulta una deuda muy inferior al bruto de la primera columna: 108,9%; una diferencia del 32% del PIB. ¿Está “ajustada a derecho” esta merma? En mi opinión no. Contablemente es irreprochable, pero no todo lo contable refleja la realidad. La merma se debe a una serie de pasivos que se excluyen de la cifra bruta, y a la consolidación del neto debido. Me explico: la deuda de las CCAA son en realidad papelitos que no tendrían venta en un mercado. Es decir: No tiene mercado: su valor es nominal y por ello el Estado central ha de comprarlas, transferir el dinero a ellas, y emitir deuda para poder financiar la operación. Si tenemos en cuenta que esa deuda comprada por el gobierno a la CCAA tiene valor nulo (las CCAA no tienen apenas capacidad para generar recursos propios), por ende, aunque contable mente es un activo del gobierno, su valor real es cero. Si este gobierno pusiera en venta esa activo contable, obtendría cero euros. Esa es la realidad. Por ello el valor de deuda real se acerca más a la cifra bruta inicial que a la oficial (y no es consuelo que esto pase en todos los países de la UE).
En realidad todos los países desarrollados nos hemos endeudado frenéticamente desde la crisis de 2008, que fue una crisis financiera gravísima que se taponó con deuda pública. 
En 2007 el % de PIB de los países desarrollados y de la UE tenían una deuda del 71% (España estaba en la coqueta cifra del 45%). 
En la tabla siguiente, tomada del FMI,  vemos com han evolucionado estas cifras:




Todos los países avanzados, europeos o no, han aumentado su deuda/PIB hasta el 11%. La UE hasta el 88,6%. Ergo, España está desviándose seriamente del resto de países del área euro, lo que obedece tener dos consecuencias. Una, que cada vez encuentre más dificultades para financiarse, en términos de coste de interés y plazo, y tanto para el sector público como el privado, que depende totalmente de lo que haga el gobierno, que representa siempre la deuda mejor cualificada. Dos, que dificulte la política monetaria del BCE, quien posee ahora mismo unos 359 mil  millones  de deuda española (si, casualmente lo que ha aumentado el saldo de deuda el señor Sánchez; que es como decir que el BCE ha monetizado la deuda de Sánchez). No olvidemos que España es el segundo país con mayor inflación de la Zona Euro, por lo que técnicamente el BCE debería estar vendiendo deuda española para subir los tipos de interés y enfriar la demanda. Es decir, el BCE está en una posición muy mala para reconducir la inflación española sin provocar un empeoramiento de las condiciones de financiación y un posible crowding out (efecto expulsión del mercado de fondos prestables de las empresas menos cualificadas). 

martes, 16 de julio de 2024

Vox se quita la careta

Al fin Vox se ha decantado de forma definitiva. Ya no hay marcha atrás: Vox ya no es un partido de derechas a favor de la unidad de España y la devolución de competencias de las CCAA al gobierno central. Al menos esta era una propuesta que tarde o temprano, por necesidades financieras (y de otra índole) tendría que plantearse. 
Pero esos son consideraciones prácticas que ya no vienen al caso. Vox ha decidido quitarse las caretas de la ambigüedad y ha mostrado la faz que venía ocultando durante estos años de transfuguismo disimulado: de repente se ha aliado con la derecha más extrema en Europa ¡que resulta ser la amiga de Putin! y ha tomado distancias con el PP, dejándole en la estacada en varias CCAA y ayuntamientos en los que ambos gobernaban. Lo que se murmuraba del núcleo era cierto: el “Yunque”, secta radical religiosa de origen no español, existe y controla al partido con mano de hierro, la mano de Buxadé. 
Buxadé es un falangista con todo lo que eso implica. La Falange fundada por José Antonio estaba inspirada en Mussolini, y tenía una mezcla de catolicismo rancio (José Antonio era un ferviente católico), junto con una propuesta idealista de un mundo de pequeñas empresas familiares, financiadas benévolamente por bancos nacionalizados, no opresores con los pobres y sudorosos trabajadores. Una visión idílica, no amenazante, cuyo único - y mayor defecto - es que ese mundo no existe. Ni existirá esa mezcolanza boboncia de comunismo con una Arcadia feliz, sin oligarcas, en la que nadie es más que nadie y en la que una autarquía tendría a todo el mundo trabajando solo para España. José Antonio, por lo que sé, era buena persona, pero eso no garantiza que viera la realidad como es. Leyendo los discursos y ensayos de José Antonio se infiere una mezcla de buenas intenciones totalmente ineficaces que definen una utopía. 
Pero Buxadé es un tipo brillante, que no va a pecar de ingenuo. No va a darle vueltas al molino de las cogitaciones de Primo de Rivera, que solo sirvieron para vestir el régimen militar de Franco desnudo y necesitado de carta de presentación - ideología - en sociedad. La falange, durante un tiempo, ya sin José Antonio, hizo ese papel de disfraz: había un ideal, uniformes, himnos, que eran absolutamente necesarios. Se inventó esa falacia del “Movimiento”... Si alguien traicionó a la Falange y la usurpó fue Franco. 
Ahora Vox va a hacer lo mismo: usar una nueva versión amable de lo retro. Pero no va a ser fácil casar la pretendida Unidad de España con la alianza con Putin, de quien se ha demostrado que ayudó y asesoró a Puigdemont en su golpe de estado a España en 2017. Eso no es moco de pavo: una autócrata ayudando a un loco separatista a dar un golpe contra España. ¿Si lo llega a conseguir y nos encontramos con una republiqueta catalana teledirigida por Moscú? Qué soponcio, no? Y no solo para España, claro…
Pues eso, a ver quién se traga esa píldora indigesta de patriotismo ultra aliado a Putin. 

Las conspiranoicas calenturientas

Arcadi Espada, hoy en El Mundo, sobre el atentado a Trump:

 Contra mi costumbre, el sábado antes de dormir eché una última ojeada a las webs noticiosas. Trump estaba dando un mitin y de pronto empezó a sangrar por una oreja. Pero en todas las que vi se lo tomaban con una cierta tranquilidad. Estaba bien. La bala era de pequeño calibre. Había algo en lo que las webs coincidían, incluida la del Times: aparentemente había sido un atentado. Aparentemente. El frame duró muchas horas. Al día siguiente, las ediciones impresas de este periódico y del otro lo mantenían. Vete a ver si el tramposo no lo había urdido todo. Reforzaban la sospecha los impresionantes fotogramas de sus hilos de sangre en la cara, con el cuerpo aplastado por los miembros del servicio secreto pero, aun con todo, blandiendo el puño y gritando fieramente: «Fight, fight, fight!» [¡Luchad!]. Tan absolutamente excepcionales que más parecían una depurada ficción que un hecho por completo inesperado. El paso del tiempo empezó a dictar sentencia. La bala no era de pequeño calibre sino la propia de un sofisticado fusil AR-15. El fotógrafo del Times Doug Mills incluso había captado su estela, en una foto inverosímil. Y el asesino yacía muerto sobre el tejado desde donde disparó. Pero la sentencia era tardía. Las teorías de la conspiración más obstinadas se alimentan de esos instantes primeros. El conspiranoico cree ver en el origen del suceso la verdad inmaculada y en los relatos posteriores solo un vano intento de enmascaramiento. Este atentado dejará leyendas exuberantes. No solo entre los que creen que Trump fabricó la escena, sino también entre los que divulgan que todo lo ordenó Joe Biden y, como el viejo tembloroso que es, falló el tiro. Pero los delirios de las redes solo divierten. Lo importante son los sesgos veraces de los medios. No leí -ni he leído- un solo titular que dijera: «Trump, a punto de morir en un mitin». Sí he visto muchos otros que vienen a decir, para resumirlos: «Trump, herido leve». Casi un accidente doméstico. Y lo más importante de este fin de semana y de muchos fines de semana no es la sangre en la oreja ni el puño levantado, fight, sino que Donald Trump ha estado a punto de morir. A punto quiere decir, exactamente, que no está muerto por milímetros. Tantas estupideces diarias sobre el inicio de la guerra civil en Estados Unidos y desaprovechan el momento Sarajevo para desencadenarla. Si Trump hubiera muerto en Butler, Pensilvania, lo habrían enterrado, y ya. Aun así, es crucial observar el fútbol en circunstancias como esta. La minúscula distancia entre que el balón llegue a la red o salga rozando la oreja, y la inmensa diversidad de las consecuencias que separan una cosa de otra.”

domingo, 14 de julio de 2024

MENAS como solución a nuestros problemas

Sobre los menas y otras argucias de la izquierda.
Un inmigrante de patera no es solución a nuestros problemas social-financieros. No sustituye exactamente a los trabajadores que se van jubilando y dejando un hueco cada vez más grande. No tienen, como se decía antes, “ni oficio ni beneficio”. No tienen la cualificación de los que se van jubilando - o los que se van a otros países que pagan mejor. Por ejemplo, un MENA de 24 (sic) años no viene a sustituir un médico o enfermero español que se va a Londres. No. Un MENA (24 años) es una persona que confiesa que recibe 1500 euros al mes y “se mete en líos”. 
O sea, de entrada un inmigrante nos cuesta más que el salario mínimo por no trabajar. 
La solución para España (y Europa) no es importar 25 millones (Banco de España digital) 
en 2050. Por la sencilla razón de que “eso” ya no sería España. Como Francia ya no es Francia, Inglaterra ya no es Inglaterra desde hace un par de décadas. Ustedes verán.


sábado, 13 de julio de 2024

Secular stagnation. Releyendo a Larry Summers

 Hace más de una década el economista Larry Summers lanzó un hueso duro de roer a los economistas de la Mainstream. Estábamos enfrentándonos, según él, a un futuro económico nada halagueño para etiquetar el cual inventó la expresión “Secular Stagnation”, o estancamiento secular: un largo periodo en el que ya no volveríamos a disfrutar como en el periodo de postguerra, sesenta años de crecimiento fácil y, desde 1990, sin la pesadilla de los setenta, la inflación. Un futuro no optimista, pero mejorable con las políticas económicas adecuadas.
La cadena argumental de Summers partía de una decadencia poblacional acelerada que condicionaría todo lo demás. La caída y envejecimiento de la población en los países ricos (especialmente los occidentales), se traduciría en una caída de uno de los factores básicos (capital, trabajo, tecnología, más un épsilon que recoge cosas no medibles como el know how): la mano de obra, pero no sólo. Además, también se asistiría a una constante caída de la demanda, lo que invitaría a los inversores a bajar sus expectativas en un mercado cada vez más estrecho para sus productos. Por eso habría que añadir que la menor inversión en capital llevaría a una debilidad de la productividad, factor clave en el pasado para llegar al gran nivel de bienestar alcanzado antes de la Gran Crisis de 2008. 
Estas circunstancias menguarían las oportunidades de invertir rentablemente; habría un exceso de ahorro difícil de colocar, por lo que los tipos de interés caerían, en parte porque el exceso de ahorro se dirigiría a la compra de títulos financieros, con lo cual los precios de éstos caerían, llevando el tipo e interés a caer muy por debajo de lo normal en los años “virtuosos”.
En suma, estábamos, según Summers, ante un futuro con una baja productividad (que es la pieza clave que determina el nivel de salarios, beneficios, y el cupo que la sociedad quiera dejar a gastos sociales), población en caída imposible de frenar, falta de incentivo a invertir en capital físico y tecnología… una sociedad decadente en suma, pero gestionable para reducir otros riesgos mayores. 
Ha de resaltarse el horizonte a largo plazo que proponía Summers para sus predicciones. Digo esto porque la economía mundial estaba, en efecto, cuando formuló su tesis, en un periodo post crisis de escaso crecimiento, precios casi deflacionistas, intereses muy bajos que, desgraciadamente, los gobiernos no dejaron de aprovechar para una masiva emisión de deuda, con la excusa - totalmente inválida - de que había que compensar la causa de la demanda privada. Obviamente esa deuda no se empleó bajo un criterio condicionante de que fuera productivo (en EEUU la productividad se calcula para el sector privado). 
La pandemia de 2020-21 vino a emborronar el cuadro, y los gobiernos volvieron a elevar su deuda, con la excusa de reforzar la política de los bancos centrales de dar muchas facilidades de liquidez para que la economía no colapsara del todo. Por una u otra razón funcionó, pues la caída de la economía fue muy intensa, pero muy breve, salvándose el peligro, como en 2008, de una larga convalecencia: no hubo una gran deflación y contracción, con altos niveles de desempleo, como en la Gran Crisis de 1919, en la que los economistas y los políticos no acertaron a ponerse de acuerdo, haciendo por ello más intensa y duradera, a nivel mundial, una contracción que generó el profundo malestar que propició la paralización política que llevó a guerras civiles y, finalmente, la II Guerra Mundial. 
No quiero decir que la crisis económica, agravada decisivamente - por la impericia de economistas y políticos -, fuera la causa directa de la II WW. La crisis deflacionista se quiso curar con la reimplantación del Parón Oro, lo que fue un inmejorable acelerador de la deflación.
Pero la crisis sí pudo ser el caldo de cultivo del malestar que disparó la polarización de unos gobiernos muy extremistas que degeneraron en psicopatías en el poder como Hitler, Mussolini, y sus oscuros compañeros de izquierdas y derechas que entraron encantados en un conflicto que podría habrá acabado con la civilización.
Tal como en 1920-sig, hoy estamos en un mundo descontrolado al que los políticos han desistido (en gran parte por incapacidad) de encauzar por senderos de sensatez, virtud ésta que ha dejado de pisar la tierra. Un mundo en el que el ciudadano se ve obligado a elegir entre los dos extremos, izquierda y derecha, aunque no como se entendían estos términos hasta hace poco, sin que se vislumbre una oferta medianamente plausible.
Un mundo que empieza a sospechar, con temor, que se le viene encima una amenaza bélica y tiene que invertir en armamento (de momento disuasorio), cosa bastante difícil con unos gobiernos tan endeudados. La desviación de recursos cada vez más escasos hacia la defensa rebajará el nivel de vida y aumentará la inflación, que siempre hace acto de presencia en periodos amenazantes, pues la inflación siempre ha sido un buen lubricante cuando los gobierno son absolutistas y tienen que quitar ingentes cantidades de renta a unos para dárselo a los combatientes. Si no lo han pensado ya, sí, nos acercamos a un Gran Hermano como el que nos predijo George Orwell en “1984”, acertada visión de cómo sería un mundo gobernado por dos o tres autócratas dotados de infinitos medios informáticos, interesados en mantener un ambiente bélico que justifique sus dictaduras. 
En esta contingencia, cualquier tesis como la Secular Stagnation salta por los aires, porque el amenazante corto plazo lo emborrona todo, impide ver lo que se nos viene después. 

domingo, 7 de julio de 2024

El cristianismo luterano, germen de la sociedad abierta y de la economía moderna

Hace una buena serie de años, escribí un libro que intentaba rastrear la pista de dónde y cuándo se engendró la economía que hoy se practica en los países occidentales (y otros), con mayor o menor fortuna. Creo que lo leyeron cuatro como mucho.
No me desdigo de lo que allí decía: la economía actual no es un invención racional descubierta por un genio - digamos Adam Smith -, sino el efecto no buscado de una nueva religión que nació en las 95 tesis de Lutero, en 1520, expuestas en la puerta de la catedral de Wittenberg, para oprobio de la Iglesia Católica. Entonces se abrió en Europa una guerra sin cuartel entre el Vaticano, apoyado por el Imperio de Carlos V, y la nueva fe, que contra pronóstico se fue expandiendo por Europa, fracasando el emperador en su intento de sofocarla por lo civil o por lo militar. Después de innumerables batallas y persecuciones, en 1555, ya en las postrimerías del imperio, se acordó solemnemente el acuerdo de Augsburgo, el que se acordaron unos principios que comprometían a ambas partes; aunque desde luego la paz no se consiguió, pues la guerra religiosa continuó cruelmente hasta 1648, en la Paz de Westfalia, donde realmente se puso en práctica lo acordado en Ausburgo noventa años antes. 
¿Por qué creí que esta nueva fe dio origen a la sociedad que llamó “Abierta” (en el sentido de Karl Popper).
Lutero promulgó una doctrina antitética a la católica oficial: el verdadero creyente en Cristo no necesita de la intermediación de la Jerarquía para saber la verdad y salvarse. Basta con que él lea los sagrados textos sin interpretación previa sesgada, y si tiene Fe el espíritu santo le ayudará en ver la verdad. 
En mi opinión - aparte de ser un impulso a la culturización gracias a la recién inventada imprenta -, esta libertad de conciencia individual dio origen a la sociedad abierta - pese a la contradicción aparente de Lutero de no creer en el libre arbitrio -.
Lutero mismo se enfrentó bravamente en la dieta de Worms, ante la Jerarquía y el emperador Carlos V, cuando le pidieron que renunciara a su herejía, diciendo: “yo no puedo hacer eso porque va en contra de mi conciencia”. ¿No es un grito de libertad contra los dogmas oficiales y contra toda la doctrina oficial elaborada ad hoc sobre los textos originales? 
Fue una auténtica revolución, que hacía a los hombres libres, ciudadanos como los de hoy. Ofrezco aquí una parte de lo declarado en Ausburgo en lo relativo a la vida profana, en donde se percibe ya el aroma de una vida ciudadana de hombres libres e iguales:

Los ritos eclesiásticos que sirvan para mantener la paz y el buen orden en la iglesia, como ciertas celebraciones, fiestas y similares. Sin embargo, estas cosas no son necesarias para la salvación. Todas las ordenanzas y tradiciones instituidas por los hombres con el fin de aplacar a Dios y merecer la gracia son contrarias al Evangelio y a la doctrina acerca de la fe en Cristo. Por consiguiente, los votos monásticos y otras tradiciones relacionadas con la distinción de las comidas, los días de ayuno, etc., son inútiles y contrarias al Evangelio.

Sinopsis artículo 16: Asuntos Civiles

Toda autoridad en el mundo y todas las leyes, fueron creadas e instituidas por Dios para el buen orden. Los cristianos, sin incurrir en pecado, pueden tomar parte en el gobierno y en el oficio de príncipes y jueces; asimismo, decidir y sentenciar según las leyes imperiales y otras leyes vigentes, castigar a los malhechores con la espada, participar en guerras legítimas, litigar, comprar y vender, prestar juramento, tener propiedad, contraer matrimonio, etc.

Condenan a los anabaptistas, que enseñan que ninguna de las acciones anteriores son cristianas.

Condenan también a aquellos que enseñan que la perfección cristiana consiste en abandonar casa y hogar, esposa e hijos y prescindir de las cosas ya mencionadas. Al contrario, la verdadera perfección consiste sólo en el genuino temor a Dios y auténtica fe en Él. El Evangelio no enseña una justicia externa ni temporal, sino un ser y justicia interiores y eternos del corazón. El Evangelio no destruye el gobierno secular, el estado y el matrimonio. Al contrario, su intento es que todo esto se considere como verdadero Orden Divino y que cada uno, de acuerdo con su vocación, manifieste en estos estados el amor cristiano y verdaderas obras buenas. Por consiguiente, los cristianos están obligados a someterse a la autoridad civil y obedecer sus mandamientos y leyes en todo lo que pueda hacerse sin pecado. Pero si el mandato de la autoridad civil no puede acatarse sin pecado, «se debe obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29).

Sinopsis artículo 17: Del regreso de Cristo para el Juicio

También se enseñan que nuestro Señor Jesucristo vendrá en el último día para juzgar y resucitar a todos los muertos, para dar a los creyentes y elegidos la vida y gozo eternos. Pero los hombres impíos y los demonios le condenará al infierno y al castigo eterno.

Rechazan a los anabaptistas, que enseñan que los demonios y los hombres condenados no sufrirán pena y tormento eternos.

También se condenan algunas enseñanzas judías que ahora se propagan, que antes de la resurrección de los muertos, sólo los santos y piadosos ocuparán el reino del mundo y aniquilarán a todos los impíos.

Sinopsis artículo 18: Del libre albedrío

El hombre tiene cierta libertad para llevar una vida exterior honrada y para elegir las cosas que entiende la razón. Pero sin la gracia, ayuda u obra del Espíritu Santo el hombre no puede agradar a Dios, temer a Dios de corazón, creer, ni arrancar de su corazón los malos deseos innatos. 

«La naturaleza humana puede decidir si trabajará en el campo o no, si comerá o beberá o visitará un amigo o no, si se pondrá o quitará el vestido, si edificará casa, tomará esposa, si se ocupará en algún oficio o si hará cualquier cosa similar que sea útil y buena. No obstante, todo esto no existe ni subsiste sin Dios, sino que todo procede de Él y se realiza por Él. En cambio, el hombre puede por elección propia emprender algo malo, como por ejemplo arrodillarse ante un ídolo, cometer homicidio, etc.»


El hombre tiene un amplio margen de libertad para su actividad profana, para decidir hacer un oficio, comprar o vender bienes, formar una familia (el matrimonio ya no es sacramento sagrado: si quedan como tales el bautismo y la comunión), comer o vestir como quiera…y un largo campo de actividades que ya ni entran bajo el radar de la santidad, que se reduce al ámbito personal de cada cual, que además disfrutará de derecho a creer en la fe que elija. Esta libertad de conciencia tiene una papel crucial en la formación de la sociedad libre creada conscientemente por los primeros Pilmgrys arribados a Cape Cod en 1620. Entonces, nada más bajar a tierra, hicieron un solemne tratado “en el nombre de Dios”, jurándose ante él en formar una sociedad done cada cual practicara su religión escogida libremente, una sociedad gobernada por leyes, y con gobernadores elegidos periódicamente por el pueblo. 
En opinión de Jefferson, futuro padre de la patria en 1776, esos pactos renovados  periódicamente, generalmente para ampliarlos territorialmente, son la verdadera Constitución americana. Y en efecto, lo que es verdad es que todo el que fuera cristiano, siguiera la Fe que fuera de su elección, se integró. Hubo católicos que fundaron colonias católicas, como Saint Mary, respetando la norma sagrada de admitir en su comunidad a cualquier otra fe (cristiana). 
La,libertad de conciencia fue el germen de la sociedad abierta, aquella que admite la discrepancia siempre que respete la ley promulgada por los representantes. Esto y todo lo que va adherido a esto, como la libertad profana liberada de la vigilancia de toda jerarquía, es en mi opinión el núcleo de la sociedad democrática y capitalista de hoy.
Los demás países, salvo Inglaterra, que merece mención a aparte - aunque muchos de sus liberales, entre ellos Adam Smith, o Edmund Burke, se inspiraron en lo que sucedía en la colonias - no hemos más que una pálida imitación de aquella Sociedad Abierta.
Pero ahora me parece que todo esto, tanto lo auténtico como las imitaciones, están muy minados por valores, sentimientos e ideas que no lo aprecian. 

sábado, 6 de julio de 2024

Utopías para crédulos

“El sistema de salud británico - el gran transatlántico mitificado con las siglas NHS -, está quebrado”, ha dicho el secretario de Estado recién nombrado. La verdad es que están quebrados todos los sistemas de salud públicos europeos, que son buques fantasmas sostenidos a flote con una deuda pública cada vez más enorme. 
Es una crisis puramente financiera: ya no hay ingresos suficientes para taponar su déficit anual. 
Lo mismo podríamos decir, con más razón, de las pensiones, que en pocos países están capitalizadas. Los pensiones se pagan con las cotizaciones de los que tienen trabajo, que cada vez van a ser menos. En España estamos a un paso, o más allá, de que el ratio población laboral / sujetos pasivos (pensionistas) baje por debajo de uno. Más pensionistas que trabajadores, quiebra garantizada. 
¿Por qué el Estado de Bienestar, que es el orgullo de nuestro países, tiene ahora estos problemas? Caída de la población activa, caída de la productividad = recursos sociales cada vez más menguados, y pese a ello, se siguen actualizando las pensiones... Ergo hay que endeudarse, porque nadie se atreve a decir la verdad; es lo que hemos hecho sin que los “beneficiarios” se hayan dado por enterados. Ha sido una ilusión óptica muy cómoda para los políticos, pasando el problema de la deuda a nuestros hijos, mientras ellos disfruten de su pensión millonaria en la isla del caribe y nos mirarán por un catalejo. 
No hace falta decir que las pretensiones de la UE de crear de la nada un ejército común para cuando nos amenace Putin (o cualquier otros sátrapa), sin el apoyo de EEUU (que es lo que ha prometido Trump), es risible. Sí sí, risible. 
Los beneficiarios, es decir, los pasivos subvencionados, no ha dicho ni “mu” cuando el Estado es aumentaba las pensiones todos los años. Se supone que están en “su derecho”. Derecho fundamentado en que “ellos han cotizado 40 años, les deben eso”. Eso era factible cuando la población trabajadora crecía más que la de clases pasivas. Eso ya no existe. José Luis Escrivá, ministro de la cosa, dice que esto se soluciona trayendo inmigrantes a paladas, hasta 25 millones. Es un absurdo grotesco, porque cuando en España haya 25 millones de inmigrantes y una población original menguante, en algún momento España ya no será España. No habrá gobierno español. Puede que de nombre sí, pero es dudoso. 
La verdad es que vivimos por encima de nuestras posibilidades, actuales y futuras. Somos sociedades fantasmales, dirigidas por políticos incapaces que, para seguir en el poder, mienten y duden lo que la gente quiere oír. Es un confabulación perversa de políticos y votantes, una burbuja difícil de pinchar porque de momento es confortable.