"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 4 de junio de 2023

Golpe de estado permanente

¿Refundación democrática? Estaría bien, pero para que fuera mínimamente posible se necesita que lo creo el futuro ganador de la elecciones, supongamos que Feijóo. Pero no parece que Feijóo crea en ello. Por sus declaraciones tras el vuelco electoral, parece que no quiere afrontar el problema fundamental de España, que es la nación. No hay nación, ergo la democracia, la constitución y todo lo que conlleva están en entredicho. porque el estado no es aire, es una consecuencia de la Nación.

No hay nación porque unos sujetos dieron un golpe de estado en 2017 para separarse de España y auto proclamarse nación ex Novo, catalana y republicana. Entonces necesito, todo adquirió un tinte borroso de ensueño, nadie quería darse cuenta, salvo el Rey, que en su impecable alocución del 13 de octubre le tuvo que indicar al inútil Rajoy, presidente del gobierno, lo que tenía que hacer. 

Ah, pero Rajoy estaba secuestrado por los sorayos, profesionales del “no pasa nada, y si pasa, no nos damos por enterados”. Rajoy arrastró los pies, no aplicó a fondo el art 155 de la Constitución... y luego vino Sánchez, también gracias a la desgana embebida en whisky de Rajoy, indultó a los golpistas, manoseó las leyes y los tribunales, finalmente indultando a los sediciosos. 

Lo volverán a hacer, han declarado ellos mismos.

Y ante estos hechos, Feijóo, presidente in pectore, dice que va a intentar congraciarse con los sediciosos, “pues él los entiende, él habla gallego cuando está en Galicia”. Sin duda una buena razón para trazar punto y raya en donde lo ha dejado Pedro Sánchez y mirar adelante. Hagamos notar de pasada, que el gallego que habla Feijóo es totalmente artificial: lo entiendo yo... Pero, ¿acaso no ha hecho él inmersión lingüística en Galicia durante su mandato? Si hombre, ya está docilizado, ya sabe cómo apaciguar... A él que le dejen gestionar la economía, lo demás es ruido. 

Gente que le conoce me ha dicho que es un gestor muy eficiente. No lo dudo, nos congratulamos, pero no es eso, no es eso...

Así que parece pensar que docilitará a los catalanes, y a los vascos, mediante una gestión económica (léase concesiones y transferencias) para que el león, con la panza llena, dormite. Pues lo volverán a hacer.

martes, 30 de mayo de 2023

El gobierno de los mejores

Hace más de cien años (1921) que Ortega y Gasset publicó “La España invertebrada”, un bestseller que se sigue citando regularmente. Las tesis de Ortega quizás hayan perdido mucho de su frescor. Ortega no era un científico, no estructuraba su discurso con el rigor científico de hoy - que no deja de ser un oropel más en determinadas cuestiones. Gracias a esa falta de rigor, las conclusiones de Ortega no pueden aceptarse, pero el conjunto del libro, y sobre todo su título, creo que están en todo su vigor. 
La verdad es que la llaneza de ese título es de una solidez y de un vigor envidiable. Es así porque es una aseveración innegociable: la mejor definición de España es que es una nación invertebrada. 
Ahora se prefiere la expresión “Estado fallido”, que es aplicable para muchos países del mundo. España es más que un estado fallido: es una nación fallida porque desde hace siglos - desde que cayó el “Ancien régime” de monarquía absolutista - es decir, desde la invasión napoleónica -, España no ha sabido encontrarse a sí misma. Y cuando ha tenido épocas de cierta estabilidad y acomodación a su entorno europeo, los grupos sociales de siempre han desestabilizado el tablero para inclinarlo a su favor. 
En 1875 se reinstalaba, con la Restauración de Cánovas, una nación acorde con los tiempos, monarquía parlamentaria y separación de poderes. Este régimen de la Restauración puso a España al nivel político de las demás naciones europeas; acabó con las sublevaciones y guerras carlistas, que ensangrentaban y empobrecían a España. También acabó con el desastre de la I República y su alucinantes guerras cantonales, Cartagena contra alicante, Jumilla contra Murcia, y cosas que sólo en pesadillas se pueden concebir. España hollaba más y más en la invertebración. 
Pues bien, en cuanto empezaron a asomarse las izquierdas marxistas-anarquistas y el nacionalismo catalán, siempre aliados, se empeñaron en volver a inclinar el tablero a su favor, y en 1917 (en plena guerra mundial y revolución soviética) montaron un acoso y derribo contra el legítimo gobierno (huelgas, manifestaciones, convocatorias de desobediencia civil, muertos) que a punto estuvo de poner todo patas arriba. 
A partir de ahí no hubo un momento de normalidad. Las fuerzas anarquistas inventaron, con su doctrina alucinatoria, el pistolerismo, es decir, el asesinato en plenamente calle de mandatarios y empresarios (cuyos imagen fue conscientemente desgastada como hoy se encargan de hacer Pablo Iglesias & cia incluso desde el gobierno). El pistolerismo fue especialmente entusiasta en Barcelona, la ciudad más industrial. La inseguridad en las calles propició el golpe de estado del gobernador militar de Barcelona, Miguel Primo de Rivera, en 1923. El rey Alfonso XIII no se opuso, todo lo contrario, lo que años después le costó su corona y la extradición. La Dictadura acabó con la inseguridad y con las guerras africanas, creciente motivo de descontento social. Por eso Primo tuvo un periodo de gracia. Se le acabó pronto. En 1929 Primo de Rivera dimitió. El rey quiso volver al parlamentarismo anterior, pero no le dejaron: había apoyado la Dictadura. Entonces vino la II República, que fue de todo, pero sobre todo de izquierda radical, excluyente de toda la derecha, lo que desembocó  en la Guerra Civil. No fue una República integradora, es lo menos que se puede decir. 

La España Invertebrada se escribió poco antes de la Dictadura De Primo. Años de inestabilidad permanente en Europa, después de la tragedia de la Primera Guerra Mundial. Los desequilibrios europeos se dejaron notar en España, que no fue una excepción a la gran crisis europea de entreguerras, crisis financiera de 1929 incluida. 
Por lo tanto, OyG no fue el único que respiró, y escribió sobre, vientos de crisis. Las estructuras políticas europeas, especialmente el parlamentarismo liberal, habían perdido su capacidad de garantizar el orden y la economía, y nuevos protagonistas estaban presentando su tarjeta de visita para hacerse cargo de la amenaza comunista, el “Fantasma que recorre Europa” (Marx-Engels). Efectivamente, hubo miedo a la expansión del comunismo, miedo que se convirtió el leitmotiv universal para justificar el fascismo. Estas violencias sociales trajeron la II Gran Guerra.
En suma, España no era la única nación invertebrada. Lo normal es que casi todos los países pasaran por crisis profundas en el periodo en el que OyG escribía su libro. 

Pero España ha tenido una particularidad. Desde la guerra napoleónica no ha vuelto a participar en guerras contra enemigos exteriores. Ha vivido de espaldas al mundo, pese a los breves intentos del conde de Romanones de meterla en la I GG, y del presidente de gobierno Juan Negrín para prolongar la guerra civil hasta que estallara la II GG y nos intervinieran los aliados...
Creo, como ya he dicho, que las tesis de Ortega no se sostienen hoy en su mayoría, aunque hay una que me parece acertada: España odia a los que destacan en algo, a los que alcanzan éxito, no digamos ya si son ricos. Los españoles pueden soportar que un estrella del fútbol o un torero sean ricos, pero no un empresario exitoso que crea riqueza para todos. De ahí el desprecio, incluso el odio, a la excelencia, lo que nos lleva a la constatación de que los que nos gobiernan no son precisamente los mejore dotados para ello. Aun así, estos incapacitados se hacen ricos a través de la corrupción, que se perdona fácilmente si pertenecen a la misma bandería. 
La democracia española tiene un grave fallo en esto (y en otros aspectos). Porque los que gobiernan, o aspiran a ello, se adaptan a este medio ambiente y actúan en consecuencia, primando sus intereses y los de su partido. Se ha creado un correoso círculo de profesionales de la política, que aspiran a tantísimos cargos bien pagados que hay en España, que se reparten por cooptación entre los que han resistido años de mediocridad en el partido. Se lleva mucho el honor de no haber estudiado nada “por haber trabajado para el partido” desde jovencito. Nula selección, salvo de obediencia ciega, cortedad de mente y resistencia. Así han sido las “carreras” de varios ministros de los últimos gobiernos. Semi analfabetos, incompetentes, sectarios y además, puteros. Esto se multiplica por 17 regímenes regionales con ilimitadas aspiraciones, que se miran aviesamente unos a otros. El separatismo da muchos réditos electorales, sino no se explica su extensión. En suma, toda una extensa clase extractiva que además agrede a los miembros de la sociedad más eficaces y productivos, asignatura ésta en la que suspendemos sistemáticamente. Pero no importa, aquí lo que importa es las “nivelación” de todos por el mismo rasero.
Muy difícil de enmendar este vicio que está enraizado en la España profunda, el odio a la excelencia y a la diferencia.

lunes, 29 de mayo de 2023

Sánchez a la calle

Gran satisfacción, mayor por inesperada, de las elecciones regionales y locales de ayer: España gana, Pedro Sánchez pierde. 

Se demuestra que el pueblo estaba harto de los despropósitos, de la vanidad, y del abuso de poder de Sánchez, ese presidente que ciertamente pasará a la historia, pero como pasó a la historia ese rey de España felón llamado Fernando VII.

Feijóo le tendió una trampa a Sánchez, le lanzó el envite de hacer de estas elecciones locales un juicio nacional a sus formas dictatoriales y a su entrega obstinada a sus aliados de extrema izquierda. Sánchez, bobamente, aceptó el reto, cuando todos sus cargos regionales y municipales le pedían a gritos que rectificara, y sobre todo que dejara de llevarse del ronzal por sus aliados extremistas desquiciados y sin sentido de la realidad. Lo han pagado duramente él y esos grupos neocomunistas, identitarios, cuya única obsesión es confrontar a la gente y defender a dislates tales como okupas, sediciosos, violadores, y todo aquello que elimina la más elemental convivencia.

En estas elecciones, estos personajes han desaparecido prácticamente del mapa, aunque seguirán berreando, que es lo suyo.

Por ello creo que sería procedente que el incumbente dimitiera y convocara ya las elecciones generales previstas en diciembre. No lo va a hacer, obviamente, por lo que puede seguir haciendo mucho daño a las instituciones que todavía no ha dañado. Lástima que el Rey no tenga el simple recurso de invitar a las fuerzas políticas y comvencerlas de ello.

Así que soportaremos estoicamente 6 meses de agonía de un gobierno que ya no representa a casi nadie, y menos aún representan sus aliados gubernamentales, grandes culpables, junto con la psicopatía del presidente, del descalabro.

Lástima, porque quizás de ahí saldría un PSOE renovado que retomara la senda de la socialdemocracia - Sí eso es posible en un partido laminado por el psicópata, sin líderes, muy ideologizado y sin vocación de gobierno. No es un partido de estado. Pero creo que sería un primer paso. Es satisfactorio también el duro castigo recibido por sus acólitos neocomunistas, y deberían tatuárselo a sangre para no olvidar nunca donde están los límites de la democracia.

Límites que son muy claros: elecciones legislativas, gobierno de mayorías, separación de poderes, es decir, todo lo que ha intentado Sánchez cepillarse rozando el golpe de estado. De hecho ha dejado tocados a muchos tribunales y leyes, que habrá que reparar sin demora para recuperar la estabilidad. 

Esto gobierno lo ha zarandeado todo: desde el Constitucional, pasando por el CGPJ, hasta las empresas más eficientes y emblemáticas españolas, poniendo en peligro a sus trabajadores y su porvenir. 

En esta campaña Sánchez ha presumido mucho de sus logros económicos, que no son más que el resultado de una demanda inflada por el gasto público y la deuda. Eso es una herencia que pagaremos todos, sea quien sea quien gobierne. Pero por favor, que sea otro.

miércoles, 24 de mayo de 2023

La inflación favorece a los autócratas

La inflación, tan perseguida de boquilla por los políticos al mando, en realidad se han hecho adictos a ella. La inflación es para el autócrata como la lluvia para un campo reseco. Como el campesino que hace rogativas para que llueva, el autócrata denuesta la inflación a la vez que hace conjuros para que no se vaya.
Tiene su lógica: la inflación le financia su deuda que necesita emitir para mantenerse en el poder. 
Como dijo hace un siglo Keynes, la inflación es un impuesto eficaz desde el punto de vista recaudatorio, muy eficaz. Simplemente porque las rentas nominales que pagan impuestos suben mucho más, y constantemente, que lo harían sin inflación. De modo que el contribuyente, normalmente indefenso ante la pérdida de su poder adquisitivo, ve además mermada su renta disponible por una recaudación fiscal extra debida al aumento de los precios. Eso el gobierno se lo podría aliviar al pobre “sujeto pasivo” (nunca mejor dicho) corrigiendo los tipos impositivos por la tasa de inflación, ¡pero el gobierno no está interesado en eso!
Al gobierno le interesa, primero y sobre todo, quedarse en el poder. Para ello necesita gastar, no ofrecer una buena tarjeta de gestión impecable. Para gastar necesita ingresos. Por eso le interesa una inflación que infle las rentas. Y, además, si no le alcanza con los impuestos y registra un déficit, tiene la posibilidad de aumentar la deuda nacional, eso sí, con la condición de que el banco central no le suba mucho el tipo de interés que paga por esa deuda. Pero si el tipo de interés del banco central se mantiene por debajo de la tasa de inflación - como ocurre ahora -, ¡el coste de la deuda es negativo en términos reales! Ergo, el gobierno brama contra la inflación, toma medidas que en realidad la fomentan, pero se mantiene satisfecho, sonríe, porque aumenta el poder de gasto que necesita para sus políticas demagógicas, como estamos viendo en esta campaña electoral en España. Recuerden aquella famosa escena del camarote de los hermanos Marx, ¡y dos huevos duros más! 
Hace unos días, Erdogan, autócrata de Turquía, ha ganado las elecciones a pesar de 20 años de corrupción desbocada y ¡una inflación de tres (3) dígitos! (Vean último art. de Daren Acemoglu). Corrupción e inflación enormes.
Esto se puede leer como que estas cosa tan devastadoras no penalizan electoralmente, al revés. Crean clientela, intereses espurios, y bases electorales que ganan elecciones. Por eso predigo que la inflación se va a quedar mucho tiempo: todos los países están muy endeudados, y necesitan endeudarse más. Algunos se endeudan para ir pagando el servicio anual de la deuda...
No, estas cosas no despiertan a la gente, la adormecen; se conforma con que su monedero llegue a fin de mes y el súper esté bien repleto de mercancías. Estas cosas de la economía son demasiado complejas para que ja gente se entere. Además, le da miedo. Además, hay gente que se auto nombran “socialdemócrata” para apoyar con fervor cosas así. 
Que tome nota Feijóo por si acaso se sorprende de que no le vaya tan bien en las elecciones... ojalá no, pero hoy la demagogia más grosera es lo que impera. 

jueves, 18 de mayo de 2023

No nos engañemos

El futuro de España está en vilo, si es que a Uds les interesa que siga siendo una democracia representativa. El futuro de España, como su bandera, se va tiñendo de un sombrío color morado, que fue la aportación de los republicanos, esos alucinados de la II República, que quisieron enterrar de un tajo la mitad de la sociedad española. La nueva bandera simbolizaba eso.
No nos engañemos. La segunda República no fue ni democrática ni integradora. Fue sectaria. Mientras la manejaron ellos, los republicanos por supuesto de izquierdas (sobre todo psoe, Azaña), las cosas fueron marchando mal que bien, con aberraciones como la ley de órdenes religiosas, que ya presagiaba las futuras persecuciones sangrientas. Pero como no les gustó el resultado electoral de 1933, dieron un golpe de estado en 1934 para instaurar la dictadura republicana del proletariado, nada menos. 
Ese golpe fue, según muchos historiadores, el prolegómeno inevitable de la guerra Civil. 
No se conformaron con eso. Con la complicidad de Azaña dieron un pucherazo escandaloso en las elecciones de febrero de 1936, asignándose decenas de actas previa anulación de los candidatos electos de la derecha. Ya  eran dueños de un parlamento a su medida, con un gobierno a su medida, con un presidente de la República a su medida: Azaña. 
¿Quienes fraguaron todos esos desatinos para apoderarse de la voluntad popular, permitir la violencia desatada en las calles, ir hacia una “dictadura del proletariado” diseñada en el magín de Largo Caballero? En ese Magín no cabía alcanzar la dictadura del proletariado más que por la violencia, con la confrontación civil. Por eso cuando los militares sublevados se levantaron en armas ante el magnicidio de Calvo Sotelo, perpetrado por las fuerzas policiales y otros voluntarios adheridos, casualmente guardias de corps de Indalecio Prieto, el gobierno se frotaba las manos porque eso les permitiría aplastar lo poco que quedaba de la derecha “fascista”, y hacerse con el poder republicano, por supuesto de izquierdas.
Hoy estamos a un paso de que le den la patada al rey demócrata, establezcan una República “federal” (es decir, hacer añicos de España), y aquí se establezca un poder de facto compartido por psoe, Bilduetarras, separatistas catalanes, y cada región tirando de la cuerda para coger más migajas que las demás. No es broma. Miren el poderío que tienen en País Vasco Otegui y compaña, que se van a comer a los idiotas del PNV. El árbol y las nueces, jajaja.
Estamos a poco. Ese es el plan. Presentarse como una República aliada a las comunistas de los Foros de Davos y San Paulo, que se pondrán a la sombra de la emergente China, todos contra EEUU. 
Habrá nacionalizaciones sin indemnización- exprópiese-, de empresas y viviendas, con una ley ya en proyecto para castigar con saña (cuatro años de cárcel) a los que ayuden a recuperar su propiedad contra los okupas: ley anti-desokupas. Se nacionalizarán puntos básicos de la alimentación. Supermercados. Mercados centrales. Habrá hambre. El paro y la miseria subirán, pero no aparecerán en las estadísticas, como no aparecen hoy los parados reales. 
Lo que no se sabe seguro es cuándo darán el golpe de estado, como mandarán al rey al exilio, ni como se repartirán los cargos, aunque juraría que el Presidente de la flamante República será Zapatero. Es el que ha sembrado el camino desde aquel fatídico 11 de marzo de 2004.

miércoles, 17 de mayo de 2023

Sánchez Dragó

“Huérfano no sólo de padre, sino también de patria, he sacudido la arena de ésta del suelo de mis zapatos y de los posos del alma, aunque no, por completo, del tictac del corazón.”

Sólo los hideputas, los pescadores de río revuelto y los descerebrados son capaces de olvidar que en España, como en todas partes, frentepopulismo significa guerra civil.”


Salvador Sostres

Madrid es el sitio que vamos cuando nos frustra Barcelona o lo que nos pasa en Barcelona y Madrid nos acoge muy bien. Muy amable, muy querida ciudad, brillante, algo puta, siempre más excitada que nosotros. Nos fascina el recibimiento, creemos que hemos encontrado el sitio, hasta que poco a poco nuestro mecanismo se atasca, se estropea, colisiona; crece la angustia otra vez, nos miramos en la ciudad y vemos el éxito de lo que hacemos pero en ninguna parte podemos ver quiénes somos. Tenemos amigos, negocios, nos van bien las cosas. Nadie nos molesta, lo ponen muy fácil. Todavía es un distintivo ser catalán en Madrid. Pero hay algo de Barcelona para quien ha vivido siempre que hace que cualquier otra ciudad le acabe resultando inhóspita. Una violencia de bajísima intensidad, una molestia en la mano con la que escribes, una incomodidad difícil de explicar pero que desconcierta a quienes estamos acostumbrados a vivir en la lección intrascendente pero hipnótica del máximo bienestar. Madrid es lo contrario de la resignación, tienen muchas más ganas de vivir que nosotros, pero con la ambición de una vida y de un bienestar, de una calidad y una suavidad que Barcelona ya hace años que la encontramos , elevar, y destilarla al elixir; y siempre que nos alejamos, nos falta. Luego está el grupo de imbéciles que nos rodea, el tel gris con el que promedia la ciudad, la desesperante manera de votar, las convenciones provincianas. Barcelona nunca ha tenido ni una sola idea de por dónde empezar a interpretar el lujo.

Pero hacerse mayor significa aprender a vivir en tu sitio haciendo de lo que tienes el fruto de un arte imprevisible. Esto también lo digo por tu familia. Cada vez que crees que te escapas a Madrid, tus fantasmas y sus angustias y tu frustración se escapan contigo. Y es dulce y liberador pensando que podríamos vivir como si fuera verdad que la generosidad y el agradecimiento son los sentimientos preferidos de Dios. Es fascinante llegar de vez en cuando a Madrid y sentirse bien recibido en una ciudad en la que nadie te molesta por quien eres y todo el mundo te valora por lo que haces. Pero pasan los días y para un barcelonés es inevitable irse sentir incómodo en un lugar que todo lo hace para agradar a Dios pero que Dios no le mimó el día que lo creó.

"Ir a Madrid" no es un destino, es un concepto. No es que vayas a un sitio. Es que haces algo. "Vas a Madrid". “Ir a Madrid” es como los habitantes de L'Hospitalet, la ciudad no capital de provincia más poblada de España: la mitad viven porque quisieron, y la otra mitad eran de cualquier otro lugar, un día van entrar en coche y cuando ya llevaban una semana dando vueltas por aquel laberinto lo dejaron correr y se compraron un piso. La mitad de catalanes que va a Madrid a hacer negocios no va a hacer a negocios, sino que va a Madrid. Huye del laberinto, se compra un piso y levanta una empresa que gana decenas de millones de euros al año. Pero el primer impulso fue huir, "ir a Madrid", poder existir en condiciones más justas, menos insultantes y absurdas, y tener la sensación de que tus interlocutores han salido de una escuela aunque sea pública, y no de una cueva con un jabalí y un garrote, como tan a menudo ocurre aquí.

Madrid es el refugio y no viviremos vidas suficientes para agradecerles el nervio, la hospitalidad, la velocidad. Una ciudad donde lo que ocurre es importante y desencadena lo que pasa al día siguiente. Después volvemos a Barcelona y no viviríamos en ningún otro sitio. Hay una calidad muy de fondo y que tenemos muy incorporada parecida a cuando abrazas a un amigo en invierno, todavía lleva el abrigo puesto, y notas que es imposible que no sea Loro Piana. Barcelona es esta memoria de la piel, y por supuesto iremos y volveremos de donde convenga a hacer entes negocios que hagan falta, pero cuando tocas algo y no tiene ese tacto, hay un mundo interior que te cae tan abajo de dentro de ti que no existe ninguna corte que pueda consolarte.

martes, 16 de mayo de 2023

Un episodio de Galdós

España se descose, le crujen las artificiales costuras que le hicieron por decreto en la Transición. Los baroncitos regionales del psoe no quieren aparecer en la foto con su presidente de gobierno. Pero se ponen de rodillas para pedirle dinero, que es el único que lo tiene. Es el único capaz de que le presten dinero a tipo de interés del BCE. 

Así funciona el cambalache: Cataluña se endeuda y le endosa la deuda, que no puede pagar, al estado central, que le da el dinero. El estado central computa como un activo ese título radioactivo, que nadie compraría (¿Quién le compraría un bono al Barça?). Así, mediante este “activo”, cuando se consolidan las cuentas se cancela la deuda emitida con dicho activo, y sale a devolver una suma ficticia, muy inferior a la real, deflactada por los activos que no son tales, pues Cataluña no va a pagarla. La van a pagar los españoles. 

España se resquebraja mientras la deuda, supuestamente de todos, sube y sube. Pero, ¿quienes somos todos? ¿Somos un todo unido? Cuando esto definitivamente haga crack, ¿quién la pagará? Cataluña no. Aragón tampoco. ¿Madrid? No habrá gobierno central. Habrá revolución, y las revoluciones no se pagan. No habrá euros, nos habrán echado. Lo que sí habrá es hiperinflación, de 17 banqueros centrales emitiendo ¿qué? Papelitos que se depreciarán según salen de las máquinas. ¿Recuerdan la I República, Cartagena bombardeando Alicante, para saquearla? 

Parece una pesadilla, pero lean los Episodios Nacionales de Galdós en esa época. Fue lo que hubo.

domingo, 14 de mayo de 2023

¡Pues claro que ha de haber una recesión!

En EEUU, la economía sigue yendo como un tiro pese a las subidas tan diligentes como poco efectivas de tipos de interés de la FED. El GDPnow, un anticipo del GDP definitivo del Segundo trimestre, todavía no publicado, está creciendo gentilmente, 



Y la tasa de paro ha vuelto a bajar al 3,4%.



Las subidas de tipos han sido muy esforzadas, pero lo único que han cuestionado es los ratios de estabilidad bancaria, lo que ha dado escalofríos a la FED, que ha preferido enfriar un poco su ardor antiinflacionista. 
Si no hay recesión, no habrá control de la inflación. La inflación sólo se controla por una caída de la demanda global. Se suben los tipos, y la gente gasta menos. Cae el consumo y cae la inversión. En consecuencia, los precios se moderan. Cuando lo han hecho suficientemente, la FED puede volver a bajar los tipos para recuperar el pleno empleo.
Pero el empleo ya es hoy pleno. Tendría que aumentar el paro al 5% para enfriar la inflación convincentemente. Lo idóneo sería una recesión mínima, de dos trimestres, pero estamos entre Gargoris y Abidis, con la doble amenaza de que si subes mucho los tipos puedes desatar un pánico de liquidez, y quebrar el sistema. Si no elevas bastante los tipos, la inflación se te irá de las manos para mucho tiempo. 
Que no haya recesión no es una buena noticia, porque se debe en gran parte a la fuerza dada al consumo con la gigantesca emisión de deuda, absurda en un momento en que conviene moderar el gasto, ya que todo el mundo está gastando con frenesí. La deuda pública es un pus que reventará, tanto si se retrae la inflación (bajaría la recaudación de impuestos), como si no y aumentan los tipos de interés. 
Esto último sería un tiro en el pie para el BCE, que tendría que elegir entre volver a comprar deuda a los países díscolos o que el euro tuviera una crisis como en 2012. 
En otras palabras, estamos viviendo alegremente la prórroga de las laxas políticas de cuando la pandemia. Esto, en tiempo electoral, beneficia al incumbente que tiene la manija de la deuda. Cada día puede sacar de la chistera unos miles de millones para gastar en... lo que sea. 
Pero vendrán las rebajas y el llanto y crujir de dientes bíblicos. Habrá revueltas, sediciones y otras alharacas. ¿Qué quedará en pie?



sábado, 13 de mayo de 2023

Réquiem por el cine español

Cabreado con el cine español. 

Ayer vi con placer una película argentina. Salía muy mejorada, comparada con una española que no pude acabar.

¿Por qué el cine español es una basura maloliente? Los actores sobre actúan, los guiones son para tarados, los directores son pésimos profesionales... 

salen mal parados de la comparación con el cine argentino, que viene de un país fallido. 

He de decir que en la película argentina entraba y salía Ricardo Darín, un prodigio de la naturalidad. Es el mejor actor de hoy. Pero los demás que actuaban lo hacían igual de bien que él. El guión era de lo más natural, sin alardes estéticos. La historia, llana y bien contada. Verosimil. 

Como decía Miguel Gila, “mi humor no es surrealista. Cuento cosas extrañas, como que una familia tiene una vaca un un piso para poder beber leche. A la vaca se le cae un cuerno a la calle. Es extraño, pero es verosímil”.

El cine español, por razones que ya se imaginan, ni es verosímil, ni gracioso - es de sal gorda -, el guión es una mierda y los actores están mal dirigidos y sobre actúan demasiado. Eso sí rezuma una carga ideológica  nauseabunda por falsa, da cartón piedra.

Cito al cine argentino como podía citar al de Moldavia. Con la particularidad de que usa nuestra lengua. Y el español argentino es una delicia oírlo (como podría ser el de España y se actuará con naturalidad), pero eso, la naturalidad, está tirada a la alcantarilla. 

El mensaje, que nadie se traga porque nadie va a verlo (es deficitario y subvencionado hasta las trancas) es, basicamente: rojos buenos, graciosos, desternillantes para ellos mismos; “fachas”, malos y tontos, si es que sale alguno. 

Antaño el cine español era bueno. Teníamos a Berlanga, de películas imperecederas. Teníamos actores, tanto más grandes que actuaban con naturalidad. Los guiones tenían maestros como Azcona y Pedro Beltrán. 

En los últimos 10 años sólo recuerdo una película española con admiración, de Leon de Aranoa. Se llama, creo, “un mal día”. 

RIP por el cine español subvencionado e histrionico. Por sus actores patibularios y suficientes, por la falta de escuela, etc. Basura. Basura la pomposa academia del cine, basura los Goya, basura el lameculismo obsceno del ministerio, basura las atengas políticas en tales actos...

jueves, 11 de mayo de 2023

Hiper ventilación

Las economías desarrolladas a ambos lados del Atlántico están hiperactivadas a consecuencia de las políticas anti pandemia - justificadas, pero no retiradas a tiempo. 
Estas políticas se han traducido en un nivel de deuda pública récord, en gran parte financiada (es decir, comprada) por los bancos centrales, que tienen sus cajas repletas de títulos que si fueran puestos a la venta, caería a plomo su valor. En el gráfico, deuda/PIB para EEUU y España, que no le va a la zaga. 



Estas deudas se emitieron primero para ayudar a los damnificados de la pandemia y sostener un mínimo nivel económico. Funcionó, pues la contracción pandémica fue virulenta pero breve. Pero luego los gobiernos hicieron una cosa infumable: aumentar la deuda para luchar contra la inflación, que es un contra dios: no puedes aumentar la demanda cuando tu banco central está contrayendo el crédito para enfriar la economía, lo que entorpece esa lucha antiinflacionista y desvía los fondos de la inversión privada a los caprichos del gobierno. 
Mientras, éste se forra gracias a la inflación que él mismo contribuye a acelerar, pues su recaudación impositiva se ve inflada gracias a la inflación de rentas contributivas. 
Lo llaman socialdemocracia...
Bien, será eso, pero resulta que el capital productivo huye a sitios más seguros jurídicamente, huyen de sitios donde caprichosamente les imponen un nuevo impuesto día sí, día no. 
Lo siguen llamando socialdemocracia, pero...
La huida de la inversión recorta los puestos de trabajo y sus salarios, pues la calificación productiva desciende.
España está en una dinámica de ruina: constante caída de la productividad y de los salarios, cada vez menos cualificados. Mientras, el gobierno se viste de sembrador y lanzaba al erial dinero a espuertas, frenéticamente, pues estamos en modo electoral. España está en el sendero que lleva al subdesarrollo.
No se siembra en balde. El que recoja la cosecha, es decir, el sucesor, tendrá la manos atadas por una deuda límite, un paro asfixiante, y uno se recortes que tendrá que hacer sí o sí para que los mercados no quiebren. 
Pero un aumento del tipo de rendimiento de la deuda es casi inevitable si el BCE quiere contener la inflación. Tendrá que vender deuda, y eso aumentará la prima de riesgo entre países del euro. Sonará un crack. El coste de la inversión privada se pondrá por las nubes, habrá “llanto y crujir de dientes”, sin descartarse una huida de España, para lo que la que está mal dotada (ver post anterior) y un retroceso estructural que sólo un gran líder sería capaz de solucionar. 
No veo a Feijóo en ese papel histórico.