"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 25 de febrero de 2014

Apuntes sobre solvencia y liquidez bancaria

Noah Smith tiene un comentario sobre la insolvencia versus la iliquidez como razón de las crisis bancarias, principalmente en 2008.

La crisis de liquidez se debe a una repentina preferencia por la liquidez aunque los bancos son técnicamente solventes. Sus activos son superiores a sus pasivos, pero por razón de su mismatch (diferencia de vencimientos entre el pasivo y activo) no puede hacer frente al pago de sus deudores al mismo tiempo. Una "rociada" de dinero por parte del Banco Central ayuda a que con liquidez a corto se resuelva el problema. El banco central refinancia a corto a la banca en mejores condiciones hasta que la aguas vuelvan a sus cauces.

Un problema de solvencia se debe a que los bancos están endeudados por encima del volumen de sus activos, por lo que ningún aporte excepcional de liquidez les ayudará a hacer frente al pago de sus deudas en su totalidad. Aquí hay implícita una "falacia de la composición", pues se suele vigilar la solvencia de los bancos individuales, cuando la verdaderamente explosiva es la sistémica. Aunque es verdad que cuanto más solvente sea cada banco, menos probable es el traigo sistémico. Eso sí, basta que un banco de cierto volumen oculte un riesgo potente para que pueda afectar a todo el sistema a Trade de una corrimiento hacia la liquidez.

Yo creo que es una distinción que parte de una falacia: una visión estática, o fotográfica, de los balances bancarios, cuando en realidad tal balance es sólo significativo en la fecha en que se ha hecho. Un banco puede aparecer solvente a los precios vigentes en el mercado en tal fecha, e insolvente al día siguiente si se ha producido un pánico de liquidez y los activos que tiene en sus balances han perdido parte su valor. Todo depende del tiempo que transcurra con esos activos cayendo de precio, y los acreedores llamando a la puerta para cobrar sus deudas. Las deudas de los bancos son a muy corto plazo, depósitos frente a clientes o depósitos frente a otros bancos (interbancario). En 2008 fue este último mercado, el interbancario, el que se secó.

Contablemente un banco puede ser solvente, pero si sobreviene una crisis de liquidez volverse completamente insolvente, por muy prudente que haya sido su contabilización del valor de sus activos. Un banco siempre está expuesto, y todos los bancos también, pues unos y otros tienen un lazo de deudas a corto por el interbancario. Ni el banco más sano del mundo, con un activo ampliamente diversificado y moderadamente contabilizado, con buenos coeficientes de liquidez y solvencia, se libra de una huida de liquidez por el pánico: basta que está dure los suficiente.

No hay una divisoria clara, quiero decir. Es una cuestión de grado. Cuanto más apalancamiento hay en la economía, más riesgo de impago, pero no hay una vara de medir por que fije una línea divisoria segura entre solvencia o insolvencia. Las Cajas de Ahorros españoles habían obviamente cruzado todos los límites de la insolvencia. Pero aún así, nadie nos hubiera librado de la crisis.

Además: la banca tiende por fuerza de la competencia a sobrevalorar sus activos; a buscar ganancias donde en los mismos caladeros en que las buscan los demás; en, por lo tanto, forzar los precios de determinadas inversiones, pues nadie se quiere quedar fuera del chollo del día. Todo eso lleva a forzar la volatilidad de determinados mercados, y a menospreciar el riesgo. Especialmente el riesgo sistémico, el riesgo que no depende de una entidad, sino de todas en su conjunto. Ese riesgo se multiplica cuando todos buscan financiar un mismo mercado (inmobiliario), y todos se sienten impelidos a no perder comba si no quiere verse absorbido por el de alado.

En realidad da igual la cantidad de productos innovadores que han aparecido antes de la crisis, a los que se les ha concedido tanta importancia; basta que uno sólo permitiera estirar el apalancamiento más allá del límite. Todo es un truco para cuadrar el balance con una cantidad determinada de activos y riesgos. Pero si esos riesgos se concentran en pocos activos, cuyos precios tiene probabilidades crecientes de caer, el riesgo sistémico es cada vez más alto y ninguna entidad, individualmente, lo puede computar. Si fuera al contrario, no habría burbujas.

Las burbujas son mucha más probables desde que la banca dejó de ser un intermediario entre los ahorradores finales y los inversores individuales finales. Ya no vigila los rieshphos un a uno, por créditos concedidos, sino en paquetes, y tiende a mejorar sus mismatch te colocando activos y sustituyendo los por otros mediante el uso de innovación financiera. La banca tiende a usar modelos estándar de evaluación de inversiones, con lo cual los inmovilizados a largo plazo suelen ser similares para todas las entidades. La práctica de transferir el riesgo y sacarlos del balance para colocar la liquidez obtenida en otro activo, refuerza esa tendencia a la inestabilidad. Se uniformizan los productos intermedios, lo que aumenta la concentración de riesgos aunque aparentemente se ha ampliado la diversificación. Se amplía el número de entidades intermedias, pero el riesgo no se ha diversificado entre ellas. Simplemente se ha ocultado.

Todo esto hace muy difícil la política de estabilidad financiera y la política monetaria. En 2008, los organismos responsables estaban totalmente desconcertados. Las normas internacionales (Basilea II) habían caducado antes de ser plenamente aplicadas. Parece difícil volver a meter el genio en la botella una vez que se ha escapado.

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