"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 12 de agosto de 2018

Se emigra o se inmigra, pero no se migra

Hay una palabreja que me martillea los nervios: migrante. La palabra “migrante” no existe, como nos recuerda Sánchez Dragó, aunque esté en el diccionario. Es un anglicismo que nos han traído estos periodistas paletos que no tienen ni sesera ni, lo que es peor, oído. Existe el Emigrante y el Inmigrante, y luego las aves lo los peces, y otros animales, migratorios, que es algo completamente distinto. Dragó dice que es un 
Vocabulario conativo. ¿Conativo? Sí. "Función lingüística que intenta dirigir la conducta del oyente". Lo dice el diccionario. Punto redondo.
Otro vocablo nuevo que le da una patada a uno venerable, sancionado por la RAE, desapareciendo éste por la escotilla. 
Es como el “no te escucho” que ha sustituido al “no te oigo”, confundiendo crasamente la facultad con la voluntad de oír. No te escucho es que no me sale de los huevos oírte, mientras que no te oigo es no me llegan tus palabras, porque hace mucho aire, porque no gritas lo suficiente, o por lo que fuera. 
Y así se va empobreciendo nuestra lengua, poquito a poquito. 
Un migrante no es nadie. Un emigrante es una persona que va a buscarse el laburo a otra nación. Un inmigrante es el que llega a esa nación y es bien o mal recibido por ella. Aunque el hecho de que haya entrado con papeles hace suponer que es bien recibido. 
Pero no se puede poner al abrigo de una sola palabra al emigrante, al refugiado, al delincuente que huye, y a todo el que traspasa una frontera, legal o ilegalmente. 
Por favor, periodistas y gentes de igual ralea, vuestra primera obligación es examinar esas palabras que os meten de matute. Se emigra o se inmigra, pero no se migra.
En cuanto a los violadores de fronteras, tiendo a pensar que estas existen y han de existir mientras haya países con diferentes leyes y costumbres. Si en España, es un decir, existe un régimen democrático, las fronteras, como otras partes de Estado, están para defenderlo. Así que no hay más remedio que hacerlas inviolables para que entren sólo los que cumplen ciertas condiciones. 
He leído por ahí que en las pateras que llegan a España se cuelan de todo, malhechores incluidos. Pues resulta que la izquierda es en general partidarias de dejarlos entrar. Seguro que al contacto con la especial bondad de este pueblo - bondad o boboncia - se convierten en ciudadanos ejemplares. Yo no lo creo. Aunque no creo no de coña que la mayoría de españoles esté de acuerdo en dejarles pasar. 

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