De ahí la conformidad con lo que suele pasar en la calle, de la que por cierto, toda violencia es identificada con la izquierda, y por lo tanto tolerable, da igual quién la cause, como se ha visto con los taxistas.
Cuando el índice se acerca a cinco, por ejemplo en 2011, la derecha tiene más probabilidades de ganar. Se pregunta uno entonces cómo puede ocurrir tal milagro, en un sistema político que pese a favorecer a la izquierda, ésta lo quiere derribar como sea. De cuarenta años de Constitución, la izquierda ha gobernado 6 legislaturas; la derecha 4, si no me fallan los cálculos. No me extraña que el PSOE se sienta “inconscientemente” dueño del régimen; lo que no se entiende, al menos yo, es porque tanto frenesí en derribarlo, sea por el lado de las concesiones a Cataluña, sea por el lado a su antimonarquismo rampante, contra unos monarcas que hasta ahora han regido el país sin dar señales de preferencia, si acaso por la izquierda de Felipe González.
Claro que era otra izquierda que la de ahora, de Pedro Sánchez, que ha coqueteado con Podemos y está apoyando, activa o pasivamente, todos los gestos de izquierdismo pueril de la extrema izquierda.
Yo simplemente creo que hay temas comunes que deberían ser consensuado por los grandes partidos (grandes: eufemismo). La Constitución, la Monarquía, y los símbolos de la Transición, deberían ser firmemente defendidos por igual del PP y del PSOE. Lo que me preocupa es que ésta deriva un poco estúpida a la izquierda trague con todo, y que defina un sesgo a la hora de votar hacia los partidos de izquierdas. Sobre todo por parte de esta burguesía bobalicona que se autoredime a sí misma declarándose de izquierdas, sin tener muy claro que ser de izquierdas no exige ser marxista, o del 15-M. Que jueces y fiscales de acomodadas vidas tomen decisiones sesgadas hacia un lado solo, y cuando hay un juez como Llarena, le crucifiquen.
Luego vienen las reacciones virulentas cuando las cosas llegan demasiado lejos, y dicen que es la derecha fascista la que lo hace, cuando de lo que se trata es defender la Nación, base de la democracia, y no al revés.
Pero España es así, Señoría.
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