"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 18 de noviembre de 2018

Europa, en sus horas más grises

En respuesta al artículo de  Jürgen Habermas, ¿Hacia donde va Europa?, el Pais 18 noviembre 2018. 

El proyecto europeo tiene, según los expertos, varias directrices que se entrecruzan. La más importante, si no me equivoco, es la de los fundadores de la Comunidad Del Carbón y del Acero, en la que su eminencia gris el francés Robert Shuman y su colega Jean Monnet, abogaban por emprender un largo camino hacia la unión política, para que nunca más hubiera guerras en Europa, guerras en las que Francia y Alemania habían sido los focos de la discordia, los causantes de la guerra - aunque con un peso de culpa mayor sobre Alemania. 
Otra directriz era la de la Unión de la naciones, que era la idea de De Gaulle. Nada de una unión política total, sino la unión de los intereses comunes sin cesiones de soberanías esenciales. Curioso que De Gaulle y Adenauer, maximos líderes de Francia y Alemania, tuvieran la misma visión, mientras que la otra era más bien la de loa funcionarios como Shuman, que ya vislumbraban una burocracia matriz como génesis de la unión final. 
Ambas directrices tenían en común dar la espalda a la belicosidad que había arrasado a Europa desde las guerras de religión del siglo XVII, en las que ciertamente no fue la Alemania la principal culpable. Esas guerras acabaron en La Paz de Wetsfalia, en la que se reconocían por primera vez las naciones como estados en función de la religión dominante. Cuius regio, eius religio.
Que es una frase latina que significa que la confesión religiosa del príncipe se aplica a todos los ciudadanos del territorio. Una traducción posible en castellano Sería: «según sea la del rey, así será la religión [del reino]»; o más literalmente: «de quien rija, la religión» o «a tal rey, tal religión» o «de quien [es] la región, de él [es] la religión». (Wikipedia). Ahí, en 1648, nacieron las naciones europeas actuales, las principales, después de treinta años de masacrarse unos a otros. 
Las masacres perduraron, la Revolución Francesa se expandió, gracias a Napoleón, a las cuatro esquinas europeas. Napoleón, salvando Rusia y Gran Bretaña, controló Europa, la humilló, hasta que él mismo error que luego cometió Hitler - invadir Rusia - fue el principio de su fin. Después de un extraño periodo de un siglo de cierta paz, entre 1815 y 1914, dominado por Gran Bretaña - la gran liquidadora de Napoleón, con la ayuda de los bravos Españoles -, llegó la Primera Guerra Mundial, desoladora, perversa, en cuya paz de 1918 se gestó la Segunda Guerra Mundial, como conté aquí. De ahí el nacimiento de la idea de cambiar de rumbo, de sentar las bases de una paz duradera entre Francia y Alemania, con la cual toda Europa se pacificaría. 
Y comenzó a rodar y avanzar Europa hacia su nuevo designio. Al principio el acuerdo tácito acuerdo fue crear instituciones que no molestaran a ninguna nación. Pero cuando se crea una burocracia, se crea un deseo irrefrenable de dominio, y las Instituciones europeas comenzaron a tironear de las ropas de las soberanías nacionales, poco a poco robando trozos de poder que al principio incluso se daba por bueno, ya que ponía parches a problemas que los gobiernos nacionales no solucionaban. 
Pero eso no era suficiente para los europeistas más insaciables, que llegaron a hacer de la Comisión, en los años 1980, un auténtico poder independiente, pese a que eran las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno las decisorias. Sin embargo, las propuestas de la Comisión eran fácilmente admitidas por éstas últimas, tan fuerte era la personalidad de los jefes de la Comisión, al que se llegó a considerar futuro gobierno de Europa. Fue entonces, bajo el mandato de Delors, antiguo primer ministro francés, que se empezó al consolidar un movimiento consistente hacia un Tratado definitivo e irreversible hacia una Unión Total, empezando con una Unión Monetaria, base de la Definitiva Unión política. Eso fue el Tratado de Maastritch que se firmó en 1992 (con las salvedades permitidas a Inglaterra, que le permitían orillar la Unión Monetaria). 
Desde aquí la Comisión empezó a perder protagonismo y capacidad decisorias, que se trasladó al las Cumbres, en las que se pergeñó unas cuotas de votos que venían a sustituir la unanimidad vigente, aunque esas cuotas no representaban grandes cambios salvo cuando Aznar, en la Cumbre de Niza, logró una gran representación para España. Poco le duró a España esa cuota mayor de poder cuando el sucesor de Aznar lo cedió de nuevo en otra Cumbre. Francia y Alemania recuperaron un dominio aplastante, reforzado además porque tácitamente nunca votan separadas. El Parlamento europeo continuó siendo una cámara fantasmal, un cementerio de elefantes en la que venían a reposar sus huesos políticos nacionales molestos, a cambio de unas sinecuras más que sabrosas. 
Todo este proceso, ¿ha contribuido a La Paz definitiva? Aparentemente sí. Pero es que el euro, que se creó en Maastritch, ha causado evidentes problemas, pues cuando se crea una moneda - como dijo Nick Rowe - se crea una nación o se crea un problema. El euro ha desmotrado empíricamente que esto es así. Como predijo Martin Felstein o Milton Friedman , el euro iba a ser la causa de conflictos cada vez más graves y severos, y así lo fue en 2011-12 y lo volverá a ser en cualquier conjuntura en que se ponga en cuestión las credenciales de un país para hacer honor a su deuda en euros. El euro es el núcleo conflictivo cuyas reparaciones están enfrentadas a fuertes intereses nacionales de determinados países. Es difícil que esos países acepten las reformas que exigirían la estabilización definitiva del problema euro. Porque ello sería aceptar la cesión definitiva de todos de soberanía hacia otras instancias, fuera del control de sus gobiernos, y contra eso se han erigido nuevos partidos políticos amenazantes que no lo consentirán. 
Se ha llegado a un impasse. Ahora mismo Europa está en un momento aparentemente gris, sin brillantez, cuando en realidad está al borde de un nuevo abismo. ¡Ojalá nos mantuviéramos en esa grisura! Pero eso no depende de ningún poder. Los mercados decidirán sobre la confianza que le dan a las deudas nacionales según su valoración del crédito, y puede que no haya ni dinero ni voluntad para frenar las consecuencias. 

1 comentario:

Anna dijo...

Totalmente cierto, la situacion como dices esta gris, quiza no tanto como hace un par de años pero cuanto nos falta para recuperarnos, en mi caso, muchas veces recurro a Vivus para poder llegar a fin de mes, gracias a dios existen financiamientos aun para todos.