"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 21 de octubre de 2020

Sí señor

De El Mundo tomo este brillante - y melancólico - artículo de Jorge Bustos.

EL MUNDO 
J. Bustos 
14-10-20

Un periodista cualquiera se asoma a la sesión de control de este miércoles y sacude sutilmente la cabeza. "No es esto, no esto. Qué bronco espectáculo. La oposición llama a Sánchez dictador, el presidente llama a Casado antisistema. Qué feo todo". Y en este plan. Pero este análisis bobalicón -cuando no mercenario- delata la profundidad de un charco, el calado propio del periodismo de cabotaje. Ahora alejémonos un poco del cuadro goyesco de octubre de 2020 hasta situarnos en octubre de 2016. Se ve a Pedro Sánchez sacando una urna de detrás de una cortina. Lo hace porque le ha dimitido toda la ejecutiva socialista para forzar su expulsión, porque saben que se propone fundir el PSOE con Podemos y el nacionalismo para construir una hegemonía destituyente, sí, pero electoralmente invencible. Susana Díaz rompe a llorar, hay gritos de pucherazo en la sala. En la siguiente escena Sánchez sale de Ferraz a medianoche en un coche oscuro con los ojos rojos y la mirada fija. Va jurando venganza. Y la obtendrá.
El problema es que el deseo de venganza de Sánchez no se sacia jamás. No lo satisfizo la toma y desmontaje del PSOE. Ni la conquista del poder por censura gracias a una sentencia arreglada y falaz. Se vengó de los barones, se vengó del Rajoy que le vapuleaba en tribuna, se vengó de la dirección del diario El País que desnudó su falta de escrúpulos, se vengó de Rivera por airear su tesis plagiada, se vengó de Franco -con algo de retraso-, se vengó de Pérez de los Cobos y la cúpula de la Guardia Civil, se vengó de Ayuso con la alarma por tumbarle su primera intervención de Madrid en los tribunales. Y se va a vengar de Casado en la carrera de los jueces que le parezcan fachas. Se vengará de todo lo que le ha causado un agravio real o bien uno imaginario. En la lógica psicopática de Sánchez, no importa tanto que alguien le haya humillado de verdad como que él lo sienta así. Él ve enemigos. Europa será el siguiente.

Que a la presidencia del país de Caín haya llegado un hombre gobernado por la pulsión de venganza es como si a un violador lo encierras en la Mansión Playboy. Siempre encontrará cómplices para la orgía. Y en honor a la verdad, no todo el mérito es suyo. Zapatero empezó a inocular en la sociedad un odio metafísico a la derecha democrática que hoy comparte una mayoría de ciudadanos lobotomizados por el narcisismo moral y periodistas convencidos de que Sánchez siempre será mejor a su alternativa. Y lo seguirán manteniendo cuando Europa nos imponga sanciones por haber putinizado el Estado de derecho. Porque Sánchez, el jinete polaco, no cabalga solo: en su aquelarre cainita participan con entusiasmo españoles avergonzados de serlo que prefieren una dictadura de izquierdas a una democracia en la que pueda volver a ganar la derecha. Esos españoles dirigen medios de comunicación, bancos, empresas estratégicas. Son buenos burgueses aterrados ante la mera idea de que la nueva inquisición les coloque el capirote del fascista. Lo mismito que en Cataluña. Una Polonia de izquierdas, si es que esa palabra significa aún algo distinto de despreciar a la derecha. Que a su vez reacciona con una cólera impotente, y en su autodefensa aspaventosa queda fácilmente retratada como el agresor.
Por supuesto, la culpa de Rajoy en esta deriva, ubicándose a años luz de la de Sánchez, debe ser señalada. Y no solo por su rendición ideológica o su renuncia a asumir responsabilidades a medida que se desbordaba la corrupción y se fraguaba el relato que allanaría la censura. Nadie como Rajoy conocía a Sánchez. Y le dejó ganar. Pero es que además algunas de las sendas iliberales por las que Sánchez galopa hoy fueron desbrozadas, aunque fuera tímidamente, por el PP. El sanchismo solo añade brutalidad, descaro y hondura al deterioro democrático.
Sánchez tendrá éxito porque el odio no necesita gestión. Votamos con las vísceras, ya lo dice Redondo. El 78, una arquitectura de reconciliación, será destruido. Las empresas se irán yendo lentamente, como se fueron de Cataluña, y el hachazo fiscal para seguir vendiendo bienestarismo a las innumerables víctimas de una recesión bananera solo logrará disparar el paro y la fuga de capitales y talentos. España se hundirá en una larga decadencia al tiempo que se acelerará su desmembramiento territorial. Se convocarán referendos, esta vez con el Rey reducido al silencio. Y si para entonces se ha completado la purga judicial, la confederación ibérica, la Yugoslavia del sur, será un programa factible. Sobre esa Commonwealth de Puerto Hurraco, compuesta por terruños partidos y postrados pero orgullosísimos de su identidad histórica, reinará la venganza consumada de Pedro Sánchez. Vuestro progresista, banda de cobardes.

4 comentarios:

Pablo dijo...

Válgame Dios! Pero estamos en Europa, no?

Pablo dijo...

Por cierto, Cayetana no te ha dado una satisfacción. ¡Mujeres..!

Miguel Navascués dijo...

Bueno, pero se ha explicado bien.

Miguel Navascués dijo...

Bueno, pero se ha explicado bien. Estamos en Europa... de momento