"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 4 de septiembre de 2021

Entre Hobbes, Rousseau y los Austriacos

Hoy se da una visión idílica de la naturaleza humana. Es una visión debida a varios autores entre los que destaca Rousseau, que decía que el hombre es bueno por naturaleza, tendente a La Paz y armonía, hasta que el desarrollo de la propiedad privada y el Estado que la defendía le corrompió. No había más solución que prohibir la propiedad privada. Puede decirse que Rousseau fue el padre del comunismo.
Dede luego que la historia demuestra que el estado y la defensa de la propiedad están íntimamente unidos, pero no se demuestra, todo lo contrario, que ello haya corrompido a un ser humano benevolente y colaborador con los demás sin que nadie se lo impusiera. 
Me inclino a pensar más como Hobbes, que en su “Leviatán” consideró al hombre como un ser de naturaleza agresiva y belicosa, al qué sólo el estado era capaz de defender de la codicia y agresividad de los demás pueblos y de sus conciudadanos, como vemos cotidianamente con los okupas. 
En la historia vemos que los estados y los imperios, cuando eran eficaces, defendían al pueblo de la violencia de los demás, pertenecientes al estado o siendo estados foráneos. En su mejor época, el Imperio Romano fue eficaz para que sus ciudadanos pudieran progresar gracias al orden y la pujanza del ejército para defender las fronteras y el orden interno. Un ejemplo es el de San Pablo, que evitó ser castigado a latigazos precisamente porque era ciudadano Romano.
Lo mismo se puede decir del imperio británico, que sus instituciones únicas mantenía una capacidad recaudatoria tres veces mayor que la de sus vecinos, lo que le permitía defender su Imperio que, a su vez, aportaba riquezas al progreso interno - como el Romano permitía alimentar de alimentos básicos con sus graneros conquistados en Egipto. Gran Bretaña fue el policía de los siglos XVIII-XIX, y no hubo pocos pueblos que anhelaron pertenecer a su Estado o estar bajo su protección.
La sociedad no es pues, según Hobbes, la que corrompe al hombre, sino su naturaleza belicosa. Y sin estado lo más que se consiguió antaño fue el espíritu de conquista permanente, la guerra entre tribus, el secuestro y la violación y la esclavitud o asesinato del enemigo. No hay más que leer la Biblia, antiguo Testamento, (que no es ciertamente una fuente histórica fiable, pero sí un ejemplo), para imaginarse bien lo que era una sociedad tribal cuando no estaba bajo el paraguas de un estado. 
Esto me lleva a hacer una reflexión sobre un sector de la Economía denominada Austriaca, que parte de una visión un tanto “roussionana”, aunque para predicar algo muy distinto: según ésta escuela, concretamente, Hayek, habría un “Orden espontáneo” que se derivaba de una naturaleza humana tendente a comerciar nacional e internacionalmente, y sólo la intromisión el Estado en esas tendencias naturales, con impuestos y regulaciones, truncó un destino que podría ser mejor bajo el orden espontáneo, para el cual basta con proteger la propiedad privada y los mercados. La razón es que, según Hayek, sólo el individuo y el mercadeo con los demás garantizaría el progreso continuo, porque el individuo es más hábil para recabar la información que necesita para tomar decisiones de cara al futuro, con las señales que emiten los precios, mientras que el Estado es literalmente incapaz siquiera de imaginar por dónde irá ese futuro, ni por ende, de estimar el precio que debería poner a un bien público. De esta manera, los más capaces serían los que triunfen económicamente, y los más incapaces deberán conformarse con su suerte (aunque ésta puede incluir algún tipo de ayuda estatal). En suma, cuanto menos estado mejor.
Jouvenel, un ensayista sin embargo liberal-austriaco, nos enseña en su “Sobre el poder”, que no es así. Por ejemplo, la formación de las monarquías después de la era feudal supuso la liberación de los siervos, y la transformación de un margen creciente de la población en funcionarios de La Corona, y una cota más alta de Libertad, lo que desde luego habla a favor del estado organizado, que eliminó el opresivo poder de los señores feudales.
EEUU y su organización estatal es un ejemplo de Estado fuerte que, pese a una presión fiscal mucho menor a la de Europa, ha sido capaz de dominar el mundo y aportar a su pueblo un bienestar continuo. Quizás hoy EEUU esté entrando en decadencia, pero no debemos congratularnos de ello, pues no sabemos quién será el próximo país hegemónico. Las perspectivas no son halagüeñas. Bajo su marca de Democracia para todos, con sus aciertos y errores, ha sido el vigilantes del mundo - como lo fue Gran Bretaña en el XVIII-XIX -, con gran eficacia, mientras que el orden interno a fomentado el desarrollo opulento con su defensa de la propiedad privada y de los mercados, que están escritos indeleblemente en su código genético. 
Así que no veo ninguna demostración histórica mínimamente rigurosa sobre lo que postulan los Austriacos del “Orden espontáneo”, que me recuerda a Rousseau. Nunca ha habido un “Orden espontáneo”, sino una sucesión de estados que han promocionado, o no, la prosperidad de sus pueblos.

Como había escrito Keynes décadas antes, los mercados e incluso el propio dinero eran fundamentalmente criaturas políticas. No existía ningún proceso de mercado ideal flotando en el limbo y aguardando a materializarse.
(De “Dinero, Democracia y el precio de La Paz. La vida de JM Keynes”)

No hay sociedad estable y libre sin estado. En la historia, la sociedad tribal representa una historia nada atrayente, de conflictos intra y extra tribus. No existe una armonía natural que garantice el buen salvaje (Rousseau) o el “Orden espontáneo”. Ese orden de propiedad privada y mercados no surge de la espontaneidad, sino del orden político, que no ha venido a prohibirlo expresamente, como demuestra el caso de EEUU. Además, la gente demanda seguridad, la que le puede dar sólo un estado sólido. Luego, por evolución, vendrá la democracia y otros aditivos, si hay suerte. Pero nada está garantizado, como se ve en la historia. 

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