"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 30 de julio de 2022

La paradoja entre el PIB y el CO2

Biørn Lomborg nos ofrece el dilema acuciante entre bienestar creciente y contaminación de CO2. El avance del PIB per capita es una medida de riqueza alcanzada, que conlleva más recursos para atender a los necesitados. Pero, a la vez, el conseguir más PIB implica emitir más CO2 e intensificar el problema del calentamiento. (Aquí se me ocurre una pregunta: ¿a que velocidad?) 
Sobre el dilema, Lomborg tiene cosas que decir:

El crecimiento económico implica una reducción drástica de la pobreza, pero al mismo tiempo potencia problemas medioambientales como el calentamiento global. Sin embargo, hay otros aspectos en los que el aumento del PIB alivia los problemas medioambientales, porque la pobreza constituye con frecuencia la mayor causa de contaminación. Uno de los problemas medioambientales más mortíferos de hoy es la contaminación del aire en espacios interiores, producida casi en su totalidad porque los 2.800 millones de personas más pobres del mundo se ven obligados a cocinar y calentar sus hogares quemando combustibles sucios, como madera, estiércol y cartón. Respirar esta contaminación dañina es como fumar dos paquetes de cigarrillos al día, y las mujeres y los niños son los grupos más afectados. Cuando la población sale de la pobreza, recurre al empleo de combustibles más limpios, como el gas o la electricidad. Desde 1990, el riesgo de muerte por contaminación del aire en espacios interiores ha descendido un 58%, debido sobre todo al aumento del PIB por persona en el mundo en vías de desarrollo. El mayor asesino ambiental, la contaminación del aire exterior interior, crece en un primer momento según aumentan los ingresos, pero después empieza a disminuir a medida que los individuos adquieren más riqueza. Dicho en pocas palabras, cuando se cubren las necesidades básicas o más inmediatas, como el hambre y las enfermedades infecciosas, la población empieza a reclamar más regulaciones medioambientales. 
La deforestación sigue el mismo patrón. La deforestación más intensa se da en los países pobres, porque tienen la necesidad imperiosa de alcanzar un desarrollo mayor, pero a medida que esas regiones adquieren más riqueza, aumenta la probabilidad de que emprendan reforestaciones, en parte porque los ciudadanos demandan cada vez más biodiversidad y naturaleza. 
Todo esto quiere decir que no hay que dar por hecho que el aumento del PIB conlleve tan solo una incidencia negativa para el planeta. Un PIB más elevado no solo implica mejores resultados sociales y económicos, sino también, la mayoría de las veces, mejores resultados ambientales. Pero ¿el dinero hace la felicidad? Muchas personas no lo creen así. De acuerdo con la sabiduría popular, el dinero puede resolver los problemas de los más pobres, pero, a partir de cierto nivel de ingresos, tener más dinero no depara mayor satisfacción. Pues bien, resulta que la sabiduría popular está equivocada.

He querido aquí enfrentar estas dos fuentes de problemas para que se tome conciencia de que no es nada fácil tomar decisiones acertadas. Al revés, lo normal es tomar decisiones precipitadas que suelen incidir en represión del PIB y una serie de medidas alocadas, como poner muchos molinillos, que no resuelven el problema de CO2 y a veces lo aumentan. Lomborg no es partidario de despreciar el PIB por las razones que aduce, pero es partidario de tomar medidas eficientes para que las emisiones de CO2 vayan bajando, aunque no en ocho años a cómo pretenden los políticos (Biden prometió acabar con la energía fósil en cuanto pisará La Casa Blanca).
No podemos reducir el nivel alcanzado de bienestar sin trágicas consecuencias, sobre todo para los más pobres. Debemos seguir avanzando en PIB per capita, entre otras cosas porque incluye el avance tecnológico que es él quena nos garantizará una producción cada vez más limpia. 
Sin crecimiento per capita no hay avance tecnológico, y sin éste el calentamiento será cada vez mayor. 
(Es más, no es imposible pensar que el propio desarrollo traiga las tecnologías que acaben con el CO2. Lo que pasa es que aquí sigo simplemente el razonamiento de Lomborg.)
En otro articulo, entraremos en más detalle sobre CO2 versus PIB. 

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