Entre otras cosa, ésta me ha chocado, por su realismo sin paños calientes.
Europa hasta ahora ha estado unida pero no sabemos cuánto tiempo pude durar esa unidad», ha apuntado Borrell, quien traza cómo Europa ha de transformarse y fortalecer sus capacidades militares para dejar ser «un hervíboro rodeado de carnívoros, un Kant en tiempo de Hobbes».
Bella y acertada metáfora, vive Dios.
Luego viene la parte de desiderata, en la que sueña con una Europa fuerte apoyando aún más a Ucrania... Pero no olvida su realismo, pues usa el verbo “debe”: debe estar más unida, debe tener más poder militar...
Estoy de acuerdo con él como deseo, pero como realidad no lo veo. Ojalá lo viera, pero no. He perdido la fe hace mucho, pero estoy de acuerdo en otra frase:
«Pobres de nosotros si ahora no tuviéramos Europa».
Rotundamente verdad. Yo nunca estuve, en su momento, a favor de la moneda única, pero ahora no es el momento. Habrá que aguantar que se especule contra ella, y sí, económicamente tiene muchas limitaciones, como que no tiene un ministerio fiscal como cualquier país. Eso es una bomba agazapada contra los mercados.
Una política fiscal común, de emisión de deuda común, sería deseable incluso para la solidez del euro. El euro es un baluarte contra gobiernos como el nuestro. ¿Se imaginan como estaría España con Pedro Sánchez sin el BCE? Me dan escalofríos.
Deseable, sin embargo, no quiere decir realizable. Somos una unidad de países soberanos que no llega a confederación. Usamos 22 o 23, lenguas, ni siquiera una lengua común, salvo el inglés, que viene del único país que se ha salido de la UE. Curioso.
Ojalá los mercados creyeran más en el euro, pero nosotros los europeos no hacemos lo necesario.
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