"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 22 de septiembre de 2023

El malestar de la cultura. Releyendo a Freud

En su obra más madura, Freud analiza por qué el hombre no es feliz con todo lo que ha creado. Stephen Zweig comenta esta obra. Trasvaso un resumen de lo que apunta:


“¿Por qué el hombre actual no se siente bien en la cultura? Ésta es la pregunta que formula Freud. Ha alcanzado infinidad de logros, ha desarrollado su potencial hasta límites insospechados, se ha convertido—concepto genial—en el «dios de la prótesis» gracias a sus descubrimientos técnicos. Su oído llega hasta los continentes más remotos por medio del teléfono, su ojo escruta las estrellas más lejanas gracias al telescopio, su palabra viaja a la velocidad del rayo, recorriendo miles de kilómetros de distancia en un segundo a través de los hilos del telégrafo, y lo que en otro tiempo era fugaz queda grabado para siempre en los discos de gramófono. Detenemos los rayos, dominamos los elementos, conseguimos que una sala se inunde de luz sólo con chasquear los dedos; el hombre, ese bípedo implume, ha sometido la naturaleza a su voluntad. 
Ahora bien, a pesar de nuestro triunfo como especie, no tenemos la sensación de haber vencido, no nos sentimos auténticamente felices, al contrario, experimentamos un malestar, una misteriosa nostalgia que nos hace volver los ojos hacia el pasado, hacia una época primitiva, ¿por qué? Ésta es la pregunta a la que Freud pretende responder en la medida de lo posible, ya que un investigador tan cuidadoso y tan metódico como él sabe que no hay soluciones simples para problemas complejos, por eso, guarda prudencia y se dedica a analizar algunos de los componentes de este descontento, ahondando en el subconsciente del individuo. 
La conclusión a la que llega es que el poder y la seguridad de que gozamos en el presente han tenido como contrapartida una limitación de la libertad personal. La idea de Freud, que ya había expuesto en sus anteriores trabajos, es que la cultura y la ética forman una fina capa que cubre únicamente la parte más superficial del «yo», la conciencia; si queremos encontrar la esencia del ser humano, debemos buscarla en una masa mucho más oscura y elemental, el inconsciente, donde residen los deseos, las pulsiones, la morada de la indomable libido, los límites que le impone la sociedad. 
Con el paso de los siglos, el ser humano y la humanidad en su conjunto han ido controlando sus instintos más primitivos. La sexualidad, por ejemplo, no se circunscribía a una sola generación y a una sola pareja, no era bisexual, sino multisexual, pero tuvo que acomodarse a ciertas normas, como la que prohíbe el incesto, y poco a poco, a la fuerza, terminó asumiendo que el único trato carnal admisible es el que se mantiene dentro del matrimonio, con una sola persona del sexo opuesto, tal y como prescriben las normas estatales y religiosas. Lo mismo ocurre con el resto de los impulsos, como, por ejemplo, la violencia, prohibida por las leyes religiosas y morales. 
La persona, en su ser más íntimo, ese «yo» primitivo, siente que ha tenido que renunciar a sus pasiones más profundas. Era el precio que tenía que pagar si quería que imperasen el orden y la seguridad que tanto ansiaba.”

Creo que podemos sustituir perfectamente “cultura” por “civilización”, que en realidad es lo que exige una represión de las pasiones, la libido, como lo llamaba Freud.

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