"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 26 de noviembre de 2023

Crisis económicas y crisis de valores

La gente están inquieta y no reacciona con la normalidad de tiempos estables. Lo que se llama el centro social (usualmente la clase media), tiende a disiparse y surgen grupos sociales extremos que piden con ansiedad que las cosas cambien, aunque no necesariamente a lo de antes. Lo de antes era una sociedad estable, trabajadora, que creaba riqueza cada año con su esfuerzo y ahorro. Ahorraban no sólo porque fuera rentable; lo hacían para guardarse de imprevistos, para los años de retiro, y especialmente para sus hijos. Estos tenían como perspectiva básica superar económicamente a sus padres. De esta manera los hijos eran también una inversión para la vejez de los padres. Eso unía a las generaciones entre sí. 
 Pero de vez en vez, suceden crisis que hacen tambalearse al mundo, distorsionando la mente a la gentes, que miran ansiosas alrededor buscando un ancla y no encuentran más que proyectos extremistas que se han apoderado del mercado político. Ya no se tiene confianza en los partidos de siempre, cuya cotización cae en picado. 
En suma, el péndulo del tiempo ha empezado a bascular y a ir de unas a otras posiciones límite, sea de derechas o de izquierdas.
Creo que fue en este libro 

En el que el economista Barry Eichengreen explicaba la gran crisis de1929 y sus terribles consecuencias para el mundo. No voy a entrar en detalles económicos que serían largos y tediosos para los profanos. Baste decir que esa terrible crisis convulsionó a todos los países; ante la amenaza de que se contagiaran del comunismo nacido poco antes en Rusia (que estaba ganando atractivo popular en el resto de Europa), las clases medias (o lo que quedada de ellas tras la ruina) se aferraron al único gancho disponible, que era los nuevos partidos fascistas. ¿Qué atractivos ofrecían? Primero combatir el comunismo que asomaba la cabeza - pese a que los fascistas habían nacido de partidos socialistas que se hicieron nacionalistas. Segundo, ante el desorden e inseguridad permanente, ofrecían orden y seguridad garantizada. Para ello exhibían su amor por la fuerza a la que la democracia había renunciado. Tercero, ante el pasado huido y la amenaza comunistas, la única fuerza de “futuro” parecía ser esta síntesis entre las glorias históricas, la patria, y una promesa, demostrada a nivel local, de gestión eficiente.
Así nacieron en los años veinte y treinta, en muchos países europeos, regímenes fascistas que se contagiaron desde el primero en Italia, a Centroeuropa, especialmente Alemania. No hubo ningún país que en mayor o en menor grado no se contagiara,en reacción a las crecientes simpatías comunistas y anarquistas.
Así explicaba Eichengreen la relación causa efecto (aunque no exclusiva) de la crisis financiera con la aparición de los comunismos, alentados por los soviéticos, y la reacción posterior del fascismo. 
Acción y reacción. Ley del péndulo cada vez más oscilante y esquizoide. 
Exactamente lo que está pasando ahora, si bien con modismo distintos. Hoy no hay comunismo ni fascismo, sino una argamasa de creencias irracionales que suele llamarse Populismo. La razón en la que, mal que bien, se asentaba la democracia ha desaparecido de las creencias de la gente. La gente tenían unas creencias básicas que confluían en asentar la democracia occidental. Como decía Ortega y Gasset, las ideas racionales se asientan en las creencias de las que se ha perdido la huella (ídem Hayek).
Eso ha estallado en miles de astillas. Lo que cree la gente hoy es algo elusivo, de tipo chamánico o mágico, sin racionalidad alguna. Se originan en cuevas ignotas y se divulgan por las redes sociales, las grandes propagadoras de la nueva no-fe que ha sustituido a las creencias de antes. 
Por ejemplo, ahora los padres jóvenes no vacunan a sus hijos. No creen, o directamente odian, a la ciencia. ¿En qué se basan? Su círculos de amistades y su iPhone les ha pasado la consigna: los malévolos meten cosas malas en la vacunas. Pásalo. ¿Debemos esperar una generación que morirá prematuramente, o cogerá enfermedades erradicadas, como la polio? Hay gobiernos que no se oponen, o incluso lo promocionan, como el sexo infantil, o el desecho a definirse Trans...
La crisis financiera de 2008 alimentó esta cadena de disparates que estaba difundiéndose. 
Pero, ¿qué se puede esperar cuando los hijos de hoy no tienen expectativas de futuro, salvo la certeza de que no alcanzarán el bienestar de sus padres? Esa crisis pudo haber sido tan devastadora como la de 1929, pero esta vez los bancos centrales tenían la lección aprendida de aquella, y suavizaron el golpe... pero solo por unos años. Ahora estamos viendo los estragos que salen de debajo de la alfombra. 
En suma, la cadena de ideas y creencias que nutría la vida en los países occidentales, había empezado a disgregarse mucho antes y a ser sustituidas por otras desarticuladas, mágicas. Cuando llegó la crisis de 2008, las sociedades ya no estimaban tanto su derechos protegidos por la ley, su creciente esperanza de vida gracias a los avances científicos, el cada vez más brillante futuro de sus hijos. El morbo se infiltró en todas las instituciones, a todos los niveles. 
Esto se ha visto en todos los países, en todas las latitudes con igual o distinta etiqueta.
Si queremos entender lo que pasa en España, debemos mirar alrededor.

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