Argentina no ha resuelto los principales problemas económicos. Lo único que ha conseguido es generar una deflación. Deflación es lo opuesto a una inflación. Es una caída de los precios a velocidad creciente.
Según oí el otro día, Federico Jiménez Losantos - que es un gran periodista pero no tiene ni idea de economía - esa deflación es muy buena: “ya era hora, porque después de tantos años de inflación, por fin los precios se hacen más asequibles a la sociedad”.
Es lo que predica el dogma al que desde hace décadas se ha entregado. Es el dogma que llamo del Juan de Mariana, o también el anarco liberalismo, que desde que nació, a finales de XIX, NUNCA HA TENIDO ocasión de poner en práctica sus ideas, que viene a ser: basta con los mercados libres y el derecho de propiedad para que la economía vaya como la seda. A ello se añade una férrea disciplina monetaria aplicando el patrón-oro.
No existe una sociedad tan dúctil que se pueda regir por tal dogma sin hundir la economía en el caos - aunque yo estoy de acuerdo con el derecho de propiedad y los mercados libres, pero vigilados -.
Como digo, esta escuela no ha tenido ocasión de aplicar sus dogmas, aunque en parte influyeron en Ronald Reagan y Margaret Thatcher, pero no del todo. El primero elevó la deuda pública bajando los impuestos y, sobre todo, aumentando el gasto militar. La segunda siguió una política monetaria caótica logrando una inflación que decidió controlar metiendo la esterlina en el sistema monetario europeo. Eso hizo subir los tipos de interés internos para poder mantener la paridad oficial con el marco alemán.
Lo malo es que estos “Neo liberales” (como la llaman los socialistas de todo pelaje), nunca revisaron su dogmática doctrina a la luz de la historia, que demuestra que suceden cosas que la refutan. Por ejemplo, a finales del XIX, cuando no había banco central y el dinero se regía por un férreo patrón-oro, hubo multitud de quiebras , contracciones y deflaciones. El patrón oro no bastaba para guiar las expectativas cuando había desconfianza hacia la solvencia de los bancos: cuando se sospechaba que un banco estaba en malas condiciones, la gente empezaba a exigir que les dieran sus depósitos en oro, lo que hacía quebrar al sistema bancario en cadena.
Milei, presidente de Argentina, es adicto a este dogma, en la figura del más dogmático de todos, M. Rothbard, quien llega al extremo de decir que “los hijos son propiedad de los padres, y por ende pueden venderlos”.
Milei ha hecho algo bueno, que es recortar el déficit fiscal, pero al mismo tiempo ha dejado contraerse la masa monetaria, y se dirige hacia una deflación.
La deflación es uno de los procesos más perversos de la economía: la gente se da cuenta que en deflación los precios bajan, y aplazan sus gastos de consumo e inversión por la sencilla razón de que el dinero vale cada vez más. Una deflación del 20-30% es como si tener dinero líquido te rentara un 20-30%. Así que te sientas sobre el colchón de casa donde guardas el dinero y esperas a que a las cosas se abaraten.
Es lo que pasó en la crisis de 1929, que nadie supo resolver hasta que en 1933 llegó Roosevelt y: sacó al dólar del patrón oro, y lo devaluó un 30%. Los tipos de interés reales bajaron a plomo, subieron los precios, y la gente volvió a consumir e invertir.
Pero esto es tabú para la escuela anarco-liberal, que nunca ha contrastado sus teorías con los hechos.
Si Argentina cae en deflación, le va a ser imposible a Milei mantener sus dogmas ultraliberales, pues generará undesconcierto social creciente, y eso suela acabar con el gobierno de turno. Qué pena, pues sus intenciones eran buenas.
2 comentarios:
Una pregunta. ¿Como puede influir en este caso el hecho de que en Argentina todo dios intenta tener su dinero en dólares o en cualquier moneda excepto pesos argentinos?
Pues es desconfianza en el peso… eso impulsa a cambiar los pesos por dólares, debilita el peso. Pero según he leído, el peso está subiendo, y los argentinos se permiten ir a Chile a comprar antojos. Es decir, aumentan las importaciones, debilita la economía nacional.
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