Aquí, un excelente artículo de Tylor Cowen sobre el "Problema". Es del 16 de abril, y no sé si lo vi en su momento y no le hice mucho caso. Pero es el más completo, creo, sobre el impasse del euro (en Thefaintofheart: organize-your-thoughts-on-eurozone-troubles, hay una buena lista de trabajos recientes).
El "Problema" se puede enfocar desde el optimismo, del pesimismo, y desde la mentalidad del avestruz. En España, por desconocimiento o por desidia, o por interés político (hay elecciones; siempre hay elecciones), ni se menciona el problema. Ni se pone en duda que el euro no vaya a perdurar; es más, se supone que sigue siendo la solución, no el problema. Sin embargo es el PROBLEMA.
Se suele pensar que cuándo hay un problema hay una solución, porque, si se puede expresar el problema con lógica, es que debe haber una salida lógica.
La realidad no se eterniza, y en ese sentido, hay una salida. Todo cambia, nada permanece. Pero eso no quiere decir que no haya sufrimiento en ese cambio, y mucho.
Lo peculiar -iba a decir gracioso, pero es inoportuno- del euro es que la causa del problema es él: el euro. Pero la solución fácil no es suprimirlo. Es decir, estamos en un atolladero del que si podemos salir -dicen- las consecuencias serían nefastas. De la sartén al fuego.
Tyler Cowen hace un análisis original: apela a la Ley de Gresham. La ley de Gresham dice que cuando dos monedas circulan a la vez con un precio oficial determinado, si en el mercado se produce un cambio en el precio entre ambas, "la mala desplazará a la buena". Supongamos, como sucedió en el XIX, que un país tiene un sistema bimetálico de oro y plata, y que el cambio oficial entre ambas monedas es de 1 a 10: una moneda de oro vale como 10 de plata. Mientras el mercado libre respete ese precio, las dos monedas circularán. Pero supongamos que se descubre un yacimiento de oro, y que el oro en el mercado libre cae (ha aumentado su oferta), lo que lleva su precio libre a 5 a 1 (en vez del 10 a 1 oficial). El poder adquisitivo de la plata se ha duplicado. La gente atesorará la plata mientras subsista esa paridad oficial, y usará el oro para sus compra: "la moneda mala ha desplazado a la buena" (aunque en este caso, cosas del mercado, haya sido el oro. El última año la plata ha subido el doble que el oro).
Tyler se pregunta si en el euro no sucede algo parecido:
En España, no sé si hemos llegado a eso, pero signos de "stress"... Vemos en el cuadro del BdE, entre lo que ha dejado de entrar y lo que ha salido, tenemos un flujo prácticamente estancado de los activos bancarios (préstamos a familias y empresas, como veíamos ayer), como de pasivos: depósitos y otras financiaciones. A simple vista se aprecia la caída en picado de fuentes y usos. En 2010, la entrada de "parné" en las fuentes más importantes: depósitos (col 16), bonos (17) y préstamos (18) se han secado.
Por otro lado, veíamos hace unos días que la gente cada vez mantiene una proporción mayor de su riqueza en efectivo y depósitos: del 38% al 49% desde 2007.

(por cierto, altamente correlacionado con el paro).
En suma, tenemos un signo de desconfianza total hacia los bancos, agudizado en los tres años que llevamos atascados. Y un signo adicional de desconfianza al futuro de la gente, que no sabe qué fuente de ingresos va a tener en el futuro.
Yo diría que siempre, siempre, un problema así es un problema en primer lugar monetario. Cuando uno, no siempre idiota, dice: "no, es un problema de solvencia", no se da cuenta que a la mínima sospecha de insolvencia surge un problema monetario, porque la gente retira el dinero.
Un aumento de la proporción de liquidez/riqueza del 38% al 49% en aumento incesante, es un aumento de la demanda de liquidez. Otra cosa es dónde está esa liquidez. Parece que en los bancos no ha entrado. En 2007 entraron 394 mm de € en depósitos, y en 2010 nada menos que -34 mm. Ergo, hay que suponer que esa liquidez está en cajas fuertes, o depósitos exteriores, etc, sea porque es "negro", sea porque la gente no se fía de los bancos.
Lo cual demuestra que la confianza en el sistema financiero, esencial para la economía, no se recupera mintiendo, u ocultando la verdad: las reiteradas afirmaciones del ministerio y del BdE de que el problema está resuelto, y en todo caso no alcanza a15 mm de €, parece que no se lo cree nadie. O propagan muy mal la verdad.
Pero el "Problema" sigue: origina estas reacciones, hace dudar de que todos los euros sean iguales, y, mientras, la UE y los países acreedores se debaten en un mar de confusiones sobre lo que les interesa, los votos que pierden, y el rugido creciente de los ciudadanos cabreados. Cabreados lo estamos todos, pero obsérvese que por razones muy distintas. Casi razones opuestas, incluso radicalmente incompatibles. Esa es la cuenta atrás del euro: la divergencia creciente de intereses entre unos y otros, hasta que cuando vayan a meter mano a un Portugal, digamos, a una España, digamos, éste país se cabree y diga ¡ya está bien, prefiero suspender pagos! porque, por este camino, llegará un momento que al país deudor le interese más suspender pagos y salirse del euro.
Como lo explica Martin Wolf, hoy, en su columna:

El "Problema" se puede enfocar desde el optimismo, del pesimismo, y desde la mentalidad del avestruz. En España, por desconocimiento o por desidia, o por interés político (hay elecciones; siempre hay elecciones), ni se menciona el problema. Ni se pone en duda que el euro no vaya a perdurar; es más, se supone que sigue siendo la solución, no el problema. Sin embargo es el PROBLEMA.
Se suele pensar que cuándo hay un problema hay una solución, porque, si se puede expresar el problema con lógica, es que debe haber una salida lógica.
La realidad no se eterniza, y en ese sentido, hay una salida. Todo cambia, nada permanece. Pero eso no quiere decir que no haya sufrimiento en ese cambio, y mucho.
Lo peculiar -iba a decir gracioso, pero es inoportuno- del euro es que la causa del problema es él: el euro. Pero la solución fácil no es suprimirlo. Es decir, estamos en un atolladero del que si podemos salir -dicen- las consecuencias serían nefastas. De la sartén al fuego.
Tyler Cowen hace un análisis original: apela a la Ley de Gresham. La ley de Gresham dice que cuando dos monedas circulan a la vez con un precio oficial determinado, si en el mercado se produce un cambio en el precio entre ambas, "la mala desplazará a la buena". Supongamos, como sucedió en el XIX, que un país tiene un sistema bimetálico de oro y plata, y que el cambio oficial entre ambas monedas es de 1 a 10: una moneda de oro vale como 10 de plata. Mientras el mercado libre respete ese precio, las dos monedas circularán. Pero supongamos que se descubre un yacimiento de oro, y que el oro en el mercado libre cae (ha aumentado su oferta), lo que lleva su precio libre a 5 a 1 (en vez del 10 a 1 oficial). El poder adquisitivo de la plata se ha duplicado. La gente atesorará la plata mientras subsista esa paridad oficial, y usará el oro para sus compra: "la moneda mala ha desplazado a la buena" (aunque en este caso, cosas del mercado, haya sido el oro. El última año la plata ha subido el doble que el oro).
Tyler se pregunta si en el euro no sucede algo parecido:
"En Irlanda, se ha producido una "huida bancaria silenciosa" gran parte del año pasado. En febrero, por ejemplo,los depósitos del sector privado se redujeron a una tasa anual del 9,8 por ciento. Eso es en gran medida debido a que algunos depositantes dudan del compromiso del Gobierno irlandés con el euro. Temen que se despierta una mañana con las cuentas bancarias congeladas, seguido por la conversión de sus depósitos en euros a un menor valor de la moneda irlandesa nueva. De forma preventiva, los depositantes envían su dinero fuera de Irlanda, donde todavía representa euros o libras esterlinas seguras, accesible mediante transferencia bancaria o cajeros automáticos."
la fuga de capitales refleja un principio económico de siglos de antigüedad conocida como Ley de Gresham, a veces expresado informalmente como"unidades de dinero malo desplazan un buen dinero." En este contexto, si dos activos - euros dentro y fuera de Irlanda - no son iguales en valor a el los ojos del mercado, tarde o temprano la paridad de precios legalmente fijado se vendrá abajo.O, dicho de otra forma, la gente "no se queda quieta". La gente, cuando teme que la roben, reacciona custodiando su riqueza. Si el ladrón es el Estado, le da igual: pondrá su dinero donde más seguro esté.
En España, no sé si hemos llegado a eso, pero signos de "stress"... Vemos en el cuadro del BdE, entre lo que ha dejado de entrar y lo que ha salido, tenemos un flujo prácticamente estancado de los activos bancarios (préstamos a familias y empresas, como veíamos ayer), como de pasivos: depósitos y otras financiaciones. A simple vista se aprecia la caída en picado de fuentes y usos. En 2010, la entrada de "parné" en las fuentes más importantes: depósitos (col 16), bonos (17) y préstamos (18) se han secado.
Por otro lado, veíamos hace unos días que la gente cada vez mantiene una proporción mayor de su riqueza en efectivo y depósitos: del 38% al 49% desde 2007.

(por cierto, altamente correlacionado con el paro).
En suma, tenemos un signo de desconfianza total hacia los bancos, agudizado en los tres años que llevamos atascados. Y un signo adicional de desconfianza al futuro de la gente, que no sabe qué fuente de ingresos va a tener en el futuro.
Yo diría que siempre, siempre, un problema así es un problema en primer lugar monetario. Cuando uno, no siempre idiota, dice: "no, es un problema de solvencia", no se da cuenta que a la mínima sospecha de insolvencia surge un problema monetario, porque la gente retira el dinero.
Un aumento de la proporción de liquidez/riqueza del 38% al 49% en aumento incesante, es un aumento de la demanda de liquidez. Otra cosa es dónde está esa liquidez. Parece que en los bancos no ha entrado. En 2007 entraron 394 mm de € en depósitos, y en 2010 nada menos que -34 mm. Ergo, hay que suponer que esa liquidez está en cajas fuertes, o depósitos exteriores, etc, sea porque es "negro", sea porque la gente no se fía de los bancos.
Lo cual demuestra que la confianza en el sistema financiero, esencial para la economía, no se recupera mintiendo, u ocultando la verdad: las reiteradas afirmaciones del ministerio y del BdE de que el problema está resuelto, y en todo caso no alcanza a15 mm de €, parece que no se lo cree nadie. O propagan muy mal la verdad.
Pero el "Problema" sigue: origina estas reacciones, hace dudar de que todos los euros sean iguales, y, mientras, la UE y los países acreedores se debaten en un mar de confusiones sobre lo que les interesa, los votos que pierden, y el rugido creciente de los ciudadanos cabreados. Cabreados lo estamos todos, pero obsérvese que por razones muy distintas. Casi razones opuestas, incluso radicalmente incompatibles. Esa es la cuenta atrás del euro: la divergencia creciente de intereses entre unos y otros, hasta que cuando vayan a meter mano a un Portugal, digamos, a una España, digamos, éste país se cabree y diga ¡ya está bien, prefiero suspender pagos! porque, por este camino, llegará un momento que al país deudor le interese más suspender pagos y salirse del euro.
Como lo explica Martin Wolf, hoy, en su columna:
The eurozone’s journey to defaults
"[Hoy, la deuda griega esa del 160% del PIB] Supongamos que las tasas de interés sobre la deuda griega a largo plazo fueran un 6 por ciento, en lugar del, hoy en día, 16 por ciento. Supongamos, también, que el PIB nominal crece al 4 por ciento.(Estas notas, son supuestos muy optimistas). Entonces, sólo para estabilizar la deuda, el gobierno tiene que forzar un un superávit primario (antes del pago de intereses) de 3,2 por ciento del PIB. Si la deuda griegaha de caer hasta el límite del tratado de Maastricht de 60 por ciento del PIB en 2040, el país necesitaría un superávit primario del 6 por ciento delPIB. Cada año, entonces, el pueblo griego debería ser engatusado y obligado a pagar más en impuestos de lo que reciben en el gasto público. En resumen, Grecia se encuentra en un Catch 22: los acreedores saben que carece de la credibilidad para pedir prestado a tasas de interés que puede pagar. Se seguirá dependiendo de cada vez mayores cantidades de financiamiento oficial. Lo que, sin embargo, crea una trampa aún más profunda."
"Si se toma en serio la opinión de que cualquier reestructuración de la deuda debe ser descartada, según Lorenzo Bini Smaghi, un influyente miembro italiano del directorio del Banco Central Europeo, entonces fuentes oficiales deben financiar Grecia indefinidamente. Por otra parte, deben estardispuestos a hacerlo en términos suficientementegenerosos para hacer una reducción a largo plazo enla carga de la deuda posible. Eso es posible. Pero es una pesadilla política: el riesgo moral involucrado sería enorme. Grecia perdería casi toda soberanía por tiempo indefinido y los resentimientos alcanzaría el punto de ebullición en ambos lados. Los miembros no europeos también evitarían que el FMI ofreciera dádivas indefinida tales. La carga entonces caería sobre los europeos. Parece poco probable que el acuerdo necesario se mantuviera."
"Por muy impopular que la reestructuración pueda ser, la alternativa sería peor. La deuda, entonces tendría que ser financiada indefinidamente."Sobre todo porque la historia enseña que por ese camino se sale antes. La reestructuración ha de ser tutelada, claro. Que sigan diciendo las idioteces de siempre los corifeos y turiferarios: eso no depende de nosotros, España, depende de otros. Pero es mejor estar preparado.