Érase que se era una vez un continente llamado Europa. Iba desde las Canarias a Vladivoskov. Miren un mapa para ver lo que supone de extensión. Dentro de él, el país más grande del mundo tenía su asiento.
Por razones de historias y guerras, el continente se dividió en dos masas: Occidente y Oriente. O sea, democracias y comunismo. O mirándolo bien, Bloque B1, cristiano/romano y Bloque B2, ortodoxo/cirílico.
Sí, esa me parece la más certera división.
Siempre hubo un sueño de unión. Este sueño no era inofensivo: iba acompañado de un Sueño de Imperium, de dominio, que reiteradamente intentaron emular el modelo Romano por turnos: los Francos, España, Francia, Alemania, Alemania... Unos y otros se sucedieron fracaso tras fracaso, dejando millones de muertos olvidados en los campos de batalla. La mayoría jóvenes, adolescentes engañados por falsas esperanzas. Este sueño se desarrolló sobre todo en la parte supuestamente más civilizada, la del B1. Pero sobre sí misma, no sobre la otra. B1 era un bloque que soñaba con dominar B1. (B2 no era tan ansiosa, pues Rusia estaba en ella, y era demasiado grande para tener que preocuparse, si no fuera a sus vecinos de B1 (Alemania, Polonia).
Polonia es un ejemplo de país trágico. Siempre sometido a un poder exterior, cuando no directamente invadido. Hay otros ejemplo. Pero Polonia debe su Tragedia no a su sino, sino a los demás, a los designios de los demás: Rusia, Alemania. Él, como país, nunca ha tenido dudas de su identidad.
B1 sí intentó varias veces dominar B2, como Napoleón y Hitler: fracasaron. Quizás, quizás, si se hubieran conformado con B1... Pero eso es contra-historia.
El caso es que el mito Europa se quedó operante en B1 (B2 no había tenido el Imperio Romano como base de ilusión dinamizante), pero nunca fue un sentimiento unitario (me parece indiscutible que el reiniciado, y metamorfoseado, una y otra vez mito de Roma ha sido clave en el occidente europeo).
Europa fue una idea diferente según quién la pensara. Cuando se quiso hacer de la palabra Europa un sentimiento, se forzaron mucho las realidades. Y siguió siendo muy diferente concepción según y quién la pensaba. Para un comunista, era una unión bajo la "Patria Rusia". Un comunista de cualquier parte, claro. Un español comunista, por ejemplo, soñaba con una España sometida a la Internacional dirigida desde Moscú.
Este sentimiento no desapareció con la caída del comunismo, sino que se operó una transferencia sentimental hacia otras posiciones con el proyecto de Unión Europea. Como otras ideologías, por supuesto. Pero una de las grandes influencias del comunismo es el (falaz) internacionalismo, la muerte de las patrias como superestructura alienante, que había que destruir para imponer la internacionalización de la clase obrera.
Ese internacionalismo, metamorfoseado en combinaciones espúreas con otras aspiraciones e ilusiones, se coló en el proyecto europeo. Eso sí, más en unos países que en otros, que conservan un chovinismo de fondo rentable políticamente.
El proyecto europeo se convirtió en una carrera a ver quién era más cosmopolita y menos "casposo", menos patriotero. El internacionalismo infiltrado desde siempre, por origen, en el socialismo, dio mucha fuerza al movimiento hacia una unión irreversible. El proyecto de UE tiene un sello irrebatible de origen socialista/cosmopolista. Eso ha sido una baza anti derecha muy importante en las elecciones nacionales, y los partidos de derecha se han visto obligados a ocultar ese "casposismo" acomplejado, en España sobre todo. Pero en otros países estos conflictos, con otros matices, se han vivido. En Inglaterra, por ejemplo, ha habido siempre u movimiento antinacional pro europeo, precisamente desde las filas de los Whigs, pro Napoleón pese a que su país estaba en guerra con él. En Francia es la extrema derecha la anti UE.
En general, por lo tanto, el peso del mito en la izquierda ha sido más notable. Pero el problema no es ideológico.
Todo esto viene a decir que los sentimientos e ideas que fluyen tras el tinglado europeo son confusos, ambiguos y contradictorios entre sí. Su racionalización a posteriori es falaz, sobre todo la económica.
Esta confusión ha jugado un papel irracional, de calentamiento o enfriamiento político según la época, pero nunca de valoración serena de a dónde se iba y a qué precio. Se han tomado las decisiones irreversibles en caliente, y se han cerrado las puertas a correcciones de posibles errores.
Ahora estamos en unos de los momentos peores del sistema (no digo el peor porque podrían llegar otros peores) bloqueado y sin saber hacia dónde se mueve. El malestar creado ya está creando irritación creciente en grupos sociales importantes.
Parar y recomenzar sería oportuno, si se pudiera. Quizás no es que se pueda o no, es que sea inevitable, y entonces debería plantearse mejor así. Pero la política no funciona así de fría y calculadora.
Los países beneficiados por el euro han sido los ricos; los otros no sólo han perdido, sino que se han quedado paralizados precisamente por las vías de salida que se cegaron arrogantemente. No Quiebra, No Rescate, no Salida, las tres N. Una confusión de soberanías pisoteadas sin que el vacío burocrático creado sea mejor.
Ahora sí que asistimos a la Europa de los mercaderes, o de los mercantilistas, diría yo. La Europa en que cuanto peor le vaya al vecino, mejor.
Pero la divergencia creciente de intereses no puede durar mucho tiempo. Alguna espita tienen que abrir, si no quieren que la olla explote. Desde luego, como quieran atenerse a la ridículo constitución o tratado de... (ya no me acuerdo), se les irá de las manos por simple choque entre la realidad y el mito.
Me temo que lo que exige la situación sobrepasa la capacidad y los recursos de los políticos.
Por razones de historias y guerras, el continente se dividió en dos masas: Occidente y Oriente. O sea, democracias y comunismo. O mirándolo bien, Bloque B1, cristiano/romano y Bloque B2, ortodoxo/cirílico.
Sí, esa me parece la más certera división.
Siempre hubo un sueño de unión. Este sueño no era inofensivo: iba acompañado de un Sueño de Imperium, de dominio, que reiteradamente intentaron emular el modelo Romano por turnos: los Francos, España, Francia, Alemania, Alemania... Unos y otros se sucedieron fracaso tras fracaso, dejando millones de muertos olvidados en los campos de batalla. La mayoría jóvenes, adolescentes engañados por falsas esperanzas. Este sueño se desarrolló sobre todo en la parte supuestamente más civilizada, la del B1. Pero sobre sí misma, no sobre la otra. B1 era un bloque que soñaba con dominar B1. (B2 no era tan ansiosa, pues Rusia estaba en ella, y era demasiado grande para tener que preocuparse, si no fuera a sus vecinos de B1 (Alemania, Polonia).
Hoy, día de Europa. Yupy |
B1 sí intentó varias veces dominar B2, como Napoleón y Hitler: fracasaron. Quizás, quizás, si se hubieran conformado con B1... Pero eso es contra-historia.
El caso es que el mito Europa se quedó operante en B1 (B2 no había tenido el Imperio Romano como base de ilusión dinamizante), pero nunca fue un sentimiento unitario (me parece indiscutible que el reiniciado, y metamorfoseado, una y otra vez mito de Roma ha sido clave en el occidente europeo).
Europa fue una idea diferente según quién la pensara. Cuando se quiso hacer de la palabra Europa un sentimiento, se forzaron mucho las realidades. Y siguió siendo muy diferente concepción según y quién la pensaba. Para un comunista, era una unión bajo la "Patria Rusia". Un comunista de cualquier parte, claro. Un español comunista, por ejemplo, soñaba con una España sometida a la Internacional dirigida desde Moscú.
Este sentimiento no desapareció con la caída del comunismo, sino que se operó una transferencia sentimental hacia otras posiciones con el proyecto de Unión Europea. Como otras ideologías, por supuesto. Pero una de las grandes influencias del comunismo es el (falaz) internacionalismo, la muerte de las patrias como superestructura alienante, que había que destruir para imponer la internacionalización de la clase obrera.
Ese internacionalismo, metamorfoseado en combinaciones espúreas con otras aspiraciones e ilusiones, se coló en el proyecto europeo. Eso sí, más en unos países que en otros, que conservan un chovinismo de fondo rentable políticamente.
El proyecto europeo se convirtió en una carrera a ver quién era más cosmopolita y menos "casposo", menos patriotero. El internacionalismo infiltrado desde siempre, por origen, en el socialismo, dio mucha fuerza al movimiento hacia una unión irreversible. El proyecto de UE tiene un sello irrebatible de origen socialista/cosmopolista. Eso ha sido una baza anti derecha muy importante en las elecciones nacionales, y los partidos de derecha se han visto obligados a ocultar ese "casposismo" acomplejado, en España sobre todo. Pero en otros países estos conflictos, con otros matices, se han vivido. En Inglaterra, por ejemplo, ha habido siempre u movimiento antinacional pro europeo, precisamente desde las filas de los Whigs, pro Napoleón pese a que su país estaba en guerra con él. En Francia es la extrema derecha la anti UE.
En general, por lo tanto, el peso del mito en la izquierda ha sido más notable. Pero el problema no es ideológico.
Todo esto viene a decir que los sentimientos e ideas que fluyen tras el tinglado europeo son confusos, ambiguos y contradictorios entre sí. Su racionalización a posteriori es falaz, sobre todo la económica.
Esta confusión ha jugado un papel irracional, de calentamiento o enfriamiento político según la época, pero nunca de valoración serena de a dónde se iba y a qué precio. Se han tomado las decisiones irreversibles en caliente, y se han cerrado las puertas a correcciones de posibles errores.
Ahora estamos en unos de los momentos peores del sistema (no digo el peor porque podrían llegar otros peores) bloqueado y sin saber hacia dónde se mueve. El malestar creado ya está creando irritación creciente en grupos sociales importantes.
Parar y recomenzar sería oportuno, si se pudiera. Quizás no es que se pueda o no, es que sea inevitable, y entonces debería plantearse mejor así. Pero la política no funciona así de fría y calculadora.
Los países beneficiados por el euro han sido los ricos; los otros no sólo han perdido, sino que se han quedado paralizados precisamente por las vías de salida que se cegaron arrogantemente. No Quiebra, No Rescate, no Salida, las tres N. Una confusión de soberanías pisoteadas sin que el vacío burocrático creado sea mejor.
Ahora sí que asistimos a la Europa de los mercaderes, o de los mercantilistas, diría yo. La Europa en que cuanto peor le vaya al vecino, mejor.
Pero la divergencia creciente de intereses no puede durar mucho tiempo. Alguna espita tienen que abrir, si no quieren que la olla explote. Desde luego, como quieran atenerse a la ridículo constitución o tratado de... (ya no me acuerdo), se les irá de las manos por simple choque entre la realidad y el mito.
Me temo que lo que exige la situación sobrepasa la capacidad y los recursos de los políticos.
2 comentarios:
Luis
An excellent post.
oh, thanks, very much, Joao Marcus
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