
Un error lo comete cualquiera; pero sostenerlo delante de la Cámara y llamar mentiroso a su adversario, además de cometer delito de lesa patria, sólo un audaz incompetente lo hace.
Resulta que no aprendió nada en aquellas dos famosas tardes que le dio su amigo Jordi. Se cree algo así como Jesucristo, que multiplicaba los peces, pero éste multiplica los peces, los lavavajillas, los coches y las casas. Resulta que gracias a los drásticos ajustes que mandó hacer, y gracias al paro incesante, la renta de las familias no baja, sino que aumenta un 17%. Milagroso. Mientras, sigue alargando la reforma laboral, en manos de sindicatos y patronal, que, curiosamente, no representan a gran parte los trabajadores (como los parados) ni a las 300 empresas/día que echan el cierre para siempre.
Sí, este país e milagroso.
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