"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 29 de enero de 2019

La izquierda y la tecnología. Los luditas

La izquierda tiene un problema con la tecnología desde que al gran Dios Marx se le olvidó meterla en su modelo. La plusvalía y la explotación sólo son posibles cuando no hay avance tecnológico. En todo caso no incluyó las consecuencias de éste. Su ejército de parados es consecuencia del estancamiento económico, no de la conspiración de los empresarios. 
A los empresarios no les importa más la famosa explotación sobre los salarios que aumentar las ventas  gracias a la reducción de costes por los aumento de escala e introducir la mejora en los métodos de producción. Pagará los salarios en función de eso, y del volumen general de producción. 
A la izquierda, a la española en particular, no le gusta el avance tecnológico. Tenemos un ejemplo en la guerra del taxi, que quiere no dejar entrar a otros métodos de ofrecer el servicio, mejorar la calidad de éste. Sin embargo es un pequeño avance, después del cual vendrá otro, que gracias a internet puedas pedir un Uber o Cabify que te recoja en tu casa o donde estés, te lleve a destino sabiendo el precio de antemano, y te trate con educación, cosa que en el taxi de siempre brilla por su ausencia. La prueba es que quieren, los de la mafia del taxi, entorpecer esa mejora intentando imponer una distancia mínima entre el cliente y el oferente, con lo que se desbarata toda la ventaja para el consumidor. Se puede decir que son Luditas, como se llamaron a los agricultores del XIX que saboteaban las primeras mecanizaciones del campo y la industria. Leemos en Wikipedia, en la voz Ludismo:

El ludismo fue un movimiento encabezado por artesanos ingleses en el siglo XIX, que protestaron entre los años 1811 y  1816 contra las nuevas máquinas que destruían el empleo. Los telares industriales y la máquina de hilar industrial introducidos durante la Revolución Industrial amenazaban con reemplazar a los artesanos con trabajadoras menos cualificadas y que cobraban salarios más bajos, dejándolos sin trabajo.

Aunque el origen del nombre ludita es confuso, una teoría popular es que el movimiento recibió su nombre a partir de Ned Ludd, un joven que supuestamente rompió dos telares en 1779, y cuyo nombre pasó a ser emblemático para los destructores de máquinas.[1][2][3]​ El nombre evolucionó en el imaginario general ludita Rey Ludd, una figura que, como Robin Hood, era famoso por vivir en el bosque de Sherwood.[4]​ El historiador Eric Hobsbawm ha considerado a este movimiento de destrucción de máquinas como una forma de "negociación colectiva por disturbio", lo que sería en esta formulación una táctica utilizada en Gran Bretaña desde la Restauración, ya que la diseminación de fábricas a través del país hizo que las manifestaciones a gran escala fueran poco prácticas.


¿Qué hubiera pasado si se hubieran salido con la suya? pues que todavía estaríamos gastando la mayor parte de nuestras rentas en pan. Internet no existiría, y habría hambrunas periódicas por insuficiencia de alimentos. En general, la oferta sería parecida a la de entonces, lo que implicaría grandes jornadas de trabajo y escasa producción, baja renta, y nivel de subsistencia. Eso conllevaría grandes diferencias de renta entre los escasos ricos y los demás. L historia económica es en gran parte la lucha entre los innovadores y los rentistas, sean éstos nobles hereditarios o mafiosos que sobornan al poder. 
Es lógico que los grupos del taxi que tienen ventaja comparativa no deseen la entrada de competencias nuevas e innovadoras, que les obligaría a renovarse y a un gasto adicional de inversión. Prefieren seguir bajo el yugo de las licencias porque, mientras exista el mercado negro, éstas son un activo revendible con plusvalía. Sin embargo, los que trabajan sin licencia por cuenta ajena no son unos privilegiados, tiene jornadas de más de doce o catorce horas nada envidiables, resultado de una regulación del Estado ineficiente, lesiva para muchos trabajadores y para el cliente. Sin embargo, la entrada de estas nuevas ofertas en el mercado demuestra que hay demanda para todos si se adaptan. Una mínima regulación sería suficiente. 
Tristemente, da la sensación que las autoridades, nada menos que tres (Ayuntamiento, Comunidad y Gobierno), van a ceder en su defensa del cliente en favor de los Luditas. Están calculando qué palos en las ruedas les ponen a los nuevos oferentes, para que los Luditas no sufran tanta competencia. 
Lo cual demuestra que la estamentación de poderes - que no la división - es una triste consecuencia para el bienestar de los españoles y un freno muy serio en el avance tecnológico. España, rota más que otra cosa por tanta y ninguna autoridad, será cada vez más pasto de la izquierda, porque nos mola en el fondo que nos reglamenten. 
La izquierda es ludita por naturaleza. Romper la nueva oferta es un símbolo de rebelión. Sin embargo, el mundo sigue rodando. Su guerra está perdida desde hace siglos. 

No hay comentarios: