Democracia no es votar periódicamente, ni socavar las leyes a base de votar. Para que la democracia sea fiable, debe haber un procedimiento. La Constitución española contempla ese procedimiento, mientras que la alemana simplemente lo prohíbe.
Democracia es gobernar mediante leyes jerarquizadas. Una ley no puede revocar una constitución. Obviamente, tampoco un voto puede revocar una ley. Hay un escala de valores jerarquizadas, sin la cual la vida sería un caos, como lo es hoy en Barcelona.
En Barcelona no rige la ley española, pero tampoco la ley golpista que pretendieron declarar vigente los procesados. Una ley que si estuviera vigente obligaría a muchos catalanes a emigrar, porque Cataluña (¿qué fronteras?) sería una República diseñada para que una parte tuviera más derechos que la otra parte, por cierto, la mayoría.
El corresponsal francés no sale de su marco mental y no puede comprender estas cosas, porque para él sólo existe el derecho a votar la autodeterminación, sean cuales sean las consecuencias de ésta. La autodeterminación es la declaración unilateral de la supremacía de una población frente a otra, y visto el trato que reciben ya la población en inferioridad, uno se imagina fácilmente hasta donde pueden llegar las cosas.
Sin embargo, este corresponsal y muchos de ellos, analfabetos en este punto, toman la parte por el todo y piensan que Cataluña es una población homogénea y oprimida por el gobierno español, lo que es absolutamente falso. Hay una parte de Cataluña oprimida por la otra parte, que quiere conseguir Libertad total -independencia - para poder oprimir libremente al resto sin que el Estado interfiera. Quieren un Estado propio, y me temo que no para conciliar y tender puentes, sino para romper definitivamente los que hay.
Hoy, la única garantía que tienen, y mediocremente defendida, los catalanes hispanos, es el Estado español, con la unicidad de la ley para todos. Eso ha sido cumplido con desidia por el Estado, por razones de pactos entre partidos para poder gobernar, lo cual se debe a su vez a una ley electoral pésima. De unos de esos pactos surgió la inmersión lingüística, una verdadera aberración cuasi nazi que desgraciadamente ha encontrado poca resistencia en el resto de España.
Y esta es la verdadera historia del juicio al procés, que desgraciadamente será mal entendida por los corresponsales que viene con su esquema prefijado. Pero no será por falta de medios, y si conocen el español, ya que viene a España, no tienen más que leer la impecable deposición del Fiscal.
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