"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 5 de junio de 2021

España y el espíritu de excelencia

En una discusión típica de esas que se generan después de una cena copiosa, bien regada, se trató el tema de España y qué le faltaba para que frenara su caída y se pusiera a la par de los más demás países europeos. 
Discusión banal que no iba a traer nada. No participé mucho porque soy pesimista y no creo que España se pueda “ponerse en pie” y marchar más deprisa que otros, cosa que creo habría que dejar a los hados que nos tocaran con una varita mágica. Este país es irreformable humanamente. Es lo que nos dice su historia. 
Lo creo así porque cada vez que se ha intentado, se ha caído estrepitosamente y ha acabado peor que mal, como en la República. Y cuando las cosas se han hecho sin grandes alharacas y con modestia (como en las Restauración) ha funcionado, pero grupos sociales determinados, jamás satisfechos, pusieron obstáculos crecientes hasta hacer abortar la operación. Esos grupos fueron los socialistas y anarquistas, que volcaron el régimen de la Restauración fomentada por Cánovas, y poco después la República. 
Ahora los intentos evidentes, desde distintos focos convergentes, para liquidar la Monarquía y la Constitución que nos otorgamos en 1978, ponen a España una vez más al borde de la ruptura. Creo que hoy es esencial que no suceda esto y lograr que la Constitución del 78 perviva y se consolide. Lo contrario sería una catástrofe. Cualquier cambio forzado para conseguir otra cosa sería volver a empezar. 
Estoy por supuesto convencido que dentro de este régimen, hay espacio suficiente para el progreso individual y colectivo que es la base de un bienestar constante y base de un futuro solvente.
Ahora bien, hay reformas pendientes, por supuesto. Si nos comparamos con los países europeos exitosos, nos faltan ingredientes que con solo mirar, saltan a los ojos. 
Un ejemplo manifiesto es el sistema educativo. Tenemos un sistema educativo que es un abuso llamarlo así, pues no es más que el fomento inicuo de la mediocridad. 
Esto surgió también en el debate del otro día, y no me gustó nada lo que oí, pues vi claramente que en Españas odiamos el espíritu de mejora la excelencia de los más preclaros. Por el contrario, amamos la mediocridad. Mejor todos mediocres a que los más dotados demuestren su excelencia, es lo que algún contertulio defendía con vigor, con un énfasis digno de mejor causa.
Es evidente que si en un país no hay respeto y mimo a la excelencia de los mejores, la reina de ese país será la mediocridad. Afortunadamente, en España los dotados tienen una vía de escape para alcanzar el máximo desarrollo de su capacidad, que es irse al extranjero a completar sus estudios y desarrollar sus capacidades. Pero esto no es solución definitiva. Aparte de los que se quedan en el camino, en la vuelta a España se les hace difícil encajar sus conocimientos en una Universidad moralmente corrompida. Y aquí será muy difícil que encuentren ámbito y sed de conocimientos para transmitir su sabiduría. Siempre se quedarán  mermadas sus capacidades si no mantienen un contacto creciente con la sede extranjera donde se han perfeccionado, lo cual exige duplicar los esfuerzos - aunque ese contacto siempre sea positivo, y facilitado por la red de contactos actual entre instituciones transnacionales. 
Pero España debe empezar ya a facilitar la integración de los mejores, dotar de más medios sus universidades, sin olvidar la reforma de un sistema de bachiller (antesala de lo universitario) que es un completo desastre, cada vez más. Se fomenta la ley del esfuerzo mínimo con una indiferencia del país inaudita, pues eso sólo garantiza la monstruosidad ¡del aprobado de todos!
He de decir que ese espíritu, ojalá me equivoque, está muy enraizado en la sociedad española, por lo cual expreso mi pesimismo de que alguna vez cambiemos. No hacerlo será retrasarnos, alejarnos cada vez más de los demás países, a los que habrá que “comprar” cada vez más ciencia, tecnología, conocimiento, por los que habrá que pagar un trozo creciente de nuestro mediocre esfuerzo, con gran coste para las clases más humildes, que nunca estarán satisfechas. Ahora vivimos del gran esfuerzo que se hizo en décadas pretéritas para acercar a España a Europa, senda que lamentablemente se ha abandonado y sustituido por la continua “viva la juerga”. A eso hay que añadir la nefasta batalla sin sentido de la lengua española con las regionales, exacerbada al paroxismo en regiones que son castellano hablantes. 

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