Son famosos porque son famosos
Antaño - allá por cuando gobernaba el gran Felipe G. - se hablaba de la “beautyfull people”. Isabel Presley fue la musa de ese grupo de avanzadilla que limpiaba el pecado original a los ricos de ser rico; especialmente cuando abandonó a su marido, el pobre Falcó (padre de lo hoy famosa Tamara), para casarse con Miguel Boyer, súper ministro estrella del nuevo socialismo, gran ministro que se estrenó nacionalizando el conglomerado RUMASA. Todo un golpe de afirmación contra la vieja estética franquista. (Porque ese era el motivo, la nueva estética). Isabel lleva desde entonces el camino a la mujer, camino que hoy ha llegado a su objetivo feminista - feminismo real, por encima de ideologías - de una mujer empoderada, fría, bella, que goza más en el espejo fiel que en otros ámbitos cualesquiera.
Por fin la mujer ha encontrado su vocación verdadera, que es ser “influencer”. Abajo el amor, el romanticismo, verdadero anhelo desde el XIX, las sufragistas, el “Segundo sexo”, de la abuela Simone, las sucesivas etapas conquistadas por el feminismo... y antes de que lo rallara todo Irene Montero y sus perversidades.
Isabel Presley estuvo ahí, enseñando, mostrando, a las que quisieran alcanzarla, la meta a la vuelta de la esquina. La primera Influencer, la pionera. La mujer codiciada, la que enseñó que lo primero era ser cada día más bella, tras lo cual había un halo de misterio que ella manipulaba sabiamente. Ahora no es necesario que sus discípulas se casen, pero Isabel tuvo tres maridos en sus años de esplendor, tres maridos cuya imagen se veía acrecentada por ella. Enviudó y, ya en su espléndida madurez, se trajo a casa al premio Nobel, Mario Vargas Llosa. ¿Amor, pasión? Es igual, Mario parecía encajar perfectamente en ese mundo de resplandor que te devuelve con creces la luz que irradias.
No sabemos, ni lo sabremos nunca, por qué descarrilaron las cosas, y el cuadro de la feliz pareja con Tamara de acólita, se ralló.
Vargas Llosa, con su merecido prestigio incólume, ¿y ella? Supongo que seguirá en su papel de lideresa hacia ese mundo duro, competitivo, de las influencer que son la penúltima etapa del feminismo incesante...
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