"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 22 de marzo de 2023

Tamames y la Economía

La economía de Tamames no tiene padre ni madre conocidos. Su método es ostentosamente inexistente, a menos que no sea la acumulación de datos con una etiqueta. 
Eso pensábamos los que estábamos orgullosos de nuestra cátedra, la de teoría económica, porque nos decían que nosotros éramos los científicos.
Con el tiempo, nos dimos cuenta que el método científico del que nos jactábamos era un fracaso total, pese a a las toneladas de matemáticas que se vertieron en la economía académica. En la Economía no cabe la matemática y no ha lugar para el método científico acuñado por Karl Popper: deducción, hipótesis, contrastación empírica o falseamiento de argumentos. La economía del siglo XX ha sido un camino de fracaso no reconocido, del que se han salvado muy pocos. Al fin al cabo se vive bien y con prestigio, aunque la economía matemática y la econometría hayan sido tan estériles como laboriosas. 
Así que lo siento mucho, pero la historia, la sociología, “y los Tamames” tienen mucho que decir todavía, gracias a la inanidad de la teoría económica matematizada. 
También es verdad que detrás de los argumentos de Tamames hay un esquema, o varios, robados a los insignes economistas de la academia, pero yo no se lo reprocho, porque eso le ha dado consistencia a su obra.
Es lo que pensé ayer al oírle en la moción de censura contra el gobierno “Frankeisten” de Sánchez, en la que Tamames estuvo muy buen, pese a su temblorosa voz. 
No sólo hizo un alegato contra este gobierno, sino que también contra gobiernos anteriores, que han dejado pasar reformas estructurales claves, entre otras, la dimensión anémica de las empresas pequeñas españolas o PYMES. 
Las pequeñas empresas españolas, como dijo Tamames, aparte de pagar unos impuestos abusivos desincentivadores para su renovación, tiene un tara legislativa absurda que las impele a no pasar el 49 trabajadores, porque con 50 se meten un un bosque espeso de regulaciones, arbitrios ad nominem, mas fiscalidad, y un largo etc que reduce drásticamente su interés en crecer y crear empleo. 
Y como siempre ha dicho en las sucesiones ediciones de su “Estructura económica de España”, la empresa esta para crecer y ampliarse, renovarse y contratar mas gente, lo que vendría muy bien a la economía española en muchos sentidos. 
Es decir, en España hay una barrera artificial, invisible pero enorme, que protege a las grandes empresas de posibles competidores que les obligaría a bajar precios. Ese es el desarrollo natural de la empresa, que cuando nace es pequeña, pero aspira a aumentar su volumen de negocio y ganar las economías de escala que aparecen cuando se crece. Así es posible que haga más amplio el mercado, más competitivo y más a favor de los consumidores. En cambio, las empresas que han llegado a ser monopolistas y controlar el precio, no tienen ningún interés en que entren en su coto nuevos competidores. Le interesa más dominar el precio y olvidarse de la oferta, y hará prácticas dirigidas a dilatar lo más posible esa situación óptima para ella, pero no para el conjunto de la sociedad.
La imposición de una normativa sobre las PYMES totalmente retrógrada y paralizante, pese a que se promulgue en nombre del progresismo, es, como tantas  otras cosas arrastradas del pasado, lo que ha impulsado sin criterio alguno este gobierno, en esto como en tantas cosas. 
No es que esto no se tenga en cuenta en la Economía aplicada, que desciende del empíreo  de los dioses para decir algunas cosas sensatas que salen cuando se tienen los pies en la tierra. Los académicos, por el contrario, prefieren crear “dogmas matemáticos” con mucho aire enrarecido alrededor. Y la verdad es que siguen dominando las cátedras y la opinión preferente de los organismos estatales y los foros mundiales. Sus absurdas teorías siguen siendo la base sobre la que se edifica la economía mundial. Sin posar la tierra, de avión en avión y de foro en foro.
Tamames se permite además, mezclar en su argamasa argumentos históricos, y siempre he pensado que la economía sin “contrastación” histórica no puede llegar a conclusiones válidas. Encima es un hombre cultivado y añoso, lo que lo dota de una palabra fácil, acompañada, sin abusar, de anécdotas muy bien colocadas. 
Por eso no se puede perder de vista a los Tamames. 

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