"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 6 de agosto de 2023

Sobre el nacionalismo

Leído en “Diario” de la razonable Teresa Giménez,  estén trozo que no tiene desperdicio.

Se puede ser español de varias formas, pero sólo existe una manera de ser catalán: la nacionalista. 
 Nosotros, los catalanes de verdad, somos esencialistas y damos una importancia superlativa a los símbolos: banderas, deportes tradicionales, pegatinas, placas de los coches... Todo esto nos da un sentimiento de pertenencia a una comunidad, a una nación. ¿En qué nos basamos para decir que somos una nación? No nos gusta esta pregunta pero, puestos a responder, cada cual elegirá la suya en función de sus posibilidades, quizás de su grado de cultura. 
 Lo más fácil es decir que es la lengua. ¿O es que la lengua no crea una manera única e intransferible de ver el mundo? Esta teoría es la que más ha triunfado en los últimos cincuenta años (como mínimo). El hombre recibe dentro de la comunidad un idioma y la cosmovisión que se deriva de este idioma. Tenemos una manera catalana de ver el mundo. Si eres muy leído, hablarás de la weltaschauung, que quiere decir «visión del mundo» en alemán. Gracias a esta visión del mundo, un catalán no puede pensar nunca como un extremeño. 
 Ah, pero esto lo ha estropeado la dichosa ciencia. Toda la lingüística moderna ha abandonado esta idea desde que sabemos que el lenguaje es un instinto y que las estructuras sintácticas son universales e innatas. Antes se decía: «Traduttore, tradittore». Se afirmaba que hay cosas que no son traspasables de un idioma a otro. Pero la industria editorial nos demuestra que no hay nada que no se pueda traducir. A veces, hay conceptos o expresiones que cuestan. Sobre todo si sus referentes son subjetivos y afectan a emociones o sentimientos. Pero lo que no se pueda traducir con una palabra se puede traducir en dos, con tres o con una larga frase: no hay nada humano que nos sea ajeno. Si todavía no te has enterado, puedes creer en la weltaschauung de la lengua. Si lees algo, no. 
 También puedes decir que es la historia o el territorio el que origina la nación. Lástima que España tenga tantos siglos de existencia y que «ellos» puedan decir exactamente lo mismo sobre la relación entre Cataluña y España. 
 ¿Qué nos queda, pues? Hombre, como objetivo y racional, nada. Por esto nos acogemos más que nunca a lo subjetivo e irracional: los sentimientos. Y lo reivindicamos con orgullo. «Me siento invadido» o «me siento diferente» en estos momentos es un must: lo que más se lleva. 
 Hoy he leído esto de un compañero muy nacionalista del blog: 
 Y me gustaría añadir que empiezo a sentirme un pelín harto de que si te sientes un pelín más catalán o vasco te digan que te basas en premisas históricas falsas.  Pero, ¿qué tendrán que ver los sentimientos naturales de afecto al lugar dónde has nacido, a sus tradiciones, o a su paisaje, con sentirse «diferente» como excusa para romper vínculos con gente que también son los tuyos? ¿Por qué habría alguien de «sentirse» catalán o gallego? La gente es catalana o gallega. Yo soy catalana, no voy por el mundo diciendo que «me siento» catalana, del mismo modo que no voy por el mundo diciendo que «me siento» mujer. No debo justificar lo más elemental. 
 Pues hay gente que sí, que hace «de la sensación, virtud» e, incluso, virtud moral. Y no es un buen chiste. Como dice la psicóloga evolutiva Judith Rich Harris:  La exclusión y el fanatismo religiosos surgen del tribalismo, la creencia en la superioridad innata y la categoría especial de los que pertenecen al grupo. Estamos en un mundo cada vez más fluido. Los que están arriba pueden ir abajo y aquellos de los cuales nos hemos burlado podrían, un día, pasarnos la mano por la cara.

¿Es que hay alguna manera de ser nacionalista si no es irracionalmente? Yo me considero nacionalista español por defecto, es decir, racional. No puedo ser otra cosa, pues aquí nací. Viví mi infancia aquí con frecuentes incursiones a Francia, pues mi madre era francesa. Tuve oportunidad de elegir ser francés, pero lo sopesé y lo rechacé. 
Decía Antonio Maura, en un momento quizás de ofuscación, que “es español el que no puede ser otra cosa”. Aplaudo la moción. No tengo más remedio que serlo y por eso deseo lo mejor para este país.
Por eso digo una y otra vez que gracias al PSOE, y su largo historial golpista (p ej, en la II República), vamos derechos a un abrupto corte del régimen de la Transición y el fin de la Democracia, régimen muy rara avis en España.
Las razones las he ido diciendo a lo largo de los años, al menos desde que que gobernó Zapatero. 

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