Ignominia del PSOE
En una publicación de ayer, exponía que la leyenda del PSOE como partido demócrata es un puro embuste. Desde su nacimiento a principios del XX, ha legitimado la violencia para sus fines. Su fundador declaró en 1910 que veía legítimo atentar contra la vida del jefe de la oposición. Así,desde entonces hasta hoy, salvo un breve lapso de la Transición.
Pero hay otra infamia del PSOE: su ausencia y abstinencia en la oposición a 39 años de dictadura franquista. No se apreció ni un gramo de resistencia, siquiera desde el exterior, en contra de Franco. Mientras, el PCE y otros grupos sí se jugaron el bigote, como los mismos monárquicos. El PCE tuvo sus mártires, y aunque estaban equivocados en la valoración de la sociedad española, sufrieron persecucion, torturas y muertes. No soy comunista, pero hay que reconocer su arrojo y su valor.
El PSOE rotundamente no. Se hizo ver tarde y mal, cuando su congreso de Suresnes, Francia, en el que el PSOE español (en realidad de Sevilla) se hizo con el poder; eso gracias a que el gran Nicolás Redondo (sindicalista de la UGT, que sí luchó contra el franquismo), renunció a su nombramiento porque, dijo, “él no era político”. Eso favoreció que fuera nombrado Felipe González, abogado laboralista de Sevilla. Sin embargo, siguió en la sombra tres años, hasta la muerte de Franco.
Entonces sí, se dejó ver. Más cuando estaba apoyado por EEUU, Alemania y otros países europeos, además de la internacional socialista, que movieron cielo y tierra para eliminar posibles adversarios y hacer de él el partido socialdemócrata por excelencia. Consiguieron darle cierto lustre, pero en su interior no lo era ni por asomo. En sus estatutos no había idea clara de respeto a la Democracia ni al Rey, pues era uno partido “Republicano y Federal” lo que cuestionaba la Corona y la Unidad de España.
Mucho tuvieron que trabajar sus avalistas para
pulir un poco el embrollo. Al final, en 1979, consiguieron que Felipe, jugándose el puesto, exigiera quitar la definición de marxista, aunque lo de republicano y federal siguió ahí...
Pero se vio con el tiempo que el fondo del psoe seguía respirando anti democracia por todos sus poros. Fue patente con la presidencia de Zapatero, que fue quien sembró la cosecha de nuestro amado Sánchez.
El PSOE pierde aceite por todas partes, especialmente por su rama catalana, PSC, que de manera turbia está subyugado por el nacionalismo sin decirlo. En realidad, los prebostes del PSC han abrazado sin complejos el independentismo, sobre todo desde el visionario Pascual Maragall. Por ende, los catalanes no nacionalistas no tienen representación política, pues el PP está demonizado con una indignante pacto entre la izquierda y el nacionalismo para hacerle el vacío al único partido nacional.
Si el PSOE hubiera sido un partido socialdemócrata, hace tiempo que hubiera pactado con el otro gran partido nacional una política de consenso para las cosas más básicas, como lo es la Unión Nacional, definida como la base de la Constitución, que debería ser sagrada. No para el PSOE, cuya política es arrinconar a la derecha y pactar con partidos fuera de la Constitución que no ocultan su deseo de derribarla.
Desde que llegó Zapatero al poder, en 2004, llevamos casi 20 años de este forcejeo lacerante para la Nación y la Democracia. Ese forcejeo hizo crecer la fuerza del separatismo, hasta el colmo, hoy en día, de pactar con ellos la ignominia de una amnistía que destrozaría las garantías jurídicas.
Las grandes manifestaciones de ayer en toda España han demostrado que hay una conciencia cívica muy afilada que se ha dado cuenta del inmenso peligro que corremos si es investido Sánchez con los apoyos de separatistas-terroristas. Esperemos que sea escuchada. Si no, las consecuen sería gravísimas.
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