"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 10 de febrero de 2024

Leyendo

Soy conservador, como ya dije en mi post anterior. La verdad es que lo he venido siendo poco a poco, liberándome gracias a mis lecturas, azarosas lecturas, de los grilletes que te ponen en “la edad de la razón”, para encauzarte en la vida hacia el “progreso sin fin” que es la aventura humana. 
El objetivo es que, gracias a esos grilletes mentales, te encajes en la vida, te cases, tengas hijos en los que proyectarte, trabajes, y veas con optimismo el presente y el futuro. Y cuando ya mayor eches la vista atrás, veas satisfecho lo que has hecho (sea lo que sea lo que el mundo ha hecho de tí) y tu herencia, tus hijos. Aquí cabría un punto de melancolía, pero sí tienes suerte y crees en el más allá, es que sabes que hay vida después de la muerte: llegarás pronto a un mundo mejor. Gran consuelo si la vida te ha tratado mal, en todo caso. El gran invento del cristianismo (San Pablo, por cierto).
Con muchas variaciones sobre este fondo, es el método bajo el que ha funcionado el Mundo desde que el Hombre fue lanzado a él. Desde que el Hombre es hombre, ha contenido sus pasiones irracionales gracias a esta cantinela, las ha sofocado, se ha uncido un yugo (que algunos han llamado “dulce”) bajo el cual ha tirado para adelante con mayor o menor fortuna. En general, la historia ha sido muy cruel con el hombre hasta hace muy poco. 
El Imperio de la Razón desde los griegos hasta la ilustración ha consistido en esclavizar nuestra parte más irracional. 
Pero resulta que la parte reprimida y sofocada es fuente de placer y (engañosa) felicidad. Por eso Freud hablaba de “El malestar de la cultura”: para soportarnos socialmente debemos refrenar mediante la Cultura (en sentido amplio) lo que nuestros viejos antepasados llamaban “los instintos”. 
Había que actuar así por razones sociales, pero como era más fácilmente imbuir la disciplina por razones personales, se tuvo que poner una recompensa personal a la represión: el cielo a cambio del infierno.
Como decía Schopenhauer riéndose de todo esto,”El mundo es Voluntad y Representación”. 
La Representación es la manera condicionada en que nosotros conceptuamos el mundo. El mundo es todo lo que percibimos ajeno a nosotros: el mundo exterior. Kant estableció que no podemos conocer ese mundo más que imperfectamente; nosotros tenemos una mente que es como una cámara fotográfica y, como tal, tenemos instalado una percepción espacio-temporal de las cosas. Puede que sea la cámara más perfecta que se conozca, pero no deja de imponer limitaciones a aprehender el mundo en su totalidad; lo “conocemos” imperfectamente a través del dispositivo espacio-temporal que tenemos, que no deja de ser un condicionante  apriorístico. 
No es que el mundo no existiera - como afirmaron algunos, como Fitch-, es que no podemos comprenderlo totalmente, sino por signos, pruebas, medidas, que son indicios probatorios de algunas características, no del “Ser-En-Sí, como decía Kant. Evidentemente esto no refuta el avance del conocimiento científico mediante análisis, observaciones, contrastes... Pero si nos fijamos bien, la ciencia es lo único que sigue avanzando mediante su humilde método de formular hipótesis que puedan ser refutadas y sustituidas por una mejor: de Newton a Einstein, de éste a Planck, y ahí se acaban mis conocimientos...
Pero reitero: la verdad de la ciencia es humilde y efímera (aunque pueda durar siglos), como dejo establecido Kant; no puedes decir absolutamente nada creíble del más allá, de la religión, de la moral... Kant dijo, al final de su vida, “que no había nada que le subyugara más que el concierto de los astros y la existencia de un código moral en el alma humana”. Esto le redimía de habérse cargado la sofistería tomista y jesuítica de las demostraciones racionales de la existencia de la Santísima Trinidad. Cosa que, por cierto, ya remachó Lutero al refundar el Cristianismo sobre la Fe (en la estelar de san Agustín), piedra angular de la nueva religión libre de toda sofistería. 
Schopenhauer dio un paso más al establecer que la razón, supuesta fuente de sabiduría desde Platón, no era más que más una sierva de la Voluntad, con lo que querían englobar todas las pasiones ciegas, que son las que nos gobiernan. Sería demasiado proceloso desmenuzar el camino que sigue Schopenhauer para llegar a la Voluntad; el caso es que ésta nos arrastra a todo tipo de concupiscencia que nunca queda saciada, nos hace infelices, y de paso a los demás, aunque al final la sierva razón viene a racionalizar a posteriori nuestros actos. La única solución personal que da Schopenhauer es cultivarnos, amar y servirnos del Arte con mayúsculas, alejarnos del mundo indomable, y contemplar serena y lucidamente, desde fuera, la acción de la Voluntad sobre los demás. No sé si estaba pensando en El Bosco y su cuadro “El jardín de las delicias”.
Para terminar: este repaso por mis ya viejos viajes por la literatura y la filosofía me llevan a pensar que todos tienen en parte razón. En especial Schopenhauer, en que la razón por sí sola es una sierva, poco fiable además, de nuestras tensiones internas (difícilmente conceptuales), que han sido mejor intuidas por los literatos que por los filósofos profesionales (a los que Schopenhauer detestaba olímpicamente en unas sabrosas páginas de su inmensa prosa).
Schopenhauer es uno de mis Conservadores favoritos. Como consecuente que era, fue un escéptico, y por lo tanto fiable cascarrabias. No creía en nada, salvo en lo absurdo del mundo (el primer filósofo occidental en decirlo). Solo recomendaba, como buen gobierno, que el estado debía emplearse nada más que en “La defensa interna, la defensa externa, y la defensa de la defensa”. Qué lejos estamos de eso... Que entregados a la fuerza ciega de los placeres inmediatos y la incultura, que nos somete a la pasión de otros por el Poder...

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