"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 18 de enero de 2025

El deseado

Con el paso del tiempo - esa enfermedad silenciosa y letal, que diría Borges -, ya me siento demasiado perezoso para viajar por el mundo a sitios remotos, con los que me conformo soñar. Parece una actitud poco vital, sí; pero con todo, desde la comodidad de mi sillón no me he privado de conocer sitios fantásticos, de los que no tenía idea de su existencia. 
Uno de ellos, al que me he prometido ir en mi segunda vida, es la misteriosa y recóndita Patagonia argentina, un lugar entre el ser de La Argentina habitual y la grandiosa nada de Polo Sur. 

Lo he conocido por las primeras novelas de Cristiano Perfumo, que transcurren en la Patagonia - además de una de sus obras, “Los crímenes de glacial” que nos invita visionar las fascinante zona sur del país donde están los gigantescos glaciales próximos al la Antártida -.

Sí: es así, en Argentina hay sitios como La Ciudad de la Plata

Iguazú, Buenos Aires, La Pampa, La Patagonia y los glaciales. Un ensueño de bellezas, naturales o arquitectónicas increíblemente diversos. Iguazú es bien conocido. (No tengo ni idea si, por ejemplo, La ciudad de la Plata está suficientemente promocionada para el turismo, pero les recomiendo que lean sobre su fascinante historia, fundada tan reciente como en 1882.)
Supongo que a muchos la Patagonia no les resultaría especialmente bella, pero es que no la han visitado como yo lo he hecho, desde el confort de mi salón. Lean a Cristiano Perfumo y encontrarán la fascinación de una “Tierra baldía”, casi deshabitada, salvo por auténticos colonos separados por cientos de km, donde se caza y se come el guanaco, y se cultivan alimentos que fatalmente acaban quemando el polvo y la sequía, que poco a poco acaban con todo lo que sea verde. Vivir allí es casi sobrehumano; lo sería desde luego si no fuera por la joya que se encuentra en la costa atlántica - costa bravía, peligrosa para los navíos -: un puerto llamado, no casualmente, Puerto Deseado, o brevemente Deseado, que fue un puerto de corsarios ingleses que querían robar a la corona española aquellas tierras. Una de las naves inglesas que arribaron allí se llamaba “Desirée”, que da una explicación al nombre del puerto, aunque pienso que el refugio encontrado por las sucesivas expediciones, la primera por Magallanes (dando la vuelta al mundo), después de luchar con una tormenta bravía, justifica tan hermoso nombre. 
El Deseado es la luz de la normalidad civilizada en esa Patagonia extraña, pero fascinante. Una Patagonia cruzada por un viento cargado de tierra, donde apenas florece nada, y vive el guanaco y otros animales, que permiten creer a sus colonos (no sé si habitantes) que existe una actividad civilizada llamada caza. 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la recomendación.

Anónimo dijo...

Algún título en particular?