Acabo de terminar un libro increíblemente bueno sobre la Armada Invencible (del americano Garret Martingly), que mandó construir Felipe II para invadir la Inglaterra protestante de Isabel II.
Es un buen libro porque no se ciñe a la historia y derrota de la Armada, sino que abarca otros muchos hechos de entonces que se vieron conectados con el intento de invadir Inglaterra.
Como dice el autor, la derrota de la Armada -que fue derrota militar, no de los elementos atmosféricos, como se ha dejado creer- no cambió el curso de la historia, pero fue de alguna manera decisiva, pues demostró que el rey más grande no era invencible.
Fue un episodio más de la guerra entre católicos y protestantes; los primeros por acabar con los segundos, los segundos por sobrevivir; aunque también soñaran con acabar con Felipe II y el anticristo de Roma. El poderío que hubiera supuesto para Felipe II su victoria era temido no sólo por el bando protestante: también los católicos franceses y alemanes temían el poder sin tasa del rey de España.
Fue una guerra, por lo tanto, de ideas y creencias, como lo fue la destructiva guerra posterior de los treinta años, hasta que en 1648, los monarcas se convencieron de que la destrucción del Otro era imposible, y de que, en cambio, la convivencia de religiones distintas podía ser soportable para todos...
Parece increíble que sólo por creencias se vaya a la búsqueda de la gloria o la muerte, pero así fue; aunque los jefes militares sabían cuales eran los límites de sus recursos, lo que da más tono heroico y trágico a las decisiones de unos y otros. Especialmente a los jefes Medina Sidonia y Recalde, Jefes de la Armada, que presentían que iban a una derrota y una muerte segura, como así fue. O el valor sin esperanza del Duque de Parma, gobernados de los Países Bajos, que sabía que jamás tendrían navíos apropiados para juntarse a la Armada e invadir Inglaterra, su sueño. Unos y otros intentaron advertir al Rey de la escasa preparación de medios y hombres para el intento, pero siguieron las órdenes de su Rey sin dudarlo, y este, pos su parte, creía que la ayuda de Dios sería decisiva para cubrir las deficiencias materiales. Como lo creían los ingleses protestantes, por otro lado, sobre todo Drake, convencido que estaba designado por Dios para acabar con Felipe II.
La derrota desde luego frenó las ambiciones de Felipe II, pero momentáneamente, pues no tardó mucho en preparar nuevos planes contra los isla hereje. Isabel tampoco tardó en darse cuenta que sería mejor llevar la guerra al terreno del enemigo, para tener la paz en casa...
Para mi cuenta particular, me reafirma en que durante esos años los protestantes lucharon a la defensiva, contra el Vaticano y su Católica Majestad, y que en esa lucha agónica se estaba prefigurando el viaje al nuevo Mundo de un barco que iba a llevar a unos peregrinos que al desembarcar en Cap Code iban a sellar un Pacto que sería la primera Constitución de Norteamérica.
"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)
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