
Como explica Martin Wolf, y se ve en el gráfico adjunto, Irlanda fue hasta 2007 un país envidiado, ejemplo de lo que se podía alcanzar con reformas conducentes a liberalizar los mercados. Irlanda tenía una deuda (no déficit, deuda acumulada) del 12% del PIB. Ahora es deuda ha subido al 60%, pero eso sin contabilizar el déficit del 30% de este año (una evolución similar a la de España, como veremos).
Ese déficit del 30% del PIB se debe al rescate del banco Anglo Irish, erróneamente cargado a los contribuyentes.
Como pueden ver el el cuadro de la derecha/arriba, Irlanda tiene un mercado laboral competente, es el único país que se mantiene en costes laborales igual o mejor que Alemania. España sale muy mal en esa foto, y eso explica que el paro sea el más alto de la zona.
Finalmente, en los dos gráficos de abajo, puede sorprender que España sea el país mejor tratado por el mercado de deuda, pues somos el que menos diferencial pagamos sobre el marco. Irlanda, en cambio, está rondando los 6 puntos de diferencial. Por no hablar de Grecia, pese a la ayuda recibida.
Por qué tanta alarma, si nos consideran mejor que a otros?
El gráfico de costes laborales unitarios es una razón: España ha sido incapaz, en 30 años, de homologarse con los demás países, y ha mantenido su intervenido mercado laboral que ya teníamos en el franquismo, que era un régimen muy paternalista. Cuando se hizo el cambio de régimen, el mercado laboral apenas se tocó, los derechos de los trabajadores (con trabajo) ni se tocaron, el derecho de huelga no se reguló., el alto coste social para la emresa por empleado, etc.
Resultado: las altas tasas de paro y la composición enfermiza de el empleo, cuyo alto componente temporal no tiene similitud con ningún país.
Una segunda razón es que se desconfía de que desde mayo, en que se anunció que se reduciría el déficit, se ha hecho a costa del estado central, pero las autonomías, no han hecho nada y se teme que hayan engrosado sus deudas. Hay elecciones en Cataluña, y sencillamente e ha dejado de lado el descontrol de las comunidades. Ver "Spain’s deficit gain fails to ease bail-out fears": nos han calado.
A eso se añade que en las cajas de ahorro, que el Banco de España anunció en verano, pomposamente, que ese problema estaba solucionado, resulta que las fusiones logradas se han hecho sin aprovechar la escala mayor de las nuevas entidades para reducir costes medios.
También hay que añadir que la recapitalización bancaria es un misterio.
Mercados inflexibles e incapaces de reformarse (no lo han hecho en 30 años), más las crecientes dudas sobre la verdadera carga financiera total, que podría subir un 20% del PIB (como Irlanda) sobre el 60% oficial (tirando por lo bajo), pintan muy mal. Quiere decir que el proceso de desapalancamiento ¿ha comenzado? y que el PIB, con un paro tan alto, tardará mucho en volver al nivel de antes de la crisis.
PIB estancado + deudas en aumento = no se crean recursos para reducir la deuda/PIB. menos, si el tipo de interés sube.
Irlanda es el ejemplo perfecto de como puede arruinar (ver el-caso-irlanda-paralelismos) un país solvente en poco tiempo. La crisis bancaria se gestionó mal, de modo que ha medida que se metía dinero público se descubría que había más agujeros ocultos. El gobierno decidió nacionalizar el banco problema, pero lo que logró fue comprar deudas con el dinero de los contribuyentes. ese salto brusco de un país sin deuda a un país con un déficit del 30% del PIB, y desconcertado.
Quiero decir que no basta con las famosas reformas estructurales que Irlanda lleva hechas desde hace tiempo. Desgraciadamente, nuestro gobierno lleva haciendo aguas y ocultando problemas desde que llegó. Y su pasividad y complicidad con otras fuerzas (sindicatos, nacionalistas), nos puede llevar a un caso similar en poco tiempo.
Ahora algunos (como el mismo Martin Wolf) pretenden echar la culpa de todo a la intransigencia alemana. Alemania no tiene más remedio que ser intransigente porque se lo exige su pueblo. Si nosotros no tenemos el mismo rigor que los alemanes para exigir al devaluado gobierrno Zp, entonces es que no merecemos estar donde estamos, al lado de los alemanes. Al final, la diferencia que pesa, la que importa, es esa: lo que cada sociedad le exige al político. Y en Alemania le exigen mucho rigor, sobre todo con los que no se esfuerzan. Aquí, por el contrario, le dejamos hacer lo que quiera. Los alemanes añoran el marco, símbolo de ese rigor que ven ahora perderse en países no fiables. Ese es nuestro castigo.
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