Acusando la nueva fuente de incertidumbre, el euro ha vuelto a bajar por debajo de 1,36 $.
Poco antes había rozado el 1,375 (ver imagen) por el optimismo suscitado porque Irlanda aceptaba las condiciones de rescate. Una vez roto en mil pedazos esa posibilidad (dimisión, elecciones) el euro ha vuelto a caer y las primas de riesgo a subir.
En esta valoración del euro entra, por supuesto, lo que los mercados piensan del $. En los primeros meses de la crisis desatada por la caída de Lehman (Occtubre 2008), Bernanke decidió que era una crisis de confianza y lanzó su primerQE, mientras Trichet mostró claramente su voluntad de combatir la presión inflacionista de la subida de los precios de materias primas, subiendo incluso los tipos en verano de 2008. Esto llevó al euro hasta su máximo histórico, 1,60 $/€. Un mal momento para los déficits exteriores nuestros.
Por lo tanto, aún en este tiempo reciente de gran incertidumbre -también en la crisis griega de primavera- el euro ha bajado, y luego subido, siempre muy por encima de ese 1,20 $/€ de media. Las subidas del euro han coincidido con reducciones de la prima de riesgo de los bonos "periféricos" sobre los alemanes.
Pero esas subidas del euro, pese a la bajada de los diferenciales de interés, son un tiro seco a nuestra competitividad de países en dificultades, cuando estamos luchando por elevar nuestra competitividad y reducir nuestra deuda exterior. Una muestra de confianza que es como el abrazo de un oso para los "pobres".
Ahora de nuevo el euro baja, pero en el contexto actual de incertidumbre, y la alta volatilidad del euro -que sin embargo mantiene un nivel superior a su media histórica de 1,20$/€- no parece suficiente para iniciar planes de exportación a largo plazo.
La potente Alemania apenas se ha dejado rozar por estos problemas, y su control interno de costes le ha permitido capear el temporal y salir reforzada. Una discrepancia más que resalta las diferencias de interés entre Alemania (y su entorno próximo) y los países quebrados. Alemania quiere ahora que el BCE se dedique a subir los tipos, pues su plena utilización de recursos le pone en riesgo de inflación. Sus tipos de interés a 10 años son muy bajos, muy por debajo del 3%.
El BCE anuncia oficialmente que va a cumplir ese deseo, sin mirar a como están los suburbios de la zona. Pero en un mes tuvo que prestar a la banca Irlandesa 130 mm €, la cuarta parte de lo recibido por los bancos de la zona, totalmente en contra de esos deseos alemanes.
En suma, la fortaleza del euro es fortaleza alemana comparada con "debilidad" de USA. Nosotros somo jugadores pasivos: si tuviéramos una estrategia, los datos exógenos -que nos viene dados por las fuerzas descritas- no nos favorecen.
Eso nos perjudica a nosotros por varios sitios: sube el euro (empeora la BP) el diferencial de intereses es alto con tendencia a subir (lo que entorpece la refinanciación/consolidación de la deuda privada/publica), y hace imposible crecer. Todo esto en unos rangos, tanto para el tipo de interés como para el euro, muy superiores a nuestros intereses. Para que la deuda/PIB se redujera, el PIB nominal tendría que crecer más que el tipo de interés que pagamos.
En suma, el euro se mueve al alza y a la baja en niveles inconvenientemente altos para nosotros. A la vez, cuando baja, es cuando suben los tipos de la deuda, poniendo más difícil todo.
Nos interesaría una notable depreciación del euro (por ejemplo a ese 1,20% de media), bajos tipos de interés (cercanos al de Alemania), y firme compromiso de reducir deuda; crecer y que el paro bajara. Pero cuando el euro ha bajado, nuestro coste financiero se ha disparado, y éste se ha reducido cuando el euro se apreciaba. A esto se le llama atolladero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario