Cuando el miserable campamento del 15 de Mayo en la Puerta del Sol, en 2011, del que nadie entendió muy bien su metafísica, allí que te iban a contagiarse de los piojos y las cacas que producían aquella gente, para que algo se les pegara y luego llegar a casa del barrio de Salamanca y poder decir: “yo estuve ahí, querida, y menos mal que algo así ha renacido. Esto es la Commune de Paris de 1870. ¡A las barricadas!”.
Todo eso luego cuajó en Podemos, partido que logró un gran resultado en las elecciones, buena parte del cual era del voto burguesito maricomplejines, con un buen número de altos profesionales entre ellos. Eso sí, el PP de Rajoy ganó por mayoría absoluta.
Los conozco bien porque siempre he estado rodeado de ellos, desde el colegio a la profesión, pasando por la universidad . Desde el que decía que los catalanes, como superiores, merecían la independencia, a los que arrimaban el ascua roja a su sardina, y que llevaba bajo el brazo, encima de manual del Castañeda, el manifiesto de Karl Marx & Engels: “ Un fantasma recorre Europa”...
Gran parte de esta desviación antinatural la predijo Shumpeter, y dijo que sería el fin del capitalismo, pues los hijos de la burguesía se aburrirían de la vida de sus padres y dinamitaban la sociedad opulenta.
Pero en realidad la buena cosecha la hizo la socialdemocracia. Atrajo hacia así a la mayoría de etos burguesitos, que encajaron perfectamente en un segmento de la izquierda que no exigía quemar iglesias.
Derechas sociales acomplejadas, eso son los burguesitos, pero han tenido difícil llegar a ser dirigentes del sector comunista. Allí había codazos entre gente que no tenía no sólo ya carrera, sino bachiller, a los que no les sobraban escrúpulos para aniquilar físicamente a un incordiante. Allí era más importante el estatus interior que el exterior, como se lee perfectamente en “Grandeza miseria y agonía del PCE” De Gregorio Morán.
En Tv se ven todos los días ejemplos de estos burguesitos de izquierdas, y qué decir de los hijos de la burguesía burocrática franquista, casi todos derramados por un volquete, con gran extasis, en los brazos de la izquierda.
Ahora hay otra generación, que prefieren especializarse en entender de vinos y comidas, apasionados por el shusi, que a mí me parece asqueroso. Pero ya lo decía Ortega Y Gasset: “cambian dos generaciones, y todo se va a tomar por saco” (con otras palabras, obviamente).
Por cierto, yo siempre quise ser un burgués, desde que un amigo me enseñó que era lo más sano.
2 comentarios:
Estupendo post, Miguel. En mi época (años 80) ya había más progres en la universidad que perros descalzos. No quiero ni pensar como estará ahora. Por lo menos no es sólo problema nuestro. Te has fijado que en todas las lenguas cultas tienen la misma expresión? Izquierda caviar, caviar gauche, caviar left...
Buena observación
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