"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 7 de mayo de 2021

No tendrás nada y serás feliz

Según la agenda 20-30 en 2030 seremos así:



No habrá enfermedades ni dolor, ni supongo que médicos, te darán nutrientes estrictamente necesarios, y te podrás caer por un barranco y mejor si te quedas tonto. Más feliz. 

Proyecto de Carmen Calvo y cía
Imagen de Twitter 

3 comentarios:

Miguel E. dijo...

Hay que reconocer que el mensaje es atractivo; fin del hambre y la pobreza extrema (renta mínima), fin de las enfermedades (nanotecnología), futuro ecológicamente sostenible y mayor libertad individual (dentro de un ámbito acotado se podrá hacer lo que se quiera; sexo libre, aborto y eutanasia).

Otra cosa es que el peaje a pagar sea entregarte al Estado, a la nueva Stasi.

Pero mucha gente será feliz, sin duda. Al igual que eran felices los que iban a recuperar Tierra Santa o a libertar Sudamérica alistándose a una guerrilla.

No pienses y serás feliz.

La familia, la propiedad y la vida (lo que dice Jiménez Losantos que defienden los partidos conservadores) ya no importan porque son valores burgueses del siglo XX.

En el siglo XXI se lleva la libertad (vigilada) entendida como vivir sin ataduras, el pago por uso (propiedad vigilada) y el placer (sacrificio niño en todos los ámbitos de la vida).

Por eso la educación y los grados universitarios no sirven para nada; preparan a los jóvenes para lo que viene, que es un mundo sin trabajo pero con placer.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Lo que pasa es que me parece simplemente una utopía que hay que mirar a través de la historia de Las utopías que en el mundo ha habido. Fracaso total.

Pablo dijo...

Parafraseando a H. G. Wells, desde el otro extremo del mundo, ojos pequeños y codiciosos nos observan... y se descojonan de risa.