No nos engañemos. La segunda República no fue ni democrática ni integradora. Fue sectaria. Mientras la manejaron ellos, los republicanos por supuesto de izquierdas (sobre todo psoe, Azaña), las cosas fueron marchando mal que bien, con aberraciones como la ley de órdenes religiosas, que ya presagiaba las futuras persecuciones sangrientas. Pero como no les gustó el resultado electoral de 1933, dieron un golpe de estado en 1934 para instaurar la dictadura republicana del proletariado, nada menos.
Ese golpe fue, según muchos historiadores, el prolegómeno inevitable de la guerra Civil.
No se conformaron con eso. Con la complicidad de Azaña dieron un pucherazo escandaloso en las elecciones de febrero de 1936, asignándose decenas de actas previa anulación de los candidatos electos de la derecha. Ya eran dueños de un parlamento a su medida, con un gobierno a su medida, con un presidente de la República a su medida: Azaña.
¿Quienes fraguaron todos esos desatinos para apoderarse de la voluntad popular, permitir la violencia desatada en las calles, ir hacia una “dictadura del proletariado” diseñada en el magín de Largo Caballero? En ese Magín no cabía alcanzar la dictadura del proletariado más que por la violencia, con la confrontación civil. Por eso cuando los militares sublevados se levantaron en armas ante el magnicidio de Calvo Sotelo, perpetrado por las fuerzas policiales y otros voluntarios adheridos, casualmente guardias de corps de Indalecio Prieto, el gobierno se frotaba las manos porque eso les permitiría aplastar lo poco que quedaba de la derecha “fascista”, y hacerse con el poder republicano, por supuesto de izquierdas.
Hoy estamos a un paso de que le den la patada al rey demócrata, establezcan una República “federal” (es decir, hacer añicos de España), y aquí se establezca un poder de facto compartido por psoe, Bilduetarras, separatistas catalanes, y cada región tirando de la cuerda para coger más migajas que las demás. No es broma. Miren el poderío que tienen en País Vasco Otegui y compaña, que se van a comer a los idiotas del PNV. El árbol y las nueces, jajaja.
Estamos a poco. Ese es el plan. Presentarse como una República aliada a las comunistas de los Foros de Davos y San Paulo, que se pondrán a la sombra de la emergente China, todos contra EEUU.
Habrá nacionalizaciones sin indemnización- exprópiese-, de empresas y viviendas, con una ley ya en proyecto para castigar con saña (cuatro años de cárcel) a los que ayuden a recuperar su propiedad contra los okupas: ley anti-desokupas. Se nacionalizarán puntos básicos de la alimentación. Supermercados. Mercados centrales. Habrá hambre. El paro y la miseria subirán, pero no aparecerán en las estadísticas, como no aparecen hoy los parados reales.
Lo que no se sabe seguro es cuándo darán el golpe de estado, como mandarán al rey al exilio, ni como se repartirán los cargos, aunque juraría que el Presidente de la flamante República será Zapatero. Es el que ha sembrado el camino desde aquel fatídico 11 de marzo de 2004.
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