Me gustaría no verlo, no decirlo, pero ahí está: Europa es un gran fracaso a largo plazo. Las instituciones tienen muy mal entierro, porque sus creadores y sucesores no quieren reconocer que se ha perdido la batalla. Por eso, en vez de morir y ríndeles funerales, Las instituciones suelen convertirse en zombies llenos de funcionarios que creen que hacen algo importante. Algo así como “El astillero” de Juan Carlos Onetti.
La UE porfía una y otra vez por imponer su criterio obligado a los países de la UE, que, como tales, son soberanos y no se les puede obligar si no es por unanimidad. Esa palabra es la clave de la UE: la estéril unanimidad, por la que no se rige ningún país en el mundo. En el mundo hay dos tipos de países: los demócratas, con elecciones que determinan la mayoría gobernante, y las autocracias, donde el autócrata puede decidir contra la mayoría, pero estaría loco si lo hace a menudo: si quiere durar tendrá que tener un apoyo tácito de la mayoría social. Véase el ejemplo de Endorgan en Turquía, que ha renovado su mandato con una inflación de tres dígitos, que la mayoría social le perdona porque la economía crece y se crean puestos de trabajo. La gente se ha acostumbrado porque el daño que hace la inflación es a las rentas fijas, pero no a las rentas revisables, como los salarios. Que se jodan los rentistas!
La UE no puede gobernar por mayoría simple. Hay una regla de votos cualificados, que además se llega apenas a utilizar, pues se intenta “legislar” por consenso, es decir, por unanimidad. Cuando hay votaciones cruciales - como cuando algunos países quisieron expulsar a Grecia del Euro -, Alemania y Francia votaron “no”, y nunca se ha ido contra la decisión de estos países fundadores clave, sin los cuales no se hubiera creado la histórica Unión. Sí alguien no sabe por qué Francia y Alemania son los únicos decisivos, no ha entendido nada del tinglado de la UE.
Sin embargo, el Euro se creó contra toda lógica económica pensando que forzaría con el tiempo la Unión Política, es decir, el trasvase de soberanía a un ente llamado UE. Pura ilusión, pues no hay manera que un país soberano, como Alemania y Francia, cedan irreversiblemente su soberanía por “un plato de lentejas”. Antes de eso, que eso para el euro, dicen entre dientes.
Recientemente hemos asistido a decisiones de Francia y Alemania, según ellos en nombre de la UE, para acercarse a la China o Rusia sin contar con nadie, ni con la OTAN, ni EEUU, ni otros países miembros. Un ejemplo más de que la UE es, cada vez más, una cáscara vacía sin representatividad ni poder, que a veces nos endilga normas que cada gobierno nacional podría rechazar por no sujetarse a Derecho.
Sin embargo, España, País muy inestable social y políticamente, necesita del fantasma de Europa. Hay muchas decisiones desde la Transición que se han decretado “porque lo exige Europa”. Dependemos de un Zombi y esto funcionara mientras creamos en él.
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