Así estamos. Un PSOE nervioso buscando un escaño “como sea”, por lo civil o por lo militar, que dice que le han robado en Madrid. Para ello revuelve Roma con Santiago en la judicatura, aunque ya le han dicho dos veces los jueces que sus motivos alegados no bastan para la revisión de actas. También están nerviosos porque no acaban de fijar a Puigdemont, que no tiene prisa: cuánto más tarde en darle los votos, más botín sacará. Ha dicho que Sánchez va a “mear sangre”. ¿Y España?
España dependiendo de un rupturista de España, al que se le allana el camino sin ningún tipo de escrúpulo. El único socialista que protesta es Sánchez-Page, con la fuerza que le da haber ganado por mayoría absoluta en Castilla-La Mancha. Page clama en el desierto de una España indiferente o dormida. Le llegará su turno.
En fin, que la clave de la existencia de España está en Puigdemont, el transfuguista. La Constitución y la Ley están contra él, pero ¿qué es eso para los sicarios de Sánchez en el Tribunal Constitucional? ¿Qué quiere un referéndum para irse de España? Why not, why not?
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