En relación con la visita del Papa a Francia, quiero resaltar la enorme cortesía con que ha sido recibido por el gobierno laico, como ha recordado Sarkozy. No sé hasta donde llega el compromiso de Sarkozy con la libertad, pero hay que reconocer el abismo que le separa de Zp. Las palabras de Sarkozy, recordando nuestro origen cristiano, han sido merecedoras también de aplauso, de nuevo en comparación con los hechos y dichos del Incumbente de la Moncloa. de paso recuerdo la impresión que siempre me ha dejado la armonía con que, elegantemente, se dan la espalda y se dejan en paz el gobierno y la iglesia en Francia, donde las campanas tocan con gran alegría recordando nuestros orígenes. Cierta inteligencia está allá en el poder. Aquí lo que está es la inteligencia del mal (o la estupidez elevada al cubo).
La France" ese país postrado y vencido que levantó De Gaulle. Otra cosa que me llama la atención es la presencia discreta pero evidente de la Iglesia. Aquí las campanas suenan alegremente, pese a ser "La Republique" agnóstica y distante. Los católicos practicantes son escasos en número, pero con una fuerza evidente en sus convicciones. No hay más que pasar un domingo en París para ver cómo la ciudad más laica del mundo exhibe la devoción de los fieles.
Yo no soy practicante, pero, como Mi admirada Oriana Fallaci, esa mujer llena de pasión buena, me gusta oír las campanas que desde la infancia me han acompañado. Oriana fue la que más sintió el 11-M, ese aviso de que occidente estaba desintegrándose.
"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Y por contraste, qué tristeza contemplar lo que en España entienden por "modernidad" los tipos que dirigen el cotarro y los borregos que les siguen balando y deshaciéndose en arrumacos de felicidad progresista.
Si que es triste, pero no hay que tenerles miedo. Charlete.
Publicar un comentario