"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Creencias que no son transplantables

Video: Richard Armey

Ya saben: los republicanos se han hecho con la cámara de representante y han ampliado sus escaños en el Senado. Pero el Tea Party, ese movimiento cívico que aquí se considera poco menos que hitleriano, sólo ha colocado un Senador. Por lo tanto, sigue siendo un movimiento cívico, de los que ha habido miles en EEUU, desde que en 1620 llegaron los Pylgrims del May Flowers y organizaron el primero de todos: firmaron un Pacto solemne ante Dios(1) de dotarse de unas leyes y unos mandatarios elegidos por ellos mismos.
En  realidad, EEUU se ha hecho a base de movimientos de este tipo a lo largo de su historia, movimientos que han buscado, y se han consolidado, en leyes constitucionales de las ciudades coloniales que, poco a poco, iban fusionándose en unidades políticas superiores. El Gran Renacer (religioso) de principios del XIX, fue un ejemplo. Otro movimiento de distinto signo fue el opuesto a la guerra de Vietnam, que influyó decisivamente en la retirada definitiva de Nixon. De lo cual e deduce de que cada uno es de un signo muy variado.
El más decisivo fue la rebelión contra los impuestos del Té, que originó la guerra d la Independencia, y al que alude el Tea Party con su nombre. Estoy seguro que al finado J. François Revel, gran ensayista experto en EEUU, le hubiera encantado asistir al Tea Party, que encaja perfectamente en la tipología de la sociedad americana que él admiraba.
Los movimientos de este tipo son una tradición muy fecunda en EEUU, una tradición que emerge de sus propia sociedad, muy mal comprendida en Europa y España. Las reacciones de nuestros políticos, como Ruiz Gallardón, poco menos que diciendo que prohibiría en España algo así porque "rompería nuestro bipartidismo" (como si éste fuera modélico), demuestra la incultura de la clase política que padecemos. Por no hablar de algunos periodistas de todo signo, que sólo tienen tiempo de aprender las consignas que todos los días sus jefes les embuchan. Por ejemplo, que el Tea Party es ultra derechista.
Yo veo imposible, en una sociedad dormida como la nuestra, un movimiento que salga a defender la unidad de la nación en peligro, por ejemplo. Sin embargo, ¿No estaría justificado? Ese movimiento habría de tener un amplio espectro político, en caso de que quisiera tener audiencia. Por supuesto, hay partidos que han cuajado precisamente con esta idea, pero no son movimientos civiles de amplio espectro, aparte de que se llevan mal entre ellos.
Es que estas cosas no se improvisan. Una manera de creer, un sistema de creencias en el que, irremediablemente, "estamos instalados" (Ortega y Gasset), no se cambio en generaciones. Se quiera o no,  creemos en algo que no cuestionamos, y sobre eso edificamos nuestras ideas, aparentemente racionales, pero que se sustentan en esa sólida base que es la premisa de todo. Un individuo puede cambiar sus creencias por medio de la lógica, el aprendizaje, el contraste con la realidad; pero una sociedad no se cambia tan fácil. Sobre todo porque hay una edad del hombre en la que se aprehende con avidez, y se aprehende del entorno social y de los valores imbricados en la lengua, y esos sentimientos son difícilmente cambiables.
No quiero decir que hay sociedades superiores a otras. Sólo digo que hay que tener en cuenta ciertas cosas, y que las formas se basan en profundas creencias que no son transplantables. La persecución sangrienta que sufrieron en Europa los Pilgrims de 1620 les hacía creer firmemente en la libertad de conciencia, creencia determinante, en mi opinión, en la cristalización del espíritu nacional norteamericano. La libertad religiosa fue la partera de la libertad civil.

(1) "En el nombre de Dios, amen. Nosotros, los abajo firmantes, leales súbditos de nuestro
soberano señor, el Rey James, por la gracia de Dios, Rey de Gran Bretaña, Francia e
Irlanda, defensor de la fe, etc.
Habiendo emprendido, por la gloria de Dios y la propagación de la Fe cristiana, y por el
honor de nuestro rey y de nuestro país, un viaje para fundar la primera colonia en el norte
de Virginia, por la presente, solemne y mutuamente en presencia de Dios, y de cada uno de
nosotros, acordamos y nos constituimos todos unidos en un órgano político civil,
encaminado a nuestra mejor ordenación y preservación y a la consecución de los fines
mencionados; y en virtud de la presente, aprobamos y nos dotamos de leyes justas y
equitativas, ordenanzas, decretos, instituciones y organismos, según convenga para el
bienestar de la colonia: a lo que prometemos todos la debida sumisión y obediencia. En
testimonio de todo ello inscribimos nuestros nombres al pie de esta declaración, en Cape
Cod, el día 11 de noviembre, en el año del reinado de nuestro señor y soberano James,
décimo octavo rey de Inglaterra... AD. 1620".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Luis,

porqué llamas a lo de nuestros políticos incultura cuando realmente quieres decir autoritarismo antidemocrático?

Porque en democracia, todo movimiento de una autoridad destiando a paralizar o entorpecer una alternativa a su poder, que no esté expresamente autorizado es profundamente antidemocrático.

Estos no sólo lo hacen, además lo dicen.

Augusto

www.MiguelNavascues.com dijo...

sí, es verdad. Pero creo que además ellos creen que tienen razón. Sí, creo que Gallardón está convencido de lo que dice. Cree en la democracia restringida, teledirigida por una clase política, que "es la que sabe".