Ha sido de larga tradición, desde la muerte del dictador, que el Banco de España se haya escudado siempre en las deficiencias del mercado laboral. En cualquier crisis de la economía española, siempre, cualquier gobernador, ha aludido al mercado laboral para explicar los problemas económicos. Véase desde Mariano Rubio, LA Rojo, etc....
El actual no podía ser menos: así, el otro día, vino a decir que "los bancos no podrán dar créditos mientras el paro siga tan alto" (sic).
Lo que pasa es que esta vez el disco suena ya demasiado rallado. O es el señor que está rallado. O es la institución (eso seguro). Decir esto, tal y como están los bancos españoles ("la mejor y más sólida banca del mundo"), es una provocación, por lo menos a la inteligencia. Es decir, el problema de España es que hay mucho paro; y ese problema es la causa (no la consecuencia) de los problemas bancarios. Parece ser que los bancos están en perfecto estado de revista, anhelantes de se disipen los 5 millones de parados para empezar a dar crédito.
Ya se habrán dado cuenta por dónde van los tiros. Los tiros van por esta doctrina de la izquierda española (el sujeto es de izquierdas) que dice que la economía que realmente importa es el mercado de trabajo. Lo demás, el mercado de capital, la transparencia, la facilidad de crear empresas, la homologación de las instituciones con Europa, la adecuación de la oferta laboral a la demanda (educación), la creación de un entorno empresarial propicio al capital riesgo, todo, eso, como que todos los días cierran 300 empresas por falta de demanda y de crédito, eso, se la resbala a la izquierda. Es que es una izquierda la mar de elitista. Es una izquierda que cree en la dirección desde arriba, en la burocracia asfixiante, que les permite ir y venir en clase business de acá para allá por el continente, pues ellos son los que saben, mon Dieu.
Eso que es la cultura productiva, se la resbala, porque entonces perderían su influencia en la sociedad. Ellos lo que quieren es ser los ulemas ideológicos, los iluminatis de los salones, y una sociedad próspera, con millones de empresas y autónomos ricos, bien tratados fiscalmente, les suena poco ideológico. No les gusta. Les gusta el sector público, las alfombras, los hoteles de cinco estrellas de Bruselas, y una sociedad así, productiva y autónoma del poder, les parece casposillo. Lo sé, porque lo he mamado toda la vida. Lo chachi es el sector público, lo que hay debajo, la calle por la que van en una limusine oficial, caspa, votantes y caspa.
El señor gobernador prefiere tratarse con Trichet, ese otro banquero de postín que quebró nada menos que el Crédit Lyonnais, el mayor banco de Francia, y como recompensa le hicieron presidente del BCE. Y entre los dos, a poner a parir a todo el mercado laboral. Con gran alborozo, claro de la prensa "especializada", como "Expansión". No les gusta encontrarse con críticas (como las de aquí, por-que-por-que) a cómo NO han resuelto la crisis, el patatal, en el que ellos mismos han metido a la banca europea. O el dolor en el que han hundido a millones de familias en Grecia, Irlanda, y ahora Portugal. ¡qué fácil, eh! decir que la culpa la tiene el mercado laboral, o sea, los trabajadores! ¡vaya izquierda de los c...s!
No se dan cuenta que la caspa la tienen ellos, pero dentro de la cabeza.
Por eso los mejores economistas bajo su ala protectora se dedican a eso: una dedicación excesiva de recursos al mercado laboral. No se extrañen si los foros dependientes de su ala protectora se dedican casi exclusivamente, obsesionantemente, a eso, y no dicen nada de la reforma bancaria, por ejemplo. O de la política monetaria, por ejemplo, a la que han renunciado analizar.
Cada vez que oigo hablar del mercado laboral, me dan ganas de liarme a tomatazos.
El actual no podía ser menos: así, el otro día, vino a decir que "los bancos no podrán dar créditos mientras el paro siga tan alto" (sic).
Lo que pasa es que esta vez el disco suena ya demasiado rallado. O es el señor que está rallado. O es la institución (eso seguro). Decir esto, tal y como están los bancos españoles ("la mejor y más sólida banca del mundo"), es una provocación, por lo menos a la inteligencia. Es decir, el problema de España es que hay mucho paro; y ese problema es la causa (no la consecuencia) de los problemas bancarios. Parece ser que los bancos están en perfecto estado de revista, anhelantes de se disipen los 5 millones de parados para empezar a dar crédito.
Ya se habrán dado cuenta por dónde van los tiros. Los tiros van por esta doctrina de la izquierda española (el sujeto es de izquierdas) que dice que la economía que realmente importa es el mercado de trabajo. Lo demás, el mercado de capital, la transparencia, la facilidad de crear empresas, la homologación de las instituciones con Europa, la adecuación de la oferta laboral a la demanda (educación), la creación de un entorno empresarial propicio al capital riesgo, todo, eso, como que todos los días cierran 300 empresas por falta de demanda y de crédito, eso, se la resbala a la izquierda. Es que es una izquierda la mar de elitista. Es una izquierda que cree en la dirección desde arriba, en la burocracia asfixiante, que les permite ir y venir en clase business de acá para allá por el continente, pues ellos son los que saben, mon Dieu.
Eso que es la cultura productiva, se la resbala, porque entonces perderían su influencia en la sociedad. Ellos lo que quieren es ser los ulemas ideológicos, los iluminatis de los salones, y una sociedad próspera, con millones de empresas y autónomos ricos, bien tratados fiscalmente, les suena poco ideológico. No les gusta. Les gusta el sector público, las alfombras, los hoteles de cinco estrellas de Bruselas, y una sociedad así, productiva y autónoma del poder, les parece casposillo. Lo sé, porque lo he mamado toda la vida. Lo chachi es el sector público, lo que hay debajo, la calle por la que van en una limusine oficial, caspa, votantes y caspa.
El señor gobernador prefiere tratarse con Trichet, ese otro banquero de postín que quebró nada menos que el Crédit Lyonnais, el mayor banco de Francia, y como recompensa le hicieron presidente del BCE. Y entre los dos, a poner a parir a todo el mercado laboral. Con gran alborozo, claro de la prensa "especializada", como "Expansión". No les gusta encontrarse con críticas (como las de aquí, por-que-por-que) a cómo NO han resuelto la crisis, el patatal, en el que ellos mismos han metido a la banca europea. O el dolor en el que han hundido a millones de familias en Grecia, Irlanda, y ahora Portugal. ¡qué fácil, eh! decir que la culpa la tiene el mercado laboral, o sea, los trabajadores! ¡vaya izquierda de los c...s!
No se dan cuenta que la caspa la tienen ellos, pero dentro de la cabeza.
Por eso los mejores economistas bajo su ala protectora se dedican a eso: una dedicación excesiva de recursos al mercado laboral. No se extrañen si los foros dependientes de su ala protectora se dedican casi exclusivamente, obsesionantemente, a eso, y no dicen nada de la reforma bancaria, por ejemplo. O de la política monetaria, por ejemplo, a la que han renunciado analizar.
Cada vez que oigo hablar del mercado laboral, me dan ganas de liarme a tomatazos.
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