Todos parecemos resignados a ver caer la fatua sobre el euro, una resignación fatalista e impotente. La caída del euro sería una entrada en una zona nunca visitada, la hasta hace 4 años próspera Europa cayendo a plomo sin saber muy bien dónde agarrarse.
debe ser por esa impotencia manifiesta que Barry eichengreen y otros proponen que sean potencias exteriores las que se hagan cargo del euro: más o menos como EEUU hizo con los países latinnoamericanos cuando el plan Brady. Sería la única manera de que alguien tomara una iniciativa en vez de acusarse mutuamente y proponer medidas que no llevan a nada.
¿Y quiénes serían esos dioses que nos harían el favor de sacarnos de nuestra miseria en la que nosotros nos hemos metido? Eichengreen dice que el G-20, con una gran implicación de los países asiáticos, sobrados de dólares, y el FMI. Ambos interesados en salvarse ellos mismos del sutnami que provocaría la explosión del euro. Juntos podrían. A ello se añade que Asia no tiene mercados financieros desarrollados para reinvetir sus excedentes: de ahí su preferencia por los títulos extranjeros.
El otro día preguntaba yo de dónde iba a salir el dinero para recapitalizar la banca, no ya la de Grecia, ¿sino de España, Italia, Francia...? Es claro que la Europa rica ha llegado a su límite: primero porque no es rica: Alemania tiene una deuda del 83% del PIB, lo que la llevaría fácilmente al 100% si se pusiera a comprar la deuda que se hunde a cambio de un bono europeo, el cual, rápidamente, perdería la categoría AAA, y luego la AA... una pesadilla para la Alemania que está todavía con las heridas de la hiperinflación de Weimar abiertas.
Asia está trufada de dólares; la banca europea necesita dólares; de EEUU no se puede esperar mucho en un año electoral en el que el Tea Pary va a estar a la caza de heterodoxos... cualquier ayuda de Bernanke, sería mirada como lesa patria.
Asia, dice Eicheengren, tiene una excelente oportunidad de salvarse a sí misma y además invertir en un buen negocio, pues su ayuda sería titularizada en bonos convertibles. Todo se canalizaría a través del G-20 y el FMI y con un esquema similar al de los bonos Brady. (ver detalles en el original.)
No sé qué posibilidades tiene este plan tan ambicioso; lo que sé es que se ha llegado al límite de capacidades de Europa misma, que ya no tiene ni recursos ni ideas para desfacer el entuerto que tan entusiásticamente montó hace 12 años. El euro nos ha empobrecido y seguirá haciéndolo si no se inyecta capital en Europa, capital que puede ser rentable para los países ahora mismo excedentarios (ya sabemos por qué lo son: por deslealtad comercial en forma de tipos de cambio controlados).
A mí la propuesta de Eichengreen me parece factible, pero es que, además, es la única viable ahora que se han agotado las nuestras. Pero cuando leo las opiniones de ayer del siniestro Schaüble diciendo que la austeridad es la única salida del euro -es decir, el camino del griego, una depresión de caballo que siempre avanza por delante de tus esfuerzo por ahorrar- Me pregunto si estos personajes sin talla serían capaces de decir NO a un plan como éste. Estamos en un punto inconcebible, de riesgo de caer en una posición de caos irreversible, y cualquier esperanza que frene la fatalidad...
debe ser por esa impotencia manifiesta que Barry eichengreen y otros proponen que sean potencias exteriores las que se hagan cargo del euro: más o menos como EEUU hizo con los países latinnoamericanos cuando el plan Brady. Sería la única manera de que alguien tomara una iniciativa en vez de acusarse mutuamente y proponer medidas que no llevan a nada.
¿Y quiénes serían esos dioses que nos harían el favor de sacarnos de nuestra miseria en la que nosotros nos hemos metido? Eichengreen dice que el G-20, con una gran implicación de los países asiáticos, sobrados de dólares, y el FMI. Ambos interesados en salvarse ellos mismos del sutnami que provocaría la explosión del euro. Juntos podrían. A ello se añade que Asia no tiene mercados financieros desarrollados para reinvetir sus excedentes: de ahí su preferencia por los títulos extranjeros.
El otro día preguntaba yo de dónde iba a salir el dinero para recapitalizar la banca, no ya la de Grecia, ¿sino de España, Italia, Francia...? Es claro que la Europa rica ha llegado a su límite: primero porque no es rica: Alemania tiene una deuda del 83% del PIB, lo que la llevaría fácilmente al 100% si se pusiera a comprar la deuda que se hunde a cambio de un bono europeo, el cual, rápidamente, perdería la categoría AAA, y luego la AA... una pesadilla para la Alemania que está todavía con las heridas de la hiperinflación de Weimar abiertas.
Asia está trufada de dólares; la banca europea necesita dólares; de EEUU no se puede esperar mucho en un año electoral en el que el Tea Pary va a estar a la caza de heterodoxos... cualquier ayuda de Bernanke, sería mirada como lesa patria.
Asia, dice Eicheengren, tiene una excelente oportunidad de salvarse a sí misma y además invertir en un buen negocio, pues su ayuda sería titularizada en bonos convertibles. Todo se canalizaría a través del G-20 y el FMI y con un esquema similar al de los bonos Brady. (ver detalles en el original.)
No sé qué posibilidades tiene este plan tan ambicioso; lo que sé es que se ha llegado al límite de capacidades de Europa misma, que ya no tiene ni recursos ni ideas para desfacer el entuerto que tan entusiásticamente montó hace 12 años. El euro nos ha empobrecido y seguirá haciéndolo si no se inyecta capital en Europa, capital que puede ser rentable para los países ahora mismo excedentarios (ya sabemos por qué lo son: por deslealtad comercial en forma de tipos de cambio controlados).
A mí la propuesta de Eichengreen me parece factible, pero es que, además, es la única viable ahora que se han agotado las nuestras. Pero cuando leo las opiniones de ayer del siniestro Schaüble diciendo que la austeridad es la única salida del euro -es decir, el camino del griego, una depresión de caballo que siempre avanza por delante de tus esfuerzo por ahorrar- Me pregunto si estos personajes sin talla serían capaces de decir NO a un plan como éste. Estamos en un punto inconcebible, de riesgo de caer en una posición de caos irreversible, y cualquier esperanza que frene la fatalidad...
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